domingo, 21 de octubre de 2007

Murcia es diferente / Antonio Campillo*


En las últimas elecciones municipales y autonómicas, el PP de Valcárcel no sólo revalidó su mayoría absoluta en la Asamblea Regional y en dos tercios de los municipios de la Región, sino que batió su propio record en casi dos puntos, con lo que la comunidad murciana volvió a confirmar la posición alcanzada en las elecciones de 2003 y se ha consolidado como la comunidad más conservadora de toda España.

Lo curioso es que el PP de Valcárcel, después de ejercer durante más de doce años ininterrumpidos un monopolio casi absoluto del poder político, tanto regional como municipal, ha conseguido que el peso de la Región de Murcia sea completamente irrelevante en la política nacional, que estemos enfrentados a cara de perro con varias comunidades autónomas (Cataluña, Aragón, Castilla-La Mancha y Andalucía) y con el actual Gobierno central, que seamos percibidos por el resto de España como unos irresponsables derrochadores de nuestros recursos hídricos y unos corruptos depredadores de nuestro patrimonio natural y cultural, y, por si todo eso no fuera suficiente, que sigamos estando a la cola de las comunidades españolas en la mayor parte de los indicadores de bienestar social: pensiones, salarios, precariedad laboral (sobre todo entre jóvenes, mujeres e inmigrantes), sanidad, educación, acceso a la vivienda, infraestructuras culturales, innovación tecnológica, sostenibilidad ambiental, etc. Y, a pesar de todo eso, una mayoría de electores ha seguido dando su voto a unos dirigentes tan manifiestamente incompetentes.

Porque el hecho de que sean incompetentes no quiere decir que sean tontos. Al contrario, son extremadamente listos, tan listos como para haber construido un sólido régimen clientelar y haber hecho creer a muchos murcianos que todos sus males se reducen a la falta de agua, y que la culpa de esa supuesta falta de agua la tienen los otros, los “antimurcianos”: manchegos, aragoneses, catalanes, socialistas, comunistas, ecologistas, etc. Este victimismo engañoso y simplista, que aquí se repite machaconamente día tras día, fuera de aquí es percibido como una simple muestra de subdesarrollo politico y cultural. Dicen que el nacionalismo se cura viajando. Y eso también vale para el nacionalismo hidráulico murciano. De hecho, hay muchos profesionales, científicos y artistas murcianos que han acabado exiliándose de esta Región. Un dato muy significativo: en las últimas elecciones, el partido más votado entre los murcianos que viven fuera de la Región, no fue el PP sino el PSOE.

Cuando uno viaja por Europa, le llama la atención el enorme prestigio de Zapatero y la admiración hacia muchas de sus iniciativas en política exterior, derechos sociales, etc. Sin embargo, en este pequeño rincón de España, Zapatero es la encarnación de todos los males. Recientemente, el CIS ha hecho pública una encuesta realizada en las 13 comunidades que celebraron elecciones el pasado 27 de mayo. En esta encuesta vuelve a ponerse de manifiesto la excepcionalidad de nuestra Región: Zapatero aventaja a Rajoy en casi todas las comunidades españolas (incluidas comunidades del PP como La Rioja, Castilla-León y Valencia), con la excepción de Murcia y Madrid. Es en Murcia donde Zapatero obtiene la peor nota (4,16) y Rajoy la mejor (4,96), aunque el líder del PP ni siquiera aquí alcanza el aprobado. Confieso que no consigo comprender el masoquismo de mis paisanos. Sobre todo sabiendo, como sabe cualquier persona bien informada, que la Región de Murcia, precisamente por sus malos indicadores sociales, es una de las principales beneficiarias de las políticas sociales y de los fondos públicos aportados por el gobierno de Zapatero en temas tan decisivos como la igualdad de género, la educación, la sanidad, la vivienda, la integración de los inmigrantes, la mejora de las pensiones y del salario mínimo, etc.

Pues no, señor, Zapatero es muy malo porque “no nos quiere dar agua”. Y eso en una Región que no ha sufrido nunca cortes de agua, ha incrementado su superficie de regadío en un 25% y ha tenido una tasa de crecimiento por encima de la media nacional. La mentira es demasiado clamorosa para cualquier observador imparcial. Sin embargo, los murcianos siguen viviendo de espaldas a la realidad. En la citada encuesta del CIS, todas las comunidades consideran que los principales problemas sociales son, por este orden, el paro, la vivienda, la inmigración y la inseguridad callejera. Pues bien, Murcia es la única que considera la falta de agua como el principal problema (43,8%), seguido de la inmigración (39%), la inseguridad (32,5%) y sólo en cuarto lugar la vivienda (21%). Porque el PP regional no sólo ha sabido vender a los murcianos la moto del Agua para Todos, sino también la moto del Ladrillo para Todos. Y ahora estamos empezando a sufrir las consecuencias de esta segunda quimera, que tanto las asociaciones ciudadanas como los informes de instituciones nacionales e internacionales han venido anunciando y denunciando desde hace tiempo: por un lado, la crisis de la insostenible especulación inmobiliaria, con sus secuelas económicas, laborales, recaudatorias, etc.; por otro lado, la acumulación de los problemas sociales y ambientales derivados de un urbanismo salvaje; por ultimo, la rendición de cuentas de los cargos corruptos ante los tribunales de Justicia.

Ante todas estas secuelas con las que ahora nos encontramos, hay una pregunta que no podemos dejar de hacernos: ¿hasta cuándo va a seguir la clase dirigente murciana echando la culpa a otros de sus propios errores? Y, sobre todo: ¿hasta cuando van a seguir apoyando los murcianos a unos gobernantes mentirosos, incompetentes e irresponsables?

* Miembro del Foro Ciudadano y catedrático de la UMU

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La Asociación de Vecinos del Llano del Beal, remitió el pasado mes de
agosto un escrito a la Consejería de Cultura, denunciando que Portmán
Golf además de desmantelar la excavadora de la cantera Brunita, ha hecho
lo mismo con otra de las dos grandes excavadores que quedaban en la
Cantera los Blancos III.
La asociación ha solicitado a la Consejería que tome las medidas
oportunas y actúen de forma urgente para que se proteja la única
excavadora modelo Ruston-Bucyrus 25, que queda en dicha cantera, para
que no sea también desguazada impunemente.

Al parecer, las excavadoras están incluidas en el catálogo del
patrimonio minero que tiene el servicio de patrimonio histórico de la
CARM, pero no han realizado ninguna acción sancionadora. Al final,
parece que el catálogo es papel mojado mientras no esté recogido en los
planes de ordenación o comunicado a los propietarios. El caso es que los
atentados contra el patrimonio se suceden con absoluta impunidad.

Anónimo dijo...

Pues hace falta que los docentes seamos capaces de proponer un ideal progresista en nuestra labor educadora. Porque la derecha machaca cada día su neoliberalismo y ese simplismo cultural denunciado en el artículo. Si no nos desembarazamos nosotros de los miedos, ¿qué vamos a transmitir? Por eso Educación para la ciudadanía se hace imprescindible, aunque se debería hacer de ptra forma. El peligro es, precisamente, convertirla en la doctrina que critica la derecha, en vez de utilizarla como instrumento de liberación.

Anónimo dijo...

Murcia es diferente (?) Una cultura de la corrupción muy asentada (?) Desde los partidos políticos y diferentes "instituciones democráticas" se negocian las corruptelas, ya que está pringao hasta el tato, como dicen por ahí (?)

Para que se perpetúe la corrupción institucionalizada hay que tener en cuenta y saber identificar a aquellos que proveen protección e impunidad, generalmente vinculados al sistema judicial, político y policial. Al igual que a los operadores de la corrupción (negociadores o chantajistas y recaudadores) encargados de inducir al comportamiento transgresor. Otros elementos importantes son los amedrantadores, es decir, quienes tienen un comportamiento mafioso. Pero yo, como antropóloga, me interesaría aún más por l@s que pretenden anestesiar o neutralizar culturalmente a las personas que denuncian la corrupción, mediante diversas técnicas: difamación pública, modalidades intimidatorias que conllevan la muerte social de dichos individuos, incluído estar fuera del mercado laboral, etc. Y, finalmente, no olvidar a los encargados de lavar el dinero o de convertir en legítimo el dinero que proviene de la corrupción de una manera sutil pero también puede ser muy visible.

Un saludo. Elena

Anónimo dijo...

Para botón una muestra:

"La relación edípica con el presidente regional le ha valido al ínclito Pedro Sáez el nombramiento de asesor en el Consejo Jurídico Regional. Todo un carrerón en el firmamento del mundo de la abogacía murciana que se pregunta entre perpleja y risa floja el por qué de este entusiasmo del PP - el de Ramón Luis no el otro, el bueno - con un hombre que hace algunos años se manifestaba próximo al PSOE, incluso participando en campañas electorales.

Por todo ello las preguntas que nos formulamos y se formulan otros son consecuentes: ¿ Qué tiene Pedro Sáez López que no tengan decenas de abogados militantes o simpatizantes del partido popular? ¿Hasta dónde llega el blindaje jurídico de los Valcárcel, que algunos piensan que está muy extendido?. Hay algunas preguntas más que dejamos para un próximo comentario. Canela fina.

Finalmente añadir que estos entrañables azotes en las inmaculadas nalgas de don Pedro, no deben interpretarse como una crítica, sino como el estado de opinión en el mundo informado de la excelente abogacía murciana, lleno de aristas pero amante de la rectitud moral y la justicia. Que por uno no pase. Nosotros nos lavamos las manos....¡Ah, y hoy me he tomado la pastilla!"

Cano Vera

Anónimo dijo...

¡Qué perfil ha trazado Antonio Campìllo sobre Murcia y los murcianos!. Somos muchos los que nos identificamos con todo lo que expone, pero ni somos importantes, y una carta al director de cualquier periódico pasa desapercibida (si es que la publican), ni, precisamente por eso, tiene eco nuestra voz. Pero si eso, a modo de manifiesto, hay que firmarlo, seremos muchos los firmantes.
Gracias, señor Campillo por esa claridad de ideas y por la valentía de dicirlo en voz alta y clara.