La crisis se come por los piés a Valcárcel y su gobierno de doce con muy pocas excepciones mientras la corrupción entre algunos de sus fieles ha acabado para siempre con un mayor recorrido político en un partido que desea volver a contarnos con cierta credibilidad aquello del centro reformista y donde ya no caben elementos de extrema derecha, como nuestro inefable presidente y el núcleo duro de sus consejeros, por estar pasados de fecha, de tiempo y de edad.De ahí que haya intentado estrategicamente colocar de presidente ejecutivo de "Caja Murcia" al capo huertano Antonio Sánchez Carrillo, de momento sin mucha suerte, para financiar sus propios negocios familiares en plena crisis del interbancario y, de paso, guardarle el sillón para cuando tenga que salir corriendo de su cargo a instancias del abogado Diego de Ramón. Su colisión con el "clan Egea" es ya algo más que un desencuentro en el peor momento de Carlos y Cristina para poder mantenerse en las finanzas de tercer nivel y en el Parlamento Europeo.
De ahí su interés también por realizar el innecesario aeródromo de Corvera, más que nada por los millones de metros cuadrados a recalificar en su entorno con la excusa de ser un polo de atracción. Ahí está el negocio, como en Cope y Contémpolis, crédulos más que crédulos, y no en unas instalaciones cuya rentabilidad nadie se atreve a certificar con la enorme mutación que estamos viendo en la aviación comercial de todo el mundo y la supresión de rutas a gran escala. Peligra hasta San Javier en caso de una imprevisible crisis fiscal de cierta envergadura.
Valcárcel también baraja, en complicidad con Mendoza y en competencia con Miguel Ángel Cámara, acabar de rector en la UCAM en un manejo ansioso de posibilidades de salida aunque no parezca recomendable que resida luego en nuestra región sin la protección inherente a su actual condición presidencial. Ahora vive Valcárcel un verdadero problema de incertidumbre existencial con miedo de fondo, por la zozobra a que lo somete De Ramón pidiendo a los fiscales, en nombre de un cliente madrileño, que lo investiguen en varios frentes dando pistas.
Lo cierto es que a quien habría que cambiar realmente es a un presidente agotado, políticamente envilecido, más pendiente ya de sus negocios privados que de sus obligaciones públicas, escapado en parte de la pirámide de intereses caciquiles que lo ha venido manejando durante años, para intentar ir por libre, y ahora sin rumbo político y noqueado por una crisis que le viene grande, en parte originada por su enorme ignorancia de por dónde va el mundo en el siglo XXI.
Es fácil comprobar como habla de oído de casi todo. Su cultura general es muy deficiente. No entiende de casi nada excepto algo de la vida de Salzillo. Siglo XVIII. En las reuniones de Génova 13 apenas habla para no hacer el ridículo. Y en los congresos del partido, siempre come aparte con su esposa. Pero está bien medido por todos. Lo perciben como un pobre hombre.
Él intenta por eso poner fin con plazo, antes de la agonía política, al desastre de su paso por San Esteban pero sus verdaderos mentores, con Sánchez Carrillo y el empresario murciano afincado en Madrid, Luis del Rivero, a la cabeza, desean perpetuarlo mientras saque votos con el señuelo del agua y les haga enriquecerse impunemente.
Pero se tiene que limitar a seguir manteniendo el tipo, que para eso le pagan, y bien, por exigencia de quienes más se aprovechan de su estatus. No lo dejan ni que opte al Senado ni al Parlamento Europeo. Lo tienen tan "cogido" que lo quieren quieto en Murcia para "ordeñarlo". Si se mueve, es "hombre muerto", políticamente se entiende.
Cambiar pues ahora algunos consejeros es una salida en falso porque Valcárcel no puede diluir su propia responsablidad política sobre el desastre profundo en el que se ha sumido a la Región, con un puro cambio de nombres, porque la solución es de concepto. El problema es él y la trama de la que forma parte; ni el PP ni los consejeros, posiblemente nombrados a instancias de terceros, aunque la mayoría no funcionasen en la bonanza ni vayan a funcionar en la crisis.
Apenas por eso hay comunión entre el presidente y el grueso del gabinete, del que en privado habla pestes dentro de un estilo muy propio del personaje. Hay que ver como pone más que verde a alguna consejera con mucho más bagaje profesional pero políticamente inmoral. Aunque suele hablar mal de casi todos para intentar ocultar sus propias y graves carencias, incluso con mentiras propaladas sobre algunos de ellos. Demuestra así lo que es.
Le ha cogido especial manía al ex rector de la UMU, José Ballesta, de Obras Públicas, Vivienda y Transporte, y Constantino Sotoca de Empleo y Formación. Y verdadera inquina a Juan Antonio De Heras, Presidencia, e Inmaculada García, Economía, Empresa e Innovación amén de peón de Francisco Marqués, en una clara reacción de mediocre sin solución de continuidad. Todos son intelectualmente muy superiores a un muy primario y provinciano Valcárcel.
Que es esencialmente lo que representa el núcleo duro que le rodea: Antonio Cerdá, Joaquín Bascuñana y José Pablo Ruiz Abellán, tres elementos de dudosa catadura democrática y que no tienen nada que ver con la nueva imagen que desea transmitir el PP a nivel nacional.
La nueva secretaria general, Dolores de Cospedal, aplicará más pronto que tarde una cirugía en el, deprimido y sin pulso, PP murciano para sacar cuanto antes de la galería a quienes no hacen creíble la renovación ideológica en marcha. No hay que descartar hasta una salida del propio Valcárcel por elevación hacia ningún sitio a partir del próximo curso político.
Mientras tanto, los consejeros presumiblemente caídos en desgracia, son la economista cartagenera María Ángeles Palacios, Sanidad, ante la quiebra del Servicio Murciano de Salud; el licenciado madrileño recriado en Beniel, Juan Antonio de Heras, por su clara incompetencia en Presidencia al no saber ni por dónde empezar para mejorar la imagen pública de Valcárcel y su gobierno, acaso empeorada desde su llegada; el bioquímico sevillano y ex rector de la UPCT, Juan Ramón Medina Precioso, Educación, Ciencia e Investigación, "quemado" tras la decisión personal del presidente de autorizar Arquitectura en la UCAM ante su abulia; y la abogada e inspectora de Hacienda aguileña, Inmaculada García, quien ha logrado vertebrar por libre una trama propia en el suroeste de la Región, al margen de las directrices y participación de Sánchez Carrillo como factótum visible de una poderosa hidra de tres cabezas, al menos.
La remodelación de finales de este mismo mes de agosto o, a lo sumo, tras la Feria de Murcia, afectará, casi con toda seguridad, a la mitad del actual gabinete. Y los nombres pueden ser De Heras, Medina Precioso, Palacios y García. No hay que descartar incluso la salida de Bascuñana, Política Social, Mujer e Inmigración, ante sus relaciones familiares con "Trampolín Hills" y la advertencia en la Fiscalía Anticorrupción y de Criminalidad Organizada de un afectado, sobre Valcárcel y algunas de sus decisiones político-administrativas profundas.
Valcárcel ya ha iniciado discretamente los contactos en San Esteban un par de veces por semana en plenas vacaciones aunque se puede estar encontrando con muchas negativas a sus ofertas. Siguiendo la estrategia de Zapatero, a la postre puede rellenar con jóvenes del PP fieles a él, como Ascensión Carreño y Pedro Antonio Sánchez. No tanto con Juan Carlos Ruíz, más conocido en medios internos como "El Mamporrero" por sus grandes aunque discretos servicios a un amigo importante. O con altos funcionarios de carrera ansiosos por trepar.
No parece que peligre en Cultura, Juventud y Deporte la continuidad de Cruz, por su más que brillante gestión de altura pese a las críticas de una falsa izquierda cultureta algo envidiosilla; la de María Pedro Reverte, por su dominio de la Administración y la Hacienda Públicas en plena negociación con el Estado sobre su aportación aparte de la elaboración del proyecto de Presupuestos de la Comunidad Autónoma; ni la de Constantino Sotoca, ante el enorme reto del reciclaje formativo de la mano de obra cesante con un presupuesto de 50 millones de euros, lo que es un pastón para como están de tiesas las arcas públicas regionales.
La duda menor es Ballesta, su sucesor en la sombra auspiciado desde fuera de su entorno, fracasado a la hora de sacar, de verdad, adelante con rotundidad, el proyecto del aeródromo de Corvera. Aquí puede pasar de todo; desde que lo mande a su casa por "egeista-camarista", hasta que apostate y acabe de vicepresidente. Ya no se espera que vuelva el malogrado Gómez Fayrén, a un paso de abandonar la política en favor de su despacho e intereses varios.
Tampoco parece que vaya a salir de Agricultura y Agua, Antonio Cerdá, por el clientelismo conseguido entre los regantes y el mundo rural con la demagogía hídrica y las subvenciones a un campo arruinado; ni José Pablo Ruíz Abellán, pese al fracaso turístico y del consumo durante los últimos meses. Estos tampoco saben que llevamos ya casi una década de siglo XXI y permanecen mentalmente ambos en el nacional-catolicismo, con un claro problema de identidad. Son políticamente una pareja de hecho que forma trío con el Presidente mientras Bascuñana hace las veces de palmero.
De esta vieja guardia, sólo Bascuñana está dudoso por la derrota que pueda seguir en los tribunales el caso de La Zerrichera y también por donde pueda derivar ahora lo que se cuece en Campos del Río con "Pronamur", el polígono industrial y las recalificaciones urbanísticas pendientes o realizadas. Tiene todas las trazas de un "Waterloo" murciano atizado desde Gran Vía y Plaza de Romea por manos que se intuyen muy resentidas.
Finalmente, parece que Benito Mercader, Desarrollo Sostenible y Ordenación del Territorio, artífice de una falsa política ambiental en puro beneficio del ladrillo, también seguirá en su puesto, pese a la fuerte contestación social en medios de la sociedad civil y el fracaso de casi todas sus iniciativas. No tiene nivel pero ahí está en su papel de figurante de una gran ficción verde.
De momento, aquí no se mueve nadie, ni Valcárcel, pese a ser agosto y caluroso. El silencio del Presidente tiene preso del pánico político a todo el Consejo de Gobierno porque hasta pudiera suceder un golpe de timón al optar por un gabinete de nuevo cuño en su totalidad, si en estas semanas es capaz de convencer a gente potable de formar un gabinete de salvación regional muy por encima de los intereses de partido y de amiguetes. Yo no descartaría nada de nada.
