domingo, 23 de mayo de 2010

La intelectualidad francesa reconoce al español Vidal-Beneyto su contribución al progreso del pensamiento contemporáneo




PARÍS.- La intelectualidad francesa, comenzando por Edgar Morin, ha reconocido esta semana la contribución del profesor español, José Vidal-Beneyto, al progreso del pensamiento contemporáneo occidental durante un acto celebrado en la Embajada de España en París, al que asistieron más de 200 selectos invitados y se produjeron siete escogidas intervenciones.

El embajador español en la República Francesa, Francisco Villar, lo calificó de 'excepcional personalidad universal' y de un 'gran conspirador', en sentido positivo, porque siempre lo fue a favor de una verdadera democracia en España. Y tras reconocerlo como un 'europeista convencido', reveló que trabajó 'por el refuerzo de nuestras relaciones con Francia'.

La ex diputada, ex secretaria de Estado y ex ministra francesa Catherine Lalumière definió al intelectual español como 'un precursor de la dimensión europea', imaginativo, apasionado, infatigable...

El ex secretario general de la UNESCO y ex ministro español, Federico Mayor Zaragoza, buen conocedor de quien fue su estrecho colaborador tras llegar a París, resaltó su cosmovisión, su mediterraneidad, su afán de construir una alternativa a la globalización sólo financiera, su predilección por el futuro...

Reveló a los presentes que Vidal-Beneyto se definía como 'amigo de Edgar Morin, al que calificaba de su maestro, su hermano mayor'. Y luego su último pensamiento, decepcionado, de que en España 'la democracia se nos ha muerto por apatía y hay que resucitarla'.

'Era un gran conmocionador, un movilizador, "gratis et amore", que repartía esperanza desde la rebelión y nos ha legado el tesón para no recorrer dócilmente los senderos que nos trazan los que han hecho de la Tierra un mercado', sostuvo este catedrático de Bioquímica y amigo personal.

'Ahora nos queda su palabra', dijo finalmente, en alusión al último libro de Vidal-Beneyto, incompleto pero suficiente, "La corrupción de la democracia", que acaba de salir a las librerías españolas de la mano de 'Catarata', quien ha escrito el prólogo.

El pensador francés y europeo, Edgar Morin, dijo al hablar de Vidal-Beneyto, que era 'una fuerza de la Cultura, resistente ante esa misma naturaleza' y 'resistente hasta con la resistencia'.

La princesa María Teresa de Borbón-Parma reconoció su trabajo, siempre interesado, por España, por Europa, por América, por el Mediterráneo... 'Era un hombre de acción", dijo convencida antes de expresar que, 'decir Pepín, es una abreviación que no significa simplificación'.

El director de 'Le Monde Diplomatique', el profesor y periodista de origen español Ignacio Ramonet, comenzó diciendo lo mucho que le motivaba a Vidal-Beneyto su compañera Cécile para su reconocida imaginación creativa. 'Tenía un entusiasmo positivo que le movía a tener creatividad, era optimista y sabía contagiar su optimismo'.

También aludió a que Morin 'era su referencia permanente', a quien luego comprendió como 'organizador, motivador y movilizador', y se lamentó de su pérdida como 'profunda en el liderazgo del movimiento altermundista en España'.

Finalmente, el prestigioso abogado español Juan Antonio Cremades, ex presidente de la Cámara de Comercio Española en Francia y ex miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de París, constató que 'Pepín iba por delante, era constante, eficaz y fantástico junto a Cécile, abierto a América Latina y al Mediterráneo'.

La madre de su hija Vera y compañera inseparable e infatigable de Vidal-Beneyto en los últimos treinta y cinco años, la socióloga Cécile Rougier, agradeció las intervenciones y la asistencia de todos los presentes, entre quienes estaban, además, el intelectual francés Alain Touraine, la viuda del teórico francés Abraham Moles, el profesor español en París, Javier de Lucas, la directora general adjunta de la UNESCO, Françoise Riviere, el profesor y periodista francés, Denis Jeambar, el cónsul general de España en París, Carlos Carderera, y los embajadores de España ante la OCDE, Cristina Narbona, y el secretario general de la Unión Latina, José Luis Dicenta.

También asistió una representación de alumnos españoles, becados para su postgrado en el High European Studies College Miguel Servet, de París, fundado en su día por Vidal-Beneyto gracias a la colaboración de La Sorbona con la Universidad Complutense. Y su amigo y discípulo en esta Universidad, el murciano Francisco Poveda, igualmente en calidad de profesor y periodista.

Presidente José Blanco / Por Jesús Cacho

Esta semana, el ex secretario de Política Económica argentino Federico Sturzenegger, doctor en Economía por el MIT y profesor visitante en Harvard, además de presidente del público Banco Ciudad de Buenos Aires, a quien en 2001 correspondió la tarea de negociar con el FMI la reestructuración de la deuda externa argentina, llamaba muy animado a un amigo economista español para, tras darle el pésame (“¡Argentina tuvo su default y me temo que ustedes están en puertas!”), preguntarle su opinión sobre la oportunidad de dar el salto a Madrid para explicar cómo se aborda un proceso semejante aprovechando la experiencia por él acumulada. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha venido a España para, de la mano de Garzón, darnos lecciones sobre cómo debe ser nuestra Justicia, y los economistas argentinos -muy buenos, por cierto-, quieren enseñarnos a reestructurar nuestra deuda tras la que consideran inevitable bancarrota de nuestro Tesoro público. Bello panorama. El economista madrileño respondió asustado a Sturzenegger que ni hablar de ese viaje: no está el horno español para esos bollos.

La caldera ibérica está tan caliente, tan entreverada de rumores, tan cabreada, que desde hace semanas por las oficinas bancarias desfila un río de gente preguntando qué pueden hacer con su dinero para sacarlo fuera. “Todos se excusan y aclaran”, aseguraba este viernes a un grupo de periodistas de El Confi un banquero madrileño, “que lo quieren hacer dentro de la legalidad y pagando sus impuestos, pero demandan cómo les puedes ayudar, en qué podrían invertir, dónde lo harían. Calculo que de los que preguntan solo una cuarta parte se decide a moverlo, pero, en definitiva, lo que está ocurriendo pone de manifiesto la tremenda inquietud de la gente”. Sensación de que el mal ya está hecho y solo cabe apechugar con las consecuencias. Toca pagar la cuenta de la descabellada política de gasto público puesta en marcha por Rodríguez Zapatero para taponar las vías de agua de una crisis que había negado con vehemencia durante casi dos años. Resulta que el cuantioso déficit engendrado en arreglar aceras y comprar votos no ha servido para reactivar la economía y mucho menos para frenar la caída del empleo.

La deriva es conocida, pero no por eso deja de ser necesario insistir en ella. En apenas dos años España pasó de un superávit presupuestario del 2,2% a un déficit equivalente a 11,4 puntos del PIB, en una alocada carrera hacia el precipicio de la quiebra. Es la velocidad a la que ha crecido esa deuda, más que su porcentaje sobre el PIB, lo que ha resultado espectacular: nada menos 313.000 millones de euros en un par de años, 2008 y 2009, bienio al final del cual el paro rebasa ya el 20% de la población activa, y la crisis se ha llevado por delante a más de 141.000 empresas inscritas en la Seguridad Social. Gasto improductivo. Como asegura mi admirado Carlos Sánchez en este diario, “el déficit público no se debe a que el Gobierno se haya gastado el dinero en suavizar el ajuste, sino al efecto combinado de una política de gasto público equivocada y a una brutal caída de los ingresos derivada del ladrillo. No estará de más recordar, por si acaso, que el gasto en desempleo representa tres puntos del PIB (la cuarta parte del desequilibrio), y que las dos terceras partes de ese dinero se financia con cuotas de empresas y trabajadores. La cobertura de desempleo, por tanto, no es responsable de tamaño déficit. Ni siquiera la crisis financiera (España es uno de los países que menos dinero ha destinado a la banca). La pasta se ha ido en planes que no han servido para enderezar la situación”.

Damnificados del zapaterismo por millones

No han enderezado la situación, sino que la han agravado. Tras negarse en redondo a pactar planes de ajuste con la oposición cuando aún era posible hacerlo sin necesidad de operar a corazón abierto, y ello porque se lo prohibía “la ideología”, los amos de Europa le han impuesto a uña de caballo un duro plan de recorte del gasto público justo en el momento en que a España ya se le habían cerrado las puertas del crédito. El plan de ajuste aprobado el jueves en Consejo de Ministros reduce a pura hojarasca la “política social” del zapaterismo. A los casi cinco millones de ciudadanos en paro encantados con José Luis Rodríguez hay que añadirle ahora los millones de funcionarios recortados, los millones de pensionistas congelados, y lo que está por llegar, esa gran masa de clases medias a cuya renta el genio de León va a meterle un buen bocado también por culpa de “la ideología”. Desde los tiempos de Pablo Iglesias, al PSOE siempre le ha dado buenos resultados darle caña a ricos y a curas. Solo que ahora la riqueza no está en manos de la nobleza terrateniente de antaño, de la que afortunadamente apenas queda rastro, sino que responde al trabajo de millones de ciudadanos que con su esfuerzo han acumulado un pequeño patrimonio como garantía de su vejez y aval para su descendencia.

Ni que decir tiene que los ricos de verdad, las grandes fortunas españolas que tienen su dinero a buen recaudo se disponen a obsequiar al malandrín que nos preside con un monumental corte de mangas. De momento se dedican a asesorarle, caso de Emilio Botín, porque eso es gratis. Lo peor, con todo, es la sensación de desconcierto en que navega el Gobierno. Su falta de expertise es tan grande, la improvisación tan notoria, que sus errores se acumulan en cadena acuciado por la necesidad de tapar una chapuza con la siguiente. Zapatero vuela ya con plomo en las alas, y hay quien dice que está políticamente muerto. Así se lo habría manifestado a un empresario que lo llamó para felicitarle por el coraje demostrado con las medidas de ajuste: “esto tiene un coste electoral y personal también; por eso no quiero ser candidato para las próximas generales”. La figura emergente, el reemplazo, se llama José Blanco López, Palas de Rey, Lugo, 48, hijo de peón caminero y de modista, actual ministro de Fomento, cuya carrera hacia el Poder parece haber despegado en la última semana con la fuerza de un cohete.

Desde el arranque de la legislatura, en medios del PSOE se daba por descontado el protagonismo de Blanco como eventual sucesor de Zapatero para el caso de que éste decidiera no volver a ser cabeza de lista. Lo ocurrido en las dos últimas semanas, sin embargo, ha dado un giro copernicano a esa percepción. Ruptura en dos fases. Cuando el pasado 12 de mayo el propio Zapatero presentó una moción de censura contra ZP, José Blanco no tuvo más remedio que arremangarse para tratar de suplir en primera persona las limitaciones de Leire Pajín. El ministro se pega entonces como una lapa al discurso del presidente, y así aparece en La Noria vendiendo demagogia a espuertas, con un lenguaje muy agresivo contra el PP. El mismo tono mantiene en la sesión de control al Gobierno del pasado miércoles, donde, en ausencia de ZP y de las vicepresidentas, se convierte en el rey del mambo. Entre ambas fechas, el omnipresente vicesecretario general del PSOE tiene respuesta para todo y para todos en defensa de los recortes sociales del Ejecutivo visitando media docena de platós de televisión y otros tantos estudios de radio, además de aparecer en entrevistas varias en prensa.

Blanco actúa como Presidente alterno

Pero de repente algo ocurre o alguien le aconseja un cambio de guión: la vía elegida de pegarse a ZP solo puede llevarle a hundirse con ZP. Si no quiere acabar con su carrera política antes de tiempo, necesita marcar distancias y articular un discurso propio. No puede convertirse en un calco de Zapatero, en una copia en sepia del de León si bien con más entusiasmo. El caso es que en los últimos días el lenguaje del lucense parece haber cambiado de rumbo de forma un tanto drástica. Ha empezado por algo tan elemental, y revolucionario al tiempo tratándose de este Gobierno, como contar la verdad o al menos intentarlo: España no puede mantener un nivel de inversión propio de países mucho más ricos. “Ya nada será como antes”. De ahí a anunciar que los españoles disfrutan de un Estado del Bienestar que no pueden permitirse solo hay un paso. “No hicimos mucho por atajar la burbuja inmobiliaria” (El País este viernes). Las consecuencias serán graves. “Este escenario presupuestario durará muchos años”. Sobrado de talento, como ya demostró llegando a acuerdos con Esperanza Aguirre, Blanco parece haberse dado cuenta de que el político que diga la verdad, o simplemente algo que se acerque a ella, tendrá la mitad del camino andado, porque eso es precisamente lo que está pidiendo a gritos una ciudadanía harta de sofismas, cuando no mentiras a palo seco.

Senda ésta vedada para un Zapatero cuya falta de credibilidad ya es lugar común. Está por ver si el cambio de estrategia del de Fomento se confirma, y si está más o menos pactado con su amigo y mentor. “Pepe Blanco no se va a enfrentar nunca con Zapatero, pero si hará lo posible para que la gente le visualice como una alternativa a Zapatero”, asegura un barón del PSOE. El resultado es que en los últimos días Don José Blanco está actuando como Presidente alternativo del Gobierno, mucho más que como candidato a la sucesión. Su ambición es conocida: “A Pepe Blanco solo le interesa el Poder, no el contenido de la política que hay que hacer para llegar al Poder”. El ministro cuenta en su Grupo Parlamentario con un grupo de fieles con quienes se reúne a almorzar de forma periódica en Sepúlveda, gente joven que reniega de las ensoñaciones de ZP y desde hace meses viene reclamando no solo la necesidad de ajustar los PGE, sino de adoptar reformas estructurales básicas. El propio líder del grupo se encargó hace tiempo de advertirles que “el día que veáis a Pepe Blanco criticar a Zapatero, significará que la sucesión en el PSOE ha comenzado”. Eso parece.

El hombre fuerte del Gobierno ZP / Por Fermín Bocos

Como ministro, hasta hace un par de meses, le llamaban Don José; ahora, ante la que está cayendo, él mismo ha vuelto al papel de Pepe Blanco, vicesecretario general y escudo del PSOE.

Las circunstancias adversas ponen a prueba el temple de los políticos. Pepe Blanco, está demostrando un temple del que otros en el Gobierno carecen.

Empezando por el propio Zapatero, que parece demediado desde que anunció la congelación de las pensiones y el recorte del sueldo de los funcionarios y se quedó sin discurso ante los suyos.

Por no hablar de la vicepresidenta Salgado, responsable, sobre el papel, de la conducción de los asuntos económicos pero que está desaparecida.

Blanco, por el contrario, da la cara. Entre "ralentines" y síncopas traídas de su Galicia natal, pero da la cara.

Trata de explicar lo inexplicable del "zapatazo" a los pensionistas mientras el Gobierno se olvida de las "sicav" y otras ingenierías ideadas para tributar a la baja, pero resiste las preguntas incómodas de los periodistas o las interpelaciones envenenadas de los parlamentarios de la oposición.

Es un político a la vieja usanza. Dicho sea como encomio de quien acepta el debate sin rechazar el cuerpo a cuerpo.

El Gobierno tiene no sé cuantos ministros, pero parece que en este momento sólo Blanco y Rubalcaba brillan con luz propia -que Chacón permanezca en un discreto segundo plano tiene sentido dada la naturaleza de su encomienda-.

El resto -descontando a Gabilondo que no tiene carné-, están, pero nadie les espera pese a que nunca el Gobierno estuvo tan contra las cuerdas evidenciando la insoportable levedad política de un equipo ministerial hecho a la medida de las corazonadas de quien lo preside.

Ya digo, en estos momentos si salvan la cara es por Pepe Blanco. Propios y extraños admiten que es el hombre fuerte del Gobierno. Dada la personalidad de su jefe, yo, en su lugar, empezaría a preocuparme.