domingo, 2 de septiembre de 2012

Cayo Lara (IU): "España necesita la imagen de un banquero en la cárcel"

MADRID.-  El coordinador federal de Izquierda Unida (IU), Cayo Lara, considera imprescindible "la depuración de todas las responsabilidades" en lo que respecta a la crisis financiera y en ese sentido cree que España "necesita la imagen de un banquero en la cárcel".

"Esa imagen de alguna gente detrás de alguna reja está siendo necesaria" ha aseverado y también admite que hay diputados que "merecen" ir al paro por las medidas que se están adoptando.
Cayo Lara asegura no tener "un odio particular a ningún banquero", pero entiende que esa imagen está siendo demandada por la sociedad española por que "no puede ser que se marchen de rositas" los responsables de "arruinar" a entidades bancarias y de hacer "una sangría de los recursos públicos".
Aunque ya hay dos procesos en marcha sobre la crisis del sistema financiero, Izquierda Unida también se plantea "algún tipo de acciones judiciales" habida cuenta de la negativa del PP a abrir una comisión de investigación en el Congreso.
"Hay muchos responsables de lo que ha pasado -sostiene-. Se ha dado dinero sin controles, se ha endeudado mucha gente, y han endeudado al país, lo han dejado hecho un desierto económico. Han creado mucho sufrimiento, mucho drama, todo auspiciado por un modelo que ha estado apoyado por los poderes políticos".
El líder de IU se pregunta qué es lo que pretende "ocultar" el PP al rechazar una y otra vez la creación de una comisión sobre el origen de la crisis financiera. "Nos queda que hay vinculaciones clarísimas y hay intereses muy oscuros y ocultos que nos interesa que salgan a la luz -ha apuntado-.

Ante la circulación de esta noticia en Facebook y otras redes sociales, se ha apuntado lo siguiente:

"Pues yo sé de uno de Murcia que debiera ser el primero cuando se destape públicamente todo lo que ha hecho en los últimos años y, si hace falta, facilito pistas".

Otoño caliente / Ignacio Ramonet

Como si las vacaciones de verano fuesen un manto de olvido que disipase la brutalidad de la crisis, los medios de comunicación han tratado de distraernos con dosis masivas de embrutecimiento colectivo: Eurocopa de fútbol, Juegos Olímpicos, aventuras estivales de ‘famosos’, etc. Desean hacernos olvidar que una nueva andanada de recortes se avecina y que el segundo rescate de España será socialmente más lastimoso… Pero no lo han conseguido. Entre otras razones, porque los audaces aldabonazos de Juan Manuel Sánchez Gordillo y el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) han roto el conjuro y mantenido la alerta social. El otoño será caliente.

En una conversación pública mantenida en agosto pasado (1) con el filósofo Zygmunt Bauman coincidíamos en la necesidad de romper con el pesimismo imperante en nuestra sociedad desengañada del modo tradicional de hacer política. Debemos dejar de ser sujetos individuales y aislados, y convertirnos en agentes del cambio, en activistas sociales interconectados. “Tenemos el deber de tomar el control de nuestras propias vidas –afirmó Bauman–. Vivimos un momento de grave incertidumbre donde el ciudadano no sabe realmente quién está al mando, y esto hace que perdamos la confianza en los políticos y en las instituciones tradicionales. El efecto en la población es una situación constante de miedo, de inseguridad… Los políticos sugestionan a los ciudadanos para que siempre tengan miedo, y así poder controlarlos, constreñir sus derechos y limitar las libertades individuales. Estamos en un momento muy peligroso, porque las consecuencias de todo esto afectan nuestra vida diaria: nos repiten que debemos tener seguridad en el trabajo, mantenerlo a pesar de las duras condiciones de empleo y de precariedad, porque así obtendremos dinero para poder gastar... El miedo es una forma de control social muy poderosa”.

Si el ciudadano ya no sabe quién está al mando es porque se ha producido una bifurcación entre poder y política. Hasta hace poco, política y poder se confundían. En una democracia, el candidato (o la candidata) que, por la vía política, conquistaba electoralmente el poder Ejecutivo, era el único que podía ejercerlo (o delegarlo) con toda legitimidad. Hoy, en la Europa neoliberal, ya no es así. El éxito electoral de un Presidente no le garantiza el ejercicio del poder real. Porque, por encima del mandatario político, se hallan (además de Berlín y Angela Merkel) dos supremos poderes no electos que aquél no controla y que le dictan su conducta: la tecnocracia europea y los mercados financieros.

Estas dos instancias imponen su agenda. Los eurócratas exigen obediencia ciega a los tratados y mecanismos europeos que son, genéticamente, neoliberales. Por su parte, los mercados sancionan cualquier indisciplina que se desvíe de la ortodoxia ultraliberal. De tal modo que, prisionero del cauce de esas dos rígidas riberas, el río de la política avanza obligatoriamente en dirección única sin apenas margen de maniobra. O sea: sin poder.

“Las instituciones políticas tradicionales son cada vez menos creíbles –dijo Zygmunt Bauman– porque no ayudan a solucionar los problemas en los que los ciudadanos se han visto envueltos de repente. Se ha producido un colapso entre las democracias (lo que la gente ha votado), y los dictados impuestos por los mercados, que engullen los derechos sociales de las personas, sus derechos fundamentales”.

Estamos asistiendo a la gran batalla del Mercado contra el Estado. Hemos llegado a un punto en que el Mercado, en su ambición totalitaria, quiere controlarlo todo: la economía, la política, la cultura, la sociedad, los individuos… Y ahora, asociado a los medios de comunicación de masas que funcionan como su aparato ideológico, el Mercado desea también desmantelar el edificio de los avances sociales, eso que llamamos: “Estado de bienestar”. 

Está en juego algo fundamental: la igualdad de oportunidades. Por ejemplo, se está privatizando (o sea: transfiriendo al mercado) de forma silenciosa la educación. Con los recortes, se va a crear una educación pública de bajo nivel en el que las condiciones de trabajo estructuralmente van a ser difíciles, tanto para los profesores como para los alumnos. La enseñanza pública va a ­tener cada vez más dificultades para favorecer la emegencia de jóvenes de origen humilde. En cambio, para las familias acomodadas, la enseñanza privada va a conocer seguramente un auge mayor. Se van a crear de nuevo unas categorías sociales privilegiadas que accederán a los puestos de mando del país. Y otras, de segunda categoría, que sólo tendrán acceso a los puestos de obediencia. Es intolerable.

En ese sentido, la crisis probablemente actúa como el shock, del que habla la socióloga Naomi Klein en su libro La Doctrina del shock (2): se utiliza el desastre económico para permitir que la agenda del neoliberalismo se realice. Se han creado mecanismos para tener vigiladas y bajo control a las democracias nacionales, para poder aplicar (como está pasando en España y pasó antes en Irlanda, Portugal o Grecia) feroces programas de ajuste vigilados por una ­nueva autoridad: la troika que ­forman el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo; unas instituciones no democráticas cuyos miembros no son elegidos por el pueblo. Instituciones que no representan a los ciudadanos. 

Y sin embargo, esas instituciones –con el apoyo de unos medios de comunicación de masas que obedecen a los intereses de grupos de presión económicos, financieros e industriales– son las encargadas de crear las herramientas de control que reducen la democracia a un teatro de sombras y de apariencias. Con la complicidad complaciente de los grandes partidos de gobierno. ¿Qué diferencia hay entre la ­política de recortes de Rodríguez Zapatero y la de Mariano Rajoy? Muy poca. Ambos se han ­inclinado servilmente ante los especuladores financieros y han obedecido ciegamente a las consignas eurocráticas. Ambos han liquidado la soberanía nacional. Ninguno de los dos tomó decisión política alguna para ponerle freno a la irracionalidad de los mercados. Ambos consideraron que, ante los dictados de Berlín y el ataque de los especuladores, la única solución consiste –a semblanza de un rito antiguo y cruel– en sacrificar a la población como si el tormento inflingido a las sociedades pudiera calmar la codicia de los mercados.

En semejante contexto, ¿tienen los ciudadanos la posibilidad de reconstruir la política y de regenerar la democracia? Sin duda. La protesta social no cesa de amplificarse. Y los movimientos sociales reivindicativos se van a multiplicar. Por ahora, la sociedad española aún cree que esta crisis es un accidente y que las cosas volverán pronto a ser como eran. Es un espejismo. Cuando tome conciencia de que eso no ocurrirá y de que estos ajustes no son “de crisis” sino que son estructurales, que ­vienen para quedarse definitivamente, entonces la protesta social alcanzará probablemente un nivel importante. 

¿Qué exigirán los protestatarios? Nuestro amigo Zygmunt Bauman lo tiene claro: “Debemos construir un nuevo sistema político que permita un nuevo modelo de vida y una nueva y verdadera democracia del pueblo”. ¿A qué esperamos?

(1) En el marco del Foro Social organizado en el seno del Festival Rototom Sunsplash en Benicàssim (Castellón) del 16 al 23 de agosto de 2012. www.rototomsunsplash.com/es
(2) Naomi Klein, La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre, Paidós, Barcelona, 2007.

Valcárcel le comentó al Rey que podría irse en 2014

MURCIA.- El presidente de la Comunidad le comentó al Rey Juan Carlos, con motivo de la entrega de despachos de la Academia General del Aire el pasado mes de julio, que tal vez no seguiría en el cargo en 2014 si se cumplen sus planes de irse como candidato al Parlamento Europeo. El Rey suele acudir cada dos años a San Javier, por lo que el presidente le comentó que para entonces quizás ya no ejerciera como tal, según 'La Verdad'.

El Foro Ciudadano de la Región de Murcia ha comentado esta noticia en Facebook en los siguientes términos:
"Debería haberse ido hace mucho y siempre es mejor que se vaya cuanto antes -hoy mismo- antes que esperar a 2014. En cualquier caso su balance no va a cambiar: ha arruinado la región, sumido a la sociedad en la mayor crisis de los últimos 35 años, es el responsable máximo del mayor ciclo especulativo y de corrupción que ha conocido la región desde que existe como tal, ha permitido y alentado los mayores atentados mediambientales que conocemos, y ha degradado en general la vida pública y la calidad de la democracia en Murcia, alejando a los ciudadanos de la política. Puede irse cuando quiera".