domingo, 26 de mayo de 2013

El Mar Menor sólo renueva toda su agua cada doce meses y adolece de falta de oxigenación


MURCIA.-   Los profesores del área de Ecología de la Universidad de Murcia (UMU) Josefa Velasco, Arnaldo Marín y el investigador Javier Lloret y Carolina Bello han descubierto en una investigación que prácticamente la mayor parte de las lagunas costeras existentes presentan algún síntoma de impacto ambiental, y es frecuente observar en ellas problemas ambientales, sociales y hasta económicos derivados de su deterioro.

   Estos profesores han desarrollado el proyecto europeo de investigación 'Lagoons', realizado en cuatro lagunas costeras de Europa, cada una con sus diferentes realidades y desafíos, pero todas con una urgencia común: la necesidad de protegerlas de las enormes amenazadas a las que se enfrentan, según fuentes del Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
   Los científicos explican que la laguna costera del Mar Menor tiene muchos valores ambientales, pero actualmente sufre diversos problemas ligados al exceso de la urbanización, al cambio de uso del suelo y también a que la Rambla del Albujón ahora drena agua constantemente y aporta fertilizantes que han llevado a un cambio en la calidad de las aguas.
   Sin embargo, han descubierto que la Región de Murcia no es un caso aislado y han podido contrastar estos efectos en el Mar Menor y en otras tres lagunas costeras seleccionadas para llevar a cabo el estudio: la laguna de Vístula en Polonia; la Ría de Aveiro en Portugal y la laguna Tylygulskyi en Ucrania.
   Pese a que las lagunas costeras pueden parecer simples masas de agua de mar encerradas en el litoral, suelen ser lugares de gran belleza natural. Las ventajas naturales de las lagunas y los múltiples servicios ambientales que ofrecen han provocado que sean intensamente aprovechadas por el hombre. Sin embargo, esto se ha traducido en procesos de deterioro, aclaran los científicos.
   El ecólogo Arnaldo Marín destaca que "las principales amenazas en estas lagunas se deben a los cambios producidos por el hombre debido un uso poco sostenible de ellas; principalmente por la contaminación debida a las actividades turísticas, el exceso de urbanización, la pesca no regulada, la contaminación por pesticidas y metales pesados, la alteración de los flujos de intercambio de agua dulce y marina por la apertura permanente de bocas con el mar o la construcción de carreteras sobre el humedal".
   Según el investigador, el futuro de estas lagunas pasaría por controlar los impactos negativos a los que han sido sometidas y evitar que un incremento de la temperatura afecte o interaccione con los factores ya existentes y provoque un empeoramiento de la situación actual.
   La laguna del Mar Menor es un ejemplo de la problemática mediterránea, aunque es una laguna un poco más salada que las que se encuentran en este mar. Su agua se renueva una vez al año, dato llamativo si se compara con la laguna de Aveiro, laguna atlántica que renueva su agua una vez al día, o con la de Tylygulskyi en el Mar Negro, que no tiene nada de renovación.
   En cambio, su renovación es más parecida a la de la laguna de Vístula en Polonia, cuyo periodo de renovación del agua es de seis meses. La utilización de la laguna de Vístula en Polonia como puerto comercial y militar ha modificado su salinidad, pasando de ser una laguna prácticamente dulce a tener una salinidad baja, parecida a la del Báltico.
   Las cuatro lagunas estudiadas en este proyecto suponen escenarios distintos, pero cuando se analizan sus problemáticas "hay bastantes semejanzas, ya que se repiten los mismos problemas ambientales y las repercusiones en los ecosistemas son parecidas", explican los científicos.
   La finalidad del proyecto es analizar el cambio que las cuatro lagunas van a sufrir en el contexto del cambio climático global. Conocer qué características diferentes tienen y cuáles son sus problemas comunes, para intentar dar algunas recomendaciones futuras de protección que puedan generalizarse al resto de lagunas europeas.
   Pero lo novedoso de 'Lagoons' es que no se predecirán únicamente las consecuencias medioambientales que se van a derivar de los impactos sufridos por las lagunas, sino que la Comisión Europea exige que haya una interacción con la sociedad.
   En este proyecto los investigadores de la UMU han trabajado en  colaboración con un equipo multidisciplinar de científicos de las universidades de Aveiro (Portugal), Dundee (Reino Unido) y Odessa (Ucrania), junto con los centros de investigación Bioforsk (Noruega), IBW-PAN y SFI (Polonia), Instituto de Oceanografía de la Academia de Ciencias Rusa (Rusia), PIK (Alemania).
   "Colaborar con distintos grupos de investigación ha sido fundamental para este proyecto", afirma Marín, que asegura que su visión es ahora totalmente distinta a la que tenía al comienzo del trabajo.
   "Incorporar al estudio la visión de los distintos grupos sociales, es decir, saber cómo perciben los problemas de estas lagunas es algo que no se me hubiera ocurrido de no ser por las aportaciones del sociólogo con el que hemos trabajado. También hemos integrado a nuestro trabajo en Murcia nuevas metodologías recogidas de nuestros colegas de fuera".
   En la actualidad el Mar Menor es un mar cargado de nutrientes que ha hecho proliferar el plancton- pequeñas algas o animales que viven en la columna de agua- de una forma muy rápida y masiva y, con ello, la población de medusas que se alimentan de estos organismos ha encontrado las condiciones ideales para su forma de vida.
   Por esta razón, en las playas de la laguna en verano se detectan plagas de nuevas especies de medusas. Se trata de especies invasoras que han entrado a él y lo han modificado. Dos ejemplos son la Cotylorhiza tuberculata conocida como medusa de huevo frito y la Rhizostoma pulmo o medusa blanca.
   La única solución para frenar la entrada de estas nuevas especies sería reducir la entrada de los nutrientes procedentes de la agricultura en la laguna, tarea que corresponde a la Administración. Por el momento, como medidas de freno no se usa más abono del necesario para cultivar, se comprueba que las depuradoras funcionen adecuadamente antes de verter y se mantienen los humedales de alrededor de las lagunas para que actúen como sistemas naturales de filtrado del nutriente.
   Para introducir el punto de vista social en la investigación, en el caso de la laguna del Mar Menor se han llevado a cabo sesiones con los distintos sectores sociales afectados, como asociaciones de vecinos, agricultores, pescadores, responsables de los complejos hoteleros, ayuntamientos y la Comunidad Autónoma, entre otros.
   Según Arnaldo Marín se han recopilado datos objetivos y retroalimentación significativa sobre el potencial real de la laguna y también sobre sus principales debilidades. Finalmente, se presentarán posibles modelos o escenarios de desarrollo en donde habrán sido los colectivos involucrados los que han opinado y juzgado cual será el escenario más compatible con lo que ellos quieren para el futuro de las lagunas.
   Los datos obtenidos sobre la falta de oxigenación e incremento de algas en las aguas del Mar Menor ya se han trasladado al gobierno regional que está sensibilizado con el problema y estudia iniciativas para poner remedio a situaciones como la avalancha de medusas que alteran el baño de residentes y turistas.
   "Desde la presidencia nos han brindado todo el apoyo posible, han asistido a todas las reuniones, están supervisando el proyecto, e intercambiamos información. Una vez que el proyecto esté acabado un representante de la consejería viajará para ver el informe final del proyecto en Bruselas" destaca Marín.

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