martes, 26 de agosto de 2014

Mi pobre Murcia / Ángel Tomás Martín *

La economía política debe tener por objeto construir un gran proceso sin cesar renovado, poseedor de una visión real, dentro de una escala de valores, y en que sus partidarios y gestores se enfrentan con los de la intervención. Para ello, la economía debe ser una herramienta de pensar, reflexionar, proyectar y saber desarrollar. Lo que realmente importa es el plan, la tasa de crecimiento, la promoción social y la coexistencia pacífica. 

Demasiados gestores públicos carecen de la preparación suficiente, de la experiencia necesaria, y de los suficientes y difíciles dotes de dirección. Parece como si la fuente de creatividad y desarrollo, se hubiese secado. Lo que necesitamos es una doctrina de economía política liberal ampliamente concebida, sólidamente pensada y firmante fundada, que sirva para esclarecer, regir y ordenar nuestra política económica más conveniente.

 Centrándonos en nuestra Murcia, y con independencia de los desajustes presupuestarios, de las inversiones incomprensibles, casi faraónicas, no rentables y de amortización imprevisible, dos cuestiones de rabiosa actualidad merecen un ligero análisis, por el daño irreparable que han ocasionado o van a originar en el futuro. 

Una transcendental es negar el agua necesaria e imprescindible para el desarrollo de nuestra ejemplar agricultura y pilar básico de nuestra economía, producto de una ceguera, un egoísmo partidista y una falta de solidaridad intolerable; otra, la expulsión del Real Murcia de su división profesional por la deuda contraída con Hacienda.

EL AGUA.- La negativa del necesario y suficiente abastecimiento de agua es un tema controvertido y discutido hasta la saciedad. Para paliarlo, se ha pretendido mezclar uno de cada cuatro litros de consumo con aguas procedentes de desalinizadoras, propuesta incluso defendida por algún profesional titulado, pero con falta de conocimiento científico y de costes agrícolas. Jamás Murcia se mostró insolidaria en la distribución equitativa del Plan Hidrológico Nacional, siempre colaboró con los planes de desarrollo de otras regiones aportando experiencia, trabajo, inversión y colaboración, en la mayoría de los casos desinteresada. 

Otros políticos de manifiesta parcialidad y de egoísmo mal entendido, sí han luchado hasta conseguir la reducción de las dotaciones del Tajo para un beneficio inconfesable, o se interrumpió el transvase del Ebro con la pretensión de que sus aguas públicas les pertenecían, o perjudicaba compartirlas a su economía regional (falso de toda falsedad ya que el Ebro vierte al Mediterráneo inmensos caudales inaprovechados), y apoyan, incansables, recogerlas de nuevo en carísimas desalinizadoras, a coste de producción agrícola no competitivos, mientras nuestros productos, grandes colaboradores de nuestra balanza comercial exterior, sufren el castigo de las importaciones de similares productos, aunque de peor calidad, procedentes de lejanos países.

Cabe añadir que se ha comprobado científicamente, y publicado internacionalmente, que el agua desalinizada ni es potable ni apta para la agricultura, al no haberse podido eliminar, hasta ahora, ni el "sodio" ni el "boro", muerte segura de nuestro arbolado de frutales y agrios. Razón por la cual se están eliminando en California y Oriente Medio. El resultado final para nuestra economía regional es el empobrecimiento económico de la actividad y de las imprescindibles actividades colaterales.

 EL REAL MURCIA.- En cuanto al descenso obligado del Real Murcia por los impagos a Hacienda, el tema merecería un artículo exclusivo con la debida amplitud y sus repercusiones económicas, no sólo a la afición deportiva, sino a otros sectores económicos. Pero vamos a centrarnos en los daños económicos que la resolución va a originar a Murcia.

 Sin querer ser exhaustivos, se ocasionarán daños de consideración, entre otros a los siguientes colectivos y sectores de actividades diversas : 1.- Plantilla de profesionales y técnicos del Club. 2.- Plantilla total del personal al servicio del mismo (acceso, acomodación, limpieza, mantenimiento, seguridad, servicios médicos etc. etc.). 3.- Pérdida de contratos para agencias de publicidad, seguros, transportes públicos, fábricas de material deportivo, etc. 4.- Sector hotelero, restaurantes y bares, comercio de material deportivo local. 5.- Secciones deportivas de los medios de difusión, y desde luego la pérdida de recaudación de arbitrios municipales, y lamentable y curiosa perdida, también, en la recaudación de la Agencia Tributaria de Murcia de los impuestos de retenciones, renta de las personas físicas e IVA.

 La medida adoptada careció de un estudio previo más profundo de daños económicos derivados colaterales de gran cuantía, de que la afición y equipamiento humano del Club, así como proveedores directos e indirectos, son ajenos al incumplimiento de una obligación fiscal, y sobre todo que la reparación de daños y perjuicios necesitará años para su recuperación. Hasta en la actividad empresarial, para el caso de solicitar "Convenio de acreedores", la Ley apoya la continuidad y viabilidad de la empresa. 

La decisión adoptada, ha sido cuando menos de visión chata, falta de análisis y valoración de daños, y aparentemente de posibles intereses carentes de equidad. No admite discusión la obligatoriedad y cumplimiento de las obligaciones tributarias, pero no es menos cierto que existen otros caminos para castigar el fraude y su responsabilidad de fácil aplicación y sin perjuicio de terceros. El Fisco también ha sido el gran perdedor como consecuencia de las medidas jurídicas adoptadas.

 Como mencionábamos al principio, la economía murciana casi siempre pierde, y seguimos sin saber defender nuestros derechos, proteger nuestro producto interior bruto e impulsar el crecimiento y el empleo.

(*) Economista y empresario

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