jueves, 28 de mayo de 2015

Desguace / Ramón Cotarelo *

El martes, repuesto del aciago lunes, Rajoy convertía en triunfo la victoria pírrica de PP y como, cuando se gana, es tonto hacer cambios, dejaba todo según estaba, gobierno y partido y se proclamaba candidato para las elecciones de noviembre. El miércoles, ayer, sus propios ministros lo obligaban tomar medidas con  los más obvios responsables de la hostia que, según Barberá, se han dado. En primer lugar a Cospedal, cuya fabulosa incompetencia la ha llevado a perder víctima del chanchullo que hizo en la ley electoral para ganar. También quieren fuera a Aguirre, la gran derrotada. Rajoy hizo en su día de tripas corazón, rompió los lazos de amistad y lealtad con Botella, la esposa de quien lo puso a dedo en el cargo, y nombró a la condesa porque era la única que podía ganar las elecciones. Y las ha perdido. Como Cospedal. En realidad, Rajoy no debería sustituir solo a Cospedal. Debiera sustituirse a sí mismo. Es lo que le dicen algunos de sus barones. Pero eso jamás saldrá de él. Al contrario, se enfrentará por fin a Aguirre, que es la mayor amenaza a su dominio del partido. En realidad, si sigue en esa especie de amok que parece poseerla, la condesa es la mayor amenaza al propio partido como asociación, no ya de seres honrados, cumplidores y entregados a los demás, que eso está fuera de cuestión, sino simplemente como asociación de seres racionales. Una amenaza de desguace mental.

Aguirre es la principal aliada de Podemos, su altavoz, su agente publicitario, lo que estos necesitan para darse más importancia de la que tienen. Al convertirlos en el íncubo de sus obsesiones, la diana de sus ataques más neuróticos, los apuntala. Los de Podemos van a darse un festín con los votos de todos los que encuentran insufrible a Aguirre y son muchos. Los resultados electorales de Podemos han sido discretos. Los de C's, menos que discretos. Pero ahí están ambos, en los zuecos de IU y UPyD y en algunos lugares son decisivos. Determinantes, en ninguno. Por eso se agradece que alguien te saque del pelotón de cola, aunque sea llamándote soviético. Tampoco es tan extravagante en la dama en cuyo vocabulario aparecen con frecuencia los comunistas, los populistas, los terroristas, los etarras, los bolivarianos y, como quintaesencia, la anti-España, de tradicional fuste.

No obstante, algo no encaja en la última. Pedir un gobierno de concentración con Podemos en Madrid para luchar contra Podemos suena a delirio. Alguien probablemente ha informado a la condesa de que Carmena no es de Podemos y, por muy comunista que haya sido en el pasado, si ahora abjura de los soviets, sus pompas y sus obras, puede entrar en casa de gente bien. Podría entenderse como un intento de división de Podemos pero más parece parte de una estrategia consistente en armar cuanto más ruido mejor para conservar su posición en el PP y dar desde ella la batalla a Rajoy por la presidencia nacional. La alcaldía en sí le trae sin cuidado. Habiéndose reunido con Begoña Villacís, candidata de C's, Aguirre se sorprendía de las coincidencias entre su programa, el de los socialistas y el de C's, cosa insólita dado que ella no tenía programa.

Aguirre no tiene programa por la misma razón por la que su partido, el PP, no tiene ideología. Si le preguntan a Rajoy, dirá que es el partido del sentido común, como Dios manda. Consultando los textos del partido, de sus think tanks, las declaraciones de sus dirigentes e ideólogos, puede extraerse una especie de batiburrillo en el que aparece el humanismo cristiano, el liberalismo, el neoliberalismo, el tradicionalismo, el conservadurismo, el espíritu reformista, el nacionalismo, el pragmatismo, el autoritarismo, el monarquismo y la nostalgia franquista. En fin, el kit del partido de la derecha en España. Sin ideología. Una mera asociación de gente que mira sobre todo por su interés personal o de grupo en la administración de la cosa pública. Es una institución en la que una clase de administradores corruptos hace su carrera política a base de expoliar los recursos públicos. Lo llaman partido político, pero no lo es, sino un negocio para quienes militan en él y para sus allegados. Es obvio que esta entidad solo se mantiene unida si dispone del poder. Si lo pierde, se descompone. Precisamente porque no tiene más ideología que el lucro personal.

De ahí las reacciones de pánico en la organización a la vista de los resultados y el frenesí de Aguirre, que ya se ve como una Kerensky frente a Carmena, a quien Ussía llama Lenin con melenas. La desbandada de los barones y baronesas. La impagable rueda de prensa de Floriano. El pasmado silencio del cigarral toledano. La huída de Fabra, quien hubo de apurar las heces consolando a doña Rita sin despeinarla. Bauzá replegándose a su botica a curarse las heridas. Monago, vuelto a la nada. Rudi que nunca salió de ella. León de la Riva, Teófila Martínez, los broches de oro de una derecha municipal de tronío. Herrera, el de Castilla y León, aun habiendo ganado, su espíritu de castellano viejo le aconseja dimitir. No queda nada. No queda nadie. Es el partido más votado pero, de esta echada, solo parece que podrá gobernar con mayoría absoluta en Ceuta. "Bueno", pensará Rajoy, "si España, esta gran nación,  se reconquistó de los moros desde Asturias, bien puede reconquistarse ahora de los rojos desde Ceuta".

Pero hace falta un partido y en este momento no lo hay. Está más para desguace que para reconquistas. De ahí el peligro que tiene la envenenada propuesta aguirresca de un congreso de refundación. Aguirre, a quien Palinuro lleva unas fechas sacando parecidos, tiene muchas facetas. Esta de las pócimas tóxicas estilo congreso le viene de la de Medea, que era maga, mezclada con Circe, la que convertía a los hombres en cerdos y la Fedra que quiso envenenar a Teseo. Porque si Rajoy va a un congreso de refundación, no sale vivo. Y adiós esperanza de ganar las elecciones de noviembre tras haber convencido a la ciudadanía de cómo, gracias a su temple y sabiduría, el país ha salido de la crisis. En todo caso, para conseguirlo ha de recomponer el partido y tendrá que hacerlo a base de comisiones gestoras, nombramientos digitales, cambios impuestos. Es decir, desguazando el desguace.

Realmente, lo más sensato que este hombre puede hacer es disolver el Congreso y convocar elecciones anticipadas. Téngase en cuenta que este ímprobo trabajo de reconstrucción no impedirá que los tribunales de justicia sigan dando disgustos al gobierno y el partido. Es más, le situación puede llegar a un punto en que un tribunal llame a declarar al presidente del gobierno en uno de los procesos de la Gürtel en calidad de testigo. Así lo requiere la defensa de Willy "el Rata", exalcalde de Majadahonda y acusado en la Gürtel, a quien piden 50 años de cárcel. Supongo que, antes de comerse 50 años cualquiera llamaría a declarar como testigo a Dios padre. Tanto más a un mortal.

Menudo compromiso para Rajoy. Piénsese que los testigos comparecen bajo deber estricto de decir la verdad.

¡Que vienen los rojos!

Están frenétic@s. Desde la más empingorotada rabanera "neoliberal" hasta el último de los cientos, miles, de mamandurrios que tienen enchufados en las administraciones públicas; desde el jefe de una patronal de apandadadores y granujas que viven de esquilmar el erario hasta el último tertuliano pagado con dinero de los contribuyentes para lamer el trasero de los señoritos y calumniar a la izquierda. Graznan su espanto:
El triunfo de Carmena puede ser el fin de la democracia "tal como la conocemos", dice Aguirre. Un barbarismo típico de pedante ignara. Estaría bueno que Carmena fuera el fin de la democracia "tal como no la conocemos".Quizá hasta fuera más correcto porque la democracia y Aguirre tienen tanto que ver como el culo y las témporas. La carcunda franquista, hecha de meapilas, fascistas, ladrones sin adscripción política clara, sinvergüenzas cara al sol que más calienta, clérigos parásitos y pura imbecilidad carpetovetónica tradicional da el grito de alarma de ¡que viene el Frente Popular! ¡Que vienen los rojos! Iglesias quemadas, monjas violadas, curas asesinados, ancianos maltratados, propiedades confiscadas, el orden y la ley pisoteados... Echan mano de las mentiras y la propaganda de los delincuentes que gobernaron España de 1936 a 1975 y que sus herederos ideológicos y biológicos, hoy en el gobierno, han creído siempre con los ojos cerrados.

Y hoy es tan mentira como entonces. A lo que tienen miedo estos sinvergüenzas es a que la izquierda en los ayuntamientos y Comunidades Autónomas alce las alfombras, haga auditorías públicas de las cuentas, como viene pidiendo Palinuro hace días, y se descubra cuánto han robado. A que se conozcan los desfalcos, las mamandurrias, los enchufes, las pastuqui que se han llevado todos, absolutamente todos, desde los asistentes a la boda de la hija de Aznar, de los que, asombrosamente, todavía quedan algunos en libertad, hasta la espantosa Barberá y su vidorro a cuerpo de cachalote, pagado por los contribuyentes.

¡Que vienen los rojos!
 No son un partido político normal, sino una asociación de malhechores formada a fin de expoliar los caudales públicos con la excusa de ser un partido político. La política no les interesa ni les importa. De democracia saben tanto como de suahili. En los ayuntamientos y comunidades es en donde estos facinerosos han estado haciendo maravillas, robando, trampeando, estafando al erario, forrándose ellos y sus compadres y beneficiando a una recua de ladrones llamados empresarios, que vivían de los favores de sus compadres peperos, a los que pagaban cientos de miles de euros por sus asesorías verbales. Llevan veinte años robando en la administración local. Se han hecho de oro ellos, los Correas, los Bigotes, los Bárcenas, los Matas, los Matos, los Fabras, los Sepúlvedas, los Ortegas, los Granados, los Curitas, los Albondiguillas, una manga de ladrones, de esos que predicaban la mayor eficiencia de las privatizaciones. Claro, eficiencia para sus bolsillos.
Y a seis meses, quizá menos, de las generales que también perderán y asimismo estrepitosamente. Y ahí, la auditoría será aun más escandalosa. Porque en la administración local han robado lo que han podido pero en la central han robado hasta lo que no han podido. Aparte de los sobres que llevan veinte años repartiéndose producto de los latrocinios administrados en la caja B y que se han embolsado de nuevo todos, Aznar, Rajoy, Cospedal, Santamaría, Arenas, todos; aparte, digo, está la cuestión de con qué dinero se ha rescatado a los bancos y todas las empresas privadas que montaron como tapaderas de chanchullo en sus anteriores gobiernos y hoy tienen que liquidar, estilo autopistas radiales y otras mamandurrias milmillonarias. Qué han hecho con el dinero del fondo de reserva de las pensiones, que han esquilmado. En fin, en qué han empleado todo el dinero que han quitado a los colegios públicos, a la sanidad, a la investigación, a las universidades, a los parados, a los dependientes, a todos menos a los militares, los policías y los curas.
¡Que vienen los rojos! 
Están tan histéric@s que va a darles un ataque.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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