MURCIA.- Las movilizaciones de agricultores de Castilla La-Mancha pidiendo la
derogación del trasvase Tajo-Segura ante la supuesta escasez de caudales
en la cabecera ha hecho que los regantes murcianos piden un balón de
oxígeno al Júcar.
De hecho, el Ministerio de Agricultura estudia, a
instancias de la Confederación Hidrográfica del Júcar, una solicitud
llegada desde los regantes para que les autoricen la venta de 35 hm3 al
Sindicato Central de Acueducto Tajo-Segura aplicando el decreto de
sequía prorrogado hasta diciembre de 2016, según adelanta 'La Opinión'.
La venta de agua,
legal, coincide, sin embargo, con el nuevo capítulo abierto por los
regantes valencianos en su guerra contra el regadío de la provincia de
Alicante, a la que le niegan agua tanto para regar como para beber al
rechazar que se recupere la toma de Cortes de Pallás y, el último
episodio, la negativa a ceder los 12 hm3 desde el embalse de Alarcón.
Un
acuerdo que el Gobierno asegura sigue vigente, pero que debe plasmarse
en los próximos diez días en el plan de cuenca del Júcar antes de que
llegue definitivamente al consejo de ministros para su aprobación
definitiva. Paradójicamente, el agua del Júcar llegaría a Murcia y
Almería, provincias para las que si habría reservas en el Júcar.
Por
otra parte, la asociación agraria Jóvenes Agricultores alicantinos
lamentó ayer en un comunicado que esté en riesgo el envío de agua del
Tajo al Segura, la única cuenca de España que sufre un déficit
estructural de agua. Considera inaceptable que puedan llegar a anularse
los riegos que necesitan los cultivos de invierno, que están ahora en
pleno desarrollo y alerta de que las pérdidas, serían millonarias.
Asaja
considera que esta situación tan desastrosa es el resultado de la
gestión tan mala que ha protagonizado la clase política y alerta de que
adoptará todas las medidas que sean necesarias para evitar que Alicante
pierda un sector tan importante como el de la agroalimentación.
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