lunes, 27 de junio de 2016

Rajoy triunfa y será Presidente / Pablo Sebastián *

El Partido Popular ha ganado las elecciones generales del 26-J y su líder Mariano Rajoy de especial manera contra viento y marea. Contra todos y contra todo porque desde la mayor soledad, incluso frente a ciertos sectores del PP y de los poderes económicos -‘no estamos a las órdenes de nadie’ declaró Rajoy en la noche electoral- el líder del PP combatió los augurios de unas encuestas fracasadas y las peticiones de dimisión que le llegaron desde la oposición. De esos mismos líderes a los que Rajoy ha derrotado de manera implacable porque todos ellos perdieron votos y escaños lo que les obliga a facilitar el gobierno del Partido Popular.

Y si el triunfador de la noche electoral ha sido Rajoy el perdedor del 26-J ha sido Pablo Iglesias que se veía investido líder de la izquierda y de la oposición por delante del PSOE. Un Partido Socialista que logró conjurar el ‘sorpasso’ con el que les amenazaba Podemos y que aunque se dejó 5 escaños en las urnas hasta lograr el peor resultado de su historia reciente con 85 escaños (52 menos que el PP) se mantiene en el liderazgo de la izquierda y la oposición, lo que le permite a Sánchez seguir al frente del partido máxime cuando su adversaria Susana Díaz perdió en Andalucía frente al PP.

Y dura, aunque en nada determinante, fue la caída de C’S que perdió 8 escaños de los 40 que tenía, porque muchos de sus votantes han regresado al PP por causa del continuo ataque de Rivera a Rajoy y de los pactos fallidos de la investidura de Sánchez que apoyó Ciudadanos.
No obstante los grandes perdedores de esta batalla política en votos y en escaños han sido Unidos Podemos, la coalición de Podemos, IU y de sus confluencias que, lejos de convertirse en líderes de la izquierda y la oposición como esperaban, se han dado un severo batacazo. Víctimas de su permanente impostura, su programa inviable y su oportunismo ideológico llevado a niveles esperpénticos como los de presentarse con el disfraz de socialdemócratas y enemigos de los grupos anti sistema.

Puede que precisamente el miedo al ascenso de Podemos que habían anunciado las encuestas o que la incertidumbre que el Brexit acaba de lanzar sobre todo el territorio europeo hayan favorecido al PP en las últimas horas y provocado el salto hacia delante de Rajoy, quien sale muy fortalecido dentro y fuera de su propio partido. Pero cierto es también que el PP se ha podido consolidar como un sólido pilar -a pesar de sus escándalos de corrupción y de abuso de poder- para la recuperación económica y social del país y para la formación de un gobierno estable, lo que el PSOE difícilmente ahora le podrá negar.

Mariano Rajoy con 137 escaños en el Congreso de los Diputados y mayoría absoluta en el Senado debería ser investido Presidente con el apoyo o la abstención del PSOE y Ciudadanos porque España no puede permitirse un día más sin Gobierno. Y porque el PSOE se quedó a 52 escaños del PP, y además y con razón Sánchez ha roto sus puentes con Iglesias al que ayer culpó de la victoria del PP y de haber impedido un Gobierno de la izquierda tras las elecciones del 20-D.

Y no caben, en estas dramáticas circunstancias para España y para Europa, vetos personales contra Rajoy como los que Sánchez y Rivera han esgrimido meses atrás porque los españoles han hablado y no se puede cambiar en los despachos el veredicto de las urnas. Sobre todo porque puestos ahora a buscar responsabilidades políticas quien se debería de ir o dimitir son los que han perdido votos y escaños y esos son Sánchez, Iglesias y Rivera. Y esa ley no escrita de la dimisión del perdedor es la base de la cultura democrática europea y en este caso española, algo que los líderes derrotados de la oposición no deberían de olvidar, al menos a la hora de dejar que el ganador de las elecciones pueda gobernar.


(*) Periodista


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