lunes, 27 de junio de 2016

Y ahora quién va a poner vetos / Ignacio del Río *

Las segundas elecciones, la particular segunda vuelta prevista en nuestra Constitución, ha dado la razón a la estrategia de Rajoy tras el resultado del 20D. No presentó su candidatura a la investidura y los electores han comprobado durante estos seis meses cuál es la realidad y la comparación con los demás candidatos.

Los electores del PP se han movilizado y los ciudadanos tienen ya una experiencia acumulada que les permite valorar la deriva de los gobiernos de izquierda en ayuntamientos y Comunidades Autónomas apoyados por el PSOE. La izquierda radical, sectaria e indocumentada no es el modelo que quiere este país, porque no crea nada positivo, detiene el progreso y no traslada ninguna mejora a la sociedad. Ha sido un gran error de la dirección de Ferraz la de aupar a Podemos a los gobiernos de Madrid y Barcelona.

Tampoco es cierto que los nuevos partidos hayan sustituido o puedan sustituir a los partidos dominantes que protagonizaron la Constitución de 1978 y los 38 años de democracia. Se ha rechazado por segunda vez el discurso de la dicotomía entre la casta y los nuevos partidos. La suma de los diputados de PP y PSOE, 213 el 20D ha aumentado 9 escaños más, 222 el 26J, gracias al crecimiento de 14 diputados de los populares que ha neutralizado los 5 escaños perdidos por el PSOE.

El resultado obtenido por los socialistas es claramente un fracaso sin paliativos de Pedro Sánchez que ha llevado al histórico PSOE por segunda vez al peor resultado desde 1978 con 85 diputados. En cualquier democracia consolidada, el secretario general anunciaría esta misma noche su dimisión, después de someter al país al esperpento de una investidura fallida tras el 20D.

En su intervención ha culpabilizado a Pablo Iglesias del resultado obtenido por el PP y por el del PSOE, olvidando que su partido tenía 110 diputados en 2011 y ha liderado la oposición desde entonces. Un reiterado alejamiento de la realidad que no le van a permitir durante muchos días sus compañeros de Andalucía que de él dicen de todo, menos bonito. La presidenta de Andalucía ya le ha mandado un recado esta misma noche.

En el PSOE hay sin duda personas capaces que tienen suficiente experiencia acreditada en política para acordar con el PP una agenda de reformas básicas que el país necesita y un marco de estabilidad, especialmente con el reto de la redefinición de la UE tras el Brexit y el lio de Cataluña. Y después a vigilar en la oposición la labor del Gobierno, desde el rigor y la responsabilidad, para recuperar el espacio político que le ha comido la formación de Pablo Iglesias.

Las elecciones han demostrado que en la política la aritmética es una asignatura de difícil conjugación. La coalición de Pablo Iglesias y Garzón no ha funcionado como preveían. Ni crecimiento ni sorpasso. IU o lo que ha llevado en la mochila Garzón, no ha aportado nada, porque solo ha sido el dinamitero de las estructuras de IU y sus electores se han quedado en su casa.

El trió de perdedores lo completa Rivera que ha perdido una quinta parte de sus diputados. Su estrategia ha sido equivocada desde el 20D. Primero, convirtiéndose en el escudero y palafrenero de Sánchez en su fracasada investidura. Y después en su agresividad con Rajoy en el debate y durante la campaña.

A nadie se le pasa por la cabeza que un partido con el 13 por ciento de los votos pretenda condicionar la dirección de un partido que tiene el 30 por ciento de votos. Rivera además se ha equivocado en su comparecencia imputando el mal resultado íntegramente a la ley electoral. Con la misma ley electoral entró en el Congreso hace seis meses con 40 diputados.

El problema en estas elecciones no ha estado en la ley electoral. Ciudadanos si quiere permanecer en la política española tiene ser un partido con una implantación general en todas las Comunidades que hoy es muy desigual, con mejores políticos y algo más que Rivera only you.

Su trabajo en Cataluña ha sido muy meritorio, pero siendo la cuarta fuerza política con una diferencia de 105 escaños con el PP debe moderar la tendencia a dar lecciones a los demás. Ahora tiene la oportunidad de rectificar y comprender el momento político que vive España y Europa. Impulsar las reformas, apoyar críticamente al PP y madurar políticamente. Si se equivoca y no es útil a los electores puede acabar como Rosa Diez, en el averno de la política. Y si quiere ser un partido de centro debe tener clara que la equidistancia con el PP no puede ser el doble que la que practica con el PSOE.

Finalmente Rajoy sigue siendo fiel a sí mismo. La maquinaria del PP funciona desde la oposición y desde el Gobierno, lo que no es habitual. La recuperación de votantes es muy positiva, pero todavía quedan electores a los que tiene que incorporar y evitar errores de selección, de comunicación y de estrategia.

No va a ser fácil gobernar y la política de pactos tiene ser inteligente que es lo que reclaman los ciudadanos, lo que puede convertir un reto complejo en una oportunidad para el país.


(*) Abogado y Registrador de la Propiedad


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