Menudo éxito han obtenido los 17
dimisionarios y sus poderosísimos animadores, instigadores y
protectores. Querían destituir a Sánchez y lo han fortalecido. Lo han
convertido en un símbolo sin debilitar su posición orgánica.
Todo
tiene su explicación: el plante se urdió a toda prisa entre las
elecciones gallegas y vascas y la reunión del Comité Federal. Los
urdidores daban por descontado que Sánchez dimitiría entonces. Por eso
repetían la falsedad de que seguía perdiendo votos y no remontaba. Lo
cierto, sin embargo, es que sí remonta en condiciones muy difíciles con
respecto a la etapa de Rubalcaba, que fue quien hundió al PSOE.
Total,
Sánchez no dimitía, así que se montó el plante de los 17 entre rayos y
centellas en escena, con declaraciones explosivas de González y
editoriales incendiarios de El País, portaestandarte de la nueva Brunete.
Es decir, como siempre, mucho ruido y pocas nueces. La confesión de
González de "sentirse engañado" por Sánchez (una forma como otra
cualquiera de llamarlo mentiroso) se hacía revelando el contenido de una
conversación privada. Algo en verdad de baja calaña y visto como tal
por la opinión. En cuanto a El País, hasta la redacción se le ha
sublevado por los insultos al Secretario General socialista. El director
ha respondido que en la casa manda él. No es cierto pero, si le
consuela, se puede dejar en mero exabrupto.
El
plante terminó a lo largo de la jornada de ayer que vivió momentos
sublimes. En su arrogancia, no dudando de que esta vez Sánchez tendría
que ceder, los urdidores no tenían plan B. Así que no se les ocurrió
nada mejor que enviar a la señora Verónica Pérez a hacer el ridículo a
la puerta de Ferraz, tratando de imponer una autoridad de la que
carecía. Este broche de oro puso fin a un episodio que empezó siendo
dramático y terminó en chusco.
Ahora es de esperar que las consecuencias
no se desmadren. Susana Díaz habla de coser. Ya solo el verbo
escogido demuestra que la dama no da para mucho. Sin contar con la duda
razonable de que pueda coser la responsable del desgarro. No es preciso
coser nada. Basta con sentarse a hablar, deliberar, razonar, exponer los
motivos y llegar a la mejor decisión colectiva posible de acuerdo con
unos principios que en teoría se defienden. Y aquí se perfilan tres
diálogos: a) con los 17 del plante; b) con los dos instigadores
interiores, Díaz y González; c) con los instigadores exteriores, los
medios, singularmente El País.
El
diálogo con los 17 es muy simple. Han dimitido de unos cargos
orgánicos. Sus razones tendrán. Pero eso ya no importa. Que vuelvan a
sus destinos y hagan su tarea. En el fondo, no tienen culpa. Han sido
piezas de un designio erróneo pero superior.
El
diálogo con los dos instigadores interiores es más complicado. Según va
sabiéndose, justificaban su actitud sabedores de que Sánchez tenía la intención
de pactar con Podemos y los indepes catalanes. En realidad esa alianza
es imposible porque Podemos nunca aceptará ser muleta de un gobierno
PSOE. Lo han dicho muchas veces. Siempre encontrará una razón para votar
"no". Haría bien Sánchez en propugnar esa alianza porque, si saliera,
sería un acierto. Si no sale, él va cubierto a las terceras elecciones.
Pero no es necesario discutir estas cosas. Sánchez no ha dicho que
quiera esa alianza. Los instigadores dicen que tiene la intención. O sea, por un juicio de intenciones pasan por encima del CF y pretenden cepillarse al SG.
Seamos
claros, el objetivo verdadero, desde el primer momento de los
abstencionistas en el PSOE ha sido un gobierno del PP. Lo justifican
señalando que, al no tener mayoría absoluta, sería controlable en el
Parlamento. Saben que no es cierto, entre otras cosas porque ahora
mismo, declarado en rebeldía, no lo es. Los ministros no acuden a las
sesiones del pleno de control del gobierno. Es de risa. La pregunta es,
¿por qué ese empeño en facilitar un gobierno de Rajoy, de no pedir
siquiera un cambio de candidato? No se sabe. Se murmura algo sobre la
estabilidad, pero nadie lo toma en serio. ¿Por qué, pues? En el caso de
la señora Díaz o explica por qué afirma que lo primero es constituir
gobierno (del PP, claro) o tendremos derecho a pensar que ahí hay algún
posible chantaje del PP. Conociendo a este partido, no sería de
extrañar; ha hecho cosas peores. Pero, conociendo a la señora Díaz, algo
así sería impensable. Por eso interesa conocer sus razones.
Las
de González son más claras. El ambiente en que se mueve desde hace
años, cancillerías, gobiernos, congresos, empresas, negocios, es
profundamente de derechas y él se ha mimetizado. Muchos opinarán que fue
de derechas siempre. No me lo parece, aunque admito que es discutible.
No lo es que, desde hace unos años, razona entre Pinochet y George
Soros. Además hay un elemento caracteriológico, una arrogancia cada vez
más bombástica, anclada en la convicción de que en el PSOE se hace lo
que él dice. Cuando pugnaba por conseguir la abstención de Sánchez era
evidente que contradecía la decisión del CF, que había dicho que NO es
NO. Y González cree seguir siendo Felipe. Y tampoco.
¿Qué decir de los medios? ¿Qué de El País?
El diario parecía una lista de conscripción con un solo conscripto:
Sánchez. Allí en donde se lo encuentre, oblíguesele a dimitir. El País
se ha convertido en un simpático tabloide. Y el conjunto de los medios,
todos ferozmente partidarios de una gobierno del PP, se han lucido con
Sánchez. Incluso los teóricamente situados en la esfera de la
"verdadera" izquierda: una desvergüenza que Sánchez no dimita, se dé así
paso a un gobierno del PP y Podemos quede de única oposición,
engordando, a la espera del anhelado Sorpasso que no le deja vivir.
Por
cierto, los de Podemos tampoco esta vez han estado a la altura. Siguen
sin pintar gran cosa porque todo lo que pasa pasa en torno al PSOE y
hacen análisis que parecen de los mitos de Cthulhu, por lo verosímiles.
Hubieran quedado como los ángeles de haberse manifestado en el conflicto
del PSOE a favor de Sánchez. De hecho, siempre están hablando pestes de
él. Buena ocasión para mostrar cierto espíritu caballeresco del que
carecen por entero, siendo así que todo el mundo lo valora mucho.
Y
de valores acabará yendo el asunto porque cada vez es más claro que
vamos a las terceras elecciones. Tengo para mí que, de producirse estas
ahora mismo, la gente votaría en masa a Sánchez. Desde luego, las
primarias las tiene ganadas de calle. Pero también las generales.
Un éxito el plante.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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