Vista la seria fractura política e ideológica del PSOE y la
inestabilidad interna de este partido que mañana podría decidir la
constitución de una gestora para dirigir a los socialistas, provocando
la marcha definitiva Pedro Sánchez, no sería de extrañar que Mariano
Rajoy decidiera no volver a presentarse a la investidura porque en esas
circunstancias su gobierno y la legislatura en ciernes carecería de la
mínima estabilidad.
Además, antes de que Rajoy acuda a la investidura el PP debe rehacer
su pacto con C’s y CC, a sabiendas por otra parte -como saben en el PP-
que esas terceras elecciones que parecen imparables iban a beneficiar al
PP y probablemente a Podemos en menoscabo del PSOE y C’s.
Y si Rajoy no se presenta a la investidura la disyuntiva que ha
lanzado Sánchez diciendo que una gestora del PSOE solo servirá para
regalar a Rajoy la abstención de los socialistas se diluirá y quedará en
la nada. Y en ese caso el PSOE mantendría el ‘no’ al PP (acordado en su
anterior Comité Federal) y el avieso discurso de Sánchez contra los
críticos de su partido quedará desactivado porque habría gestora y ‘no’
al PP y en consecuencia los puntos fuertes de los debates del Comité
Federal de los socialistas serán los fracasos electorales de Sánchez y
su abuso de poder.
De ahí que carezca de sentido y de oportunidad el intento de Sánchez
de que los críticos se pronuncien a favor de la abstención del PSOE a
una investidura de Rajoy sin antes saber si Rajoy está dispuesto a ser
otra vez candidato. Lo que está por ver y lo que incluye riesgos muy
altos para él y para el PP si acuden a la investidura con un PSOE roto
-hasta en su grupo parlamentario- que luego no les va a dejar gobernar.
Ahora bien si Sánchez gana la votación del Comité Federal a favor de
unas primarias para la elección del secretario general el 23 de octubre y
la convocatoria de un congreso extraordinario para noviembre, en ese
caso la ruptura política e ideológica del PSOE será imparable y las
terceras elecciones también y responsabilidad directa de Sánchez que
tampoco logrará -ni tiene tiempo para ello- formar un gobierno con
Podemos y con el independentismo catalán.
Sobre todo porque tanto Rajoy como Iglesias no querrán un pacto de
gobierno con un partido roto como el PSOE porque eso les llevaría a un
gran fracaso en la legislatura. De hecho, Pablo Iglesias ya anunció que
ve muy difícil el gobierno de la izquierda en las circunstancias
actuales del PSOE, lo que constituye toda una señal.
Ahora bien si no hay investidura de Rajoy y sí terceras elecciones la
pregunta que quedará en el aire es la de ¿quién en el PSOE asumirá la
cabeza del cartel electoral para la cita esperada del 18 de diciembre?
Desde luego quien lidere a los socialistas en esa cita electoral tiene
un reto muy difícil de superar. Si hay gestora y es Susana Díaz puede
que muchos de los votantes de la izquierda del PSOE se pasen a Podemos; y
si vuelve a ser Sánchez tras ganar el Comité Federal, muchos votantes
del centro socialdemócrata del PSOE se quedarán en su casa o se irán con
C’s. En ambos casos el PSOE lo iba a tener muy difícil. Rajoy e
Iglesias lo saben y por eso cabe imaginar que no se van a mover sino que
se sentarán a ver qué ocurre en el PSOE y a esperar.
(*) Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario