sábado, 15 de octubre de 2016

Todos somos canalizadores / Guillermo Herrera *

Creía hace años que para ser un canalizador de mensajes espirituales había que tener pasaporte estadounidense, un apellido británico rimbombante, ser un escritor famoso que firma libros, y entrar en trance como un medium espiritista del siglo XIX para hacer una declaración solemne a una audiencia de alta sociedad. ¡Qué equivocado estaba!

Después de pasar años quemándome las pestañas para traducir mensajes del inglés supuestamente canalizados por medio de la telepatía, me encontraba con unos textos que no había por donde cogerlos por su confusión de ideas, hasta que un día dije “yo puedo escribir algo mejor que esta bazofia”.

Así que ni corto ni perezoso me puso a ejercer los dones literarios que me ha dado el Creador, y me encontré que la inspiración, lo mismo que la meditación, no tiene nada que ver con los patrones formales que nos han enseñado, sino que es algo que se produce de modo espontáneo donde menos te lo esperas. Lo mismo en la carretera que en el gimnasio que en la visita al dentista.

En el momento menos pensado te vienen a la mente ideas maravillosas que hasta te emocionan, por lo que es conveniente llevar siempre un boli y una libreta de campo para apuntarlas. En realidad el mérito no es mío, sino de Dios o de los ángeles que me inspiran las ideas.

A veces se ponen muy ‘pesados’, como esta noche, ya que no me puedo dormir sin escribir lo que llevo dentro de mi cabeza, pero siempre es una actividad gozosa que produce más satisfacción cuando alguien se digna leer lo que hemos escrito.

No conozco ningún otro trabajo que genere tanta satisfacción interna como el Periodismo de Misterio o la literatura espiritual, pero tampoco conozco ningún periodista que se haya hecho millonario salvo los cuatro famosos que salen en la tele.

Todos tenemos este don divino. Basta con desearlo y tener la intención pura de compartirlo con nuestros semejantes. En realidad es una forma de amor incondicional como otras muchas.

La clave es ser más curioso que un gato para investigar cada enigma, y dejarse llevar por las intuiciones e inspiraciones. Buen provecho y disculpen si alguna vez les resulto pesado.


(*) Periodista

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