Los samnios de Mariano Rajoy obligaron
ayer a las legiones a pasar por las horcas caudinas haciéndolo
presidente con una vergonzosa abstención. Solo quince romanos, creo,
estuvieron a la altura de su condición ciudadana y votaron "no". Las
legiones retornan humilladas y piden organizarse para el desquite.
Piden
un Cincinato que salve a la República. La ausencia por dimisión de
Pedro Sánchez hace presagiar que se reserve la noble función de aquel
patricio. Aunque da la impresión, por el discurso que hoy explicitará,
es de esperar, en Salvados, más parece inclinarse por uno de los
dos hermanos Graco. Se perfila aquí un discurso regenerador y quién sabe
si refundador del PSOE.
La
Gestora, la Ejecutiva o quien tome las decisiones, deberá convocar ese
congreso extraordinario aunque, desde luego, arrastrará los pies cuanto
pueda. Pero no tiene otro remedio que hacerlo. Y con el Congreso vendrán
unas primarias o habrá una nueva trifulca. Según se dice en los
mentideros, Felipe González, gran muñidor de esta operación Boabdil,
pide a Javier Fernández que se las arregle con la revuelta del PSOE y
deje a Susana Díaz en la penumbra para que no la pongan como una Ecce Mulier en las primarias.
En
estas primarias, la opción Pedro Sánchez tiene las de ganar por el
apoyo que están demostrándole las bases, pues son ellas las que han
provocado el congreso extraordinario. Ciertamente podrán presentarse
otras opciones. La de Díaz se da casi por descontada y se rumorea alguna
otra candidatura. En todo caso, los candidatos tendrán que explicar su
programa, no solo como SG sino como presidente del gobierno.
El
programa de Sánchez debe ser flexible y no cerrarse de antemano a
ninguna posibilidad en tanto no se conozcan los resultados electorales.
Esto quiere decir que caben varias posibilidades y su concreción
dependerá de la fuerza parlamentaria que tenga. En el entendimiento de
que, de no poder gobernar en solitario, las alianzas se buscarán
preferentemente en la izquierda, incluidos los independentistas
catalanes. Alguien dirá que no preferente sino necesariamente. Eso
dependerá de la correlación real de fuerzas.
La
jornada de ayer fue de horcas caudinas, de verdadera humillación
colectiva del PSOE, sus militantes, sus votantes y hasta el árbitro. Lo
cantaban los rostros de los abstenidos, todos más propios de un
tanatorio; incluso peor, porque en los tanatorios se cuentan chistes.
Aquí solo se lanzaron algunas balbucientes excusas del tipo de "nos
abstenemos, pero ahora empieza el combate de verdad; ni un respiro les
vamos a dar" a correr por las redes para provocar la irrisión más
generalizada del ciberespacio.
Las
sesiones prometen ser animadas a causa de la rivalidad entre PSOE y UP
por hegemonizar la oposición. Nada está escrito. Sobre todo si sale
Sánchez elegido SG en las primarias. A lo mejor la rivalidad se
convierte en unidad de acción que resultaría mucho más eficaz. En
cualquier caso, el PSOE tiene que sacarse la espina envenenada de la
abstención. Si no lo hace, perderá el escaso electorado que le quede
por haber regalado el gobierno al partido más corrupto de la
democracia.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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