domingo, 2 de octubre de 2016

Las llamas de Ferraz alcanzan a Princesa / Ángel Montiel *

Las llamas que devoran la sede central de Ferraz han alcanzado de lleno a la regional de Princesa, en Murcia. La pax tovariana ha sido una ilusión transitoria, virtual y ficticia, una transición que ahora se revela como tal con toda su intensidad. Ya antes de la celebración ayer del comité federal, la dirección regional de Murcia recibió un contundente aviso, si bien en un comunicado en tono contenido, de parte de tres ´alcaldesas´ socialistas: las de Águilas y Molina de Segura, y la vicealcaldesa de Cartagena, que venían a aguar la fiesta del secretario general, quien vendía ante Pedro Sánchez la total lealtad de la federación murciana. Pero ésta hace tiempo que está minada, porque tras las elecciones municipales surgió un ´nuevo poder´ en el PSOE que Rafael González Tovar no ha sabido integrar: el de los alcaldes y alcaldesas.

La paradoja consiste en que el líder regional del partido ha ido de fracaso en fracaso electoral en lo que a él respecta, pero en las elecciones municipales, entre el efecto de la caída del PP y el ascenso, aquí o allá, de Podemos o de la resistencia, en ciertos núcleos, de IU, el PSOE consiguió hacerse por mayoría absoluta o por pactos con la izquierda de casi treinta Ayuntamientos en una Región de 45. Fracaso en las autonómicas, en las europeas y en las sucesivas generales, cada vez más acusado, pero gran éxito en las municipales. 

González Tovar no va a morir políticamente por sus fracasos, pero podría sucumbir por el éxito municipal de su partido, que prefigura una latente alternativa. Y es que este renacido poder municipal socialista no se siente liderado, amparado o entendido por el secretario general, a quien se le reprocha la incapacidad para diseñar una estrategia nítida frente al Gobierno regional del PP. El primer síntoma de la falta de sintonía interna surgió en el debate parlamentario sobre los Presupuestos de la Comunidad, en que el Grupo Socialista impulsó enmiendas que acabaron perjudicando los intereses de sus propios alcaldes y que, después, por presión de éstos, debieron ser rectificadas mediante una vergonzante abstención del PSOE en la forzada revisión de la ley presupuestaria. 

Más recientemente, cuando se abrió en canal la crisis nacional del PSOE, González Tovar no dudó en posicionarse desde el primer momento con Pedro Sánchez, así como su hija María González Veracruz, miembro leal de su Ejecutiva. Pero en esta legítima actitud, el secretario general quiso ignorar las señales de diversos líderes locales que le advertían de que Murcia no tenía, como él pretendía, una línea compacta en ese conflicto. Incluso ha llegado a protagonizar un episodio chusco, consistente en consultar a la militancia, tal vez a través de whatsapp, para concluir que el 90% se mostraba a favor de Sánchez y de su ´hoja de ruta´, aun a pesar de que se desconociera por completo el contenido de dicha hoja. La provocación, para algunos, vino del hecho de que Tovar afirmara que esta ´consulta´ obligaba a los representantes murcianos en el comité federal, cuyo criterio es formalmente independiente. El resultado de ayer, en que la mayoría de la delegación murciana se manifestó contra Sánchez, es una respuesta política muy gráfica a la autoridad del todavía líder regional. 

Se podría pensar que el ´manifiesto´ de las tres alcaldesas es cuantitativamente poco representativo del malestar municipal con la estrategia nacional de Tovar en su incondicionalidad a Sánchez, pero en ese entorno se asegura que las firmas de Mari Carmen Moreno, Esther Clavero y Ana Belén Castejón se reunieron sólo para ´marcar territorio´, y se prescindió de recabar otras adhesiones porque el gesto habría construido una imagen de rebelión que no se pretendía en ese momento. Se trataba sólo, pues, de dar ´un toque´. 

Desde hace tiempo se observa en el PSOE murciano la creación de una corriente de simpatía entre diversos dirigentes locales cuyo núcleo central estaría constituido por las ´tres alcaldesas´ que han dado la cara; a la aguileña Mari Carmen Moreno se le atribuyen condiciones de líder alternativo, más el alcalde de Lorquí y presidente de la Federación de Municipios, Joaquín Hernández, así como diputados regionales con experiencia municipalista como Alfonso Martínez Baños, que fue quien puso más empeño en resolver, en su momento, el fiasco de las enmiendas socialistas que ahogaban las arcas de los Ayuntamientos regionales.

Este ´nuevo poder´ municipal que por la ineficacia estratégica del secretario general está resultando crítico con el estatus tovarista ha conseguido, de paso, borrar a otros referentes de oposición interna, como el exalcalde de Beniel Roberto García, tras quien ya no queda masa crítica, o al murciano Pedro López, tal vez ya quemado por los avatares. Son nombres que parecen tan amortizados para el liderazgo como el del propio González Tovar. El tovarismo, si sobrevive, lo hará dificultosamente a través de su hija María González, quien ha quedado ´tocada´ por los acontecimientos de ayer.

La alternativa que germina en el PSOE murciano procede, pues, del poder municipal. Y conviene anotar el nombre de Mari Carmen Moreno. Las llamas de Ferraz han sido devastadoras para el estatus socialista en Murcia, y de ellas sólo se ha salvado el trazo infernal del laberinto en que ha quedado atrapado el PSRM-PSOE, desorientado y perplejo.
 


(*) Columnista


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