martes, 8 de noviembre de 2016

Políticos honestos haberlos haylos / Félix de la Fuente Pascual *

No me voy a meter a juzgar si el sueldo de los diputados y concejales es o no elevado, pues esto tiene muchas facetas. No es lo mismo que un ingeniero que está ganando actualmente 7.000 euros en una empresa deje de ganarlos y, por dedicarse a la política, pase a ganar 4.000 euros, que el caso de un obrero que está percibiendo mensualmente 2.000 euros y de repente se vea con unos ingresos de 4000 euros como diputado. 

No pretendo hacer distinciones. Esta es una cuestión delicada. Mucho más grave es el hecho de que un porcentaje elevado de españoles esté ganando 1.000 euros o menos al mes.

Pero lo que sí clama al cielo es el cúmulo de privilegios de que gozan los políticos (taxis, seguros de vida, tarjetas de aparcamiento, pensiones, dietas…etc). Y todavía más grave aún son otras muchas cosas, entre las que podríamos enumerar:

- Las subvenciones a los grupos políticos para el desarrollo de sus actividades. En lugar de sumas desorbitadas que perciben actualmente, deberían tener una cuota mucho más reducida, que deberían justificar mediante factura.

- Dietas desorbitadas, que encubren sueldos por lo que no se necesitan pagar impuestos,

- Ausencia de unos requisitos mínimos profesionales y éticos para dedicarse a la política, ¿Cómo puede ser que para hacer una hogaza de pan se necesite un período de formación y para aprobar unas leyes que afectan a millones de españoles no se exija nada? ¿Cómo podemos dejar unas leyes sobre educación en manos de unas personas que no saben hacer otra cosa que insultarse?

Políticos honestos, aunque no muchos, todavía existen, pero lo que no existe es un partido político honesto. Los partidos políticos son los que se benefician de las mayores subvenciones del Estado. Los partidos políticos son los que nos imponen a personas incompetentes y deshonestas. Los partidos políticos son los que ignoran las voces de los ciudadanos. Los partidos políticos son los tratan de imponer obediencia ciega a su políticos cuando los únicos que pueden exigir obediencia ciega son los ciudadanos.

Mientras los ciudadanos no tengamos la más mínima posibilidad de elegir o rechazar a nuestros representantes, no se regenerará ni nuestra política ni nuestra sociedad.

Surgen nuevos partidos políticos pero en cinco meses han adquirido los malos hábitos de los antiguos. Un partido político del sigo XXI tiene que ser algo totalmente diferente. No necesitamos vividores de la política, sino voluntarios de la política.


(*) Ex funcionario de la Unión Europea

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