FRÁNCFORT.- El sector
bancario global necesita estar bien regulado y las medidas ya decididas
no deberían ser retiradas, dijo el viernes Mario Draghi, presidente del
Banco Central Europeo, ante las crecientes preocupaciones de que la
nueva administración estadounidense pueda flexibilizar las reglas
bancarias.
La regulación de los bancos tiene que entrar
en un período de estabilidad y no hay necesidad de rediseñar las reglas,
dijo Draghi en una conferencia, argumentando que la desregulación
excesiva fue la causa principal de la crisis financiera global.
La victoria en las elecciones presidenciales
de Donald Trump ha incrementado las esperanzas de algunos y las
preocupaciones de otros de que se de marcha atrás en parte de la
regulación bancaria de la pasada década, dando a los bancos un respiro
pero incrementando potenciales riesgos sistémicos.
"Deberíamos centrarnos en la implementación,
no en el rediseño", declaró Draghi. "Las medidas regulatorias deberían
implementarse de una manera equilibrada que aseguren la igualdad de
condiciones a nivel global".
"Aunque son posibles algunos ajustes
marginales, no debería haber un retroceso en lo que ya se ha decidido",
añadió el presidente de la institución que supervisa a los mayores
bancos de la zona euro.
La nueva regulación ha llevado a una mayor
solvencia bancaria y una mejor calidad de activos, además de ayudar a
Europa a reducir sus niveles de préstamos morosos.
En enero debería estar terminada una nueva
serie de medidas conocidas como Basilea III, que entrarían en vigor en
2019 después de años de duras negociaciones.
Tras años de estímulos sin precedentes, Draghi
dijo que el BCE se centrará ahora en si la recuperación de la inflación
de la zona euro se puede mantener incluso si se reducen los estímulos
monetarios extraordinarios del BCE.
"En el futuro nuestra evaluación dependerá de
si vemos un ajuste sostenido en el camino de la inflación hacia este
objetivo", dijo Draghi en una conferencia en Fráncfort.
"Y eso significa que la convergencia de la
inflación hacia el 2 por ciento sea duradera, incluso con una reducción
de la relajación monetaria. Las dinámicas de la inflación, en otras
palabras, necesitan sostenerse de manera autónoma".
Se espera que la inflación aumente por encima
de un 1 por ciento a principios del año próximo tras haber rozado la
deflación durante un año. No obstante, la cifra sigue estando lejos del
objetivo del BCE de cerca del 2 por ciento.
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