lunes, 7 de noviembre de 2016

La trama del Ave a Murcia apunta ya a cuatro grandes constructoras


MADRID.- La trama del Ave a Murcia apunta ya a cuatro grandes constructoras por el desfalco de más de 62,2 millones de euros por medio de la sociedad pública Adif. La investigación del caso, desarrollada por los agentes de Vigilancia Aduanera, la Guardia Civil y funcionarios de Hacienda, se centra desde hace semanas en quince partes de gastos autorizados por Adif a las empresas adjudicatarias de cada uno de los tramos: Dragados, Acciona, Sacyr y Constructora San José. Quince documentos que sirvieron para canalizar el dinero hacia empresas fantasma que colocaron, en algunos casos y como adelantó El Español, a recolectores de alcachofa como supuestos ingenieros.

Los informes elevados al juzgado, a los que ha tenido acceso este diario, revelan que Adif certificó el pago completo de estos servicios cuando en realidad las obras todavía no estaban acabadas. De hecho, la empresa pública dio por concluidas (y abonadas) unas obras que se prolongaron en algunos casos hasta dos años más. "Todas estas maniobras de envío de fondos, dada su importante magnitud, era improbable que pudieran realizarse sin el concurso de la adjudicataria principal", reflejan los informes policiales, que sirvieron por ejemplo para detener el pasado mes de junio a tres de los responsables de la UTE San Isidro-Orihuela, participada por Dragados, CHM y Tecsa.

Las primeras pruebas sobre la implicación de las grandes constructoras en esta presunta estafa llegaron en mayo de 2016, con la declaración de Juan Ortín García, uno de los principales investigados. Ortín, responsable de la firma Construcciones Marimar, reconoció ante el juez en las facturas giradas a Dragados había un sobreprecio total de 2,7 millones de euros y que -según su versión- fue el jefe de producción de la UTE quien creó esas partidas. "Que el declarante lo que entregaba a Javier Torrella era un documento con las mediciones reales y que Torrella le devolvía estas relaciones valoradas con mediciones falsas". 

"Manifiesta que el gerente de la UTE y el jefe de obra eran plenamente conscientes de todas las irregularidades, participando en todos los acuerdos previos para que se produjese el desvío de dinero de la obra no ejecutada [...] Alberto Rodríguez, a diferencia de lo ocurrido en los otros tres tramos, no informó a sus superiores de la constructora Dragados de estas irregularidades y los beneficios obtenidos fueron directamente para él, -según relata en su declaración el imputado- como consecuencia de los acuerdos alcanzados con los hermanos Fernández Pujante".

En el caso de Acciona, Ortín reconoce que el método de proceder era presuntamente el mismo; entregar las mediciones reales al jefe de obra, que devolvía después otro documento con las partidas infladas. En este caso, el sobrecoste de los trabajos se fija en 1,1 millones sobre una factura de 1,3. Es decir: solo 280.000 euros de esos gastos serían reales. 

El timo de las cablestacas

En el tramo que afecta a Constructora San José, Ortín reconoció al juez que, pese a que ADIF entregó en dinero en su totalidad y certificó como finalizada la obra en septiembre de 2012, sus hombres estuvieron realizando trabajos sobre el terreno hasta 2014 y cifró el sobreprecio en este tramo en 2,5 millones de euros, inflado con la instalación presuntamente inexistente de cablestacas y puntales de madera de pino. Una técnica similar se utilizó según sus propias palabras en el tramo concedido a la UTE de Sacyr. En esa ocasión, Obras Marimar facturó en 2012 dos pagarés por valor de seis millones de euros. Ortin mantuvo ante el juez que por un lado, la factura falsificada se presentaba para ser cobrada, mientras por otro, se entregaba la real al jefe de administración de Sacyr.


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