No puedo asegurarlo porque no tengo
pruebas pero creo que debe de ser la primera vez que se interrumpe a un
Secretario General del PSOE, afeándole su comportamiento, durante un
alegato entre su gente. Y durante el acto de conmemoración anual del
gran patriarca Pablo Iglesias por el que los militantes del PSOE sienten
devoción, algo que no puede decirse de ningún otro político, socialista
o no, de hace cien años. Muy crispados están los ánimos en el viejo
partido para que suceda algo así. Muy crispados y con la crispación
creciendo.
La
gente del 1º vendimiario calculó mal el impacto de su confabulación
para defenestrar a Sánchez, como si fuera Gaspar de Coligny.
Acostumbrada a una política burocrática, de marrullerías, conciliábulos,
mayorías, coaliciones de intereses, se olvidó de que el alma de un
partido de izquierda es su militancia. Menospreció su capacidad de
respuesta, una vez que hecho tan arbitrario y oscuro le había arrebatado
de torticeros modos a su líder. En su lugar, una gestora de
mediocridades que, dos meses después de no hacer nada salvo reprimir,
acallar, callar y dar largas han conseguido algo insólito: que la
increpen los suyos en un acto solemne en memoria del fundador.
La
espontánea rebelión de la militancia -sistemáticamente boicoteada por
el aparato del partido- se extiende, afianza y organiza, habiendo
centralizado la coordinación en una plataforma de Andalucía. (Mañana
mismo se constituye la de Madrid). Es curioso comprobar cómo a los
militantes del PSOE no hace falta darles clases de "horizontalidad" y
"asamblearismo". Se han auto-organizado sin necesitar dirigente alguno
que "ilumine" su camino. Su objetivo es el congreso extraordinario
inmdiato e inmediatas primarias. Nada más. Y nada menos, porque la
exigencia suena a injuria y blasfemia a los caballeros de la junta
gestora pues temen no les dé tiempo, para preparar el camino a la
candidatura de Susana Díaz, la mujer del aparato y de la vieja guardia
de socialistas casi peperos.
La
junta gestora carece de todo arraigo en el PSOE y no tiene decoro
alguno. Está actuando en contra de la voluntad de su propio partido y
con el solo apoyo de un puñado de barones o caciques de izquierda. Pero
va ciega. No sabe qué hacer. Empieza ahora a darse cuenta de que ha
encendido una rebelión que va a arrollarla. Y no las tiene ya todas
consigo. La prueba es que Díaz aún no ha manifestado su deseo de
postularse para la SG, cosa que lleva haciendo Sánchez desde el día
siguiente a su defenestración. Ahora, la cuestión es averiguar si ella
cuenta con algún respaldo fuera de los absolutamente pavorosos discursos
de su cofrade Lambán. De no ser así, la suerte, en principio, podría
decantarse por Sánchez.
Pero
es posible y, sin duda, deseable, que se presenten más candidatos. Por
eso, aunque la carrera iniciada por Sánchez es prometedora y no cabe si
no desearle éxito por su mucho tesón, la rebelión de la militancia no
debe ir vinculada a su nombre. Su fuerza política y moral resid en ser
una rebelión de las bases en contra de la dirección que si no es ilegal
de origen lo es de ejercicio y en favor de la democracia, no en apoyo de
persona alguna. La democracia de la base, que es la que cuenta. Donde
reside la raíz y el decoro, del PSOE, como decía Marañón hablando de
España.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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