La economía global está afectada por las incertidumbres geopolíticas,
por el retroceso del comercio mundial, por las tensiones de un
neoproteccionismo de alance incierto… pero favorecida por la
beligerancia de las políticas monetarias de todos los bancos centrales,
determinados a alentar el crecimiento y por descensos de los precios de
las materias primas, por múltiples razones, y especialmente del precio
del petróleo que desde hace décadas es uno de los factores críticos.
Los países exportadores asociados a la OPEP, que representan un
tercio de la producción mundial, pero dos tercios de las exportaciones,
acordaron ayer reducir en algo más de un millón de barriles al día, que
puede llegar a 1,5 millones su Rusia (ya lo ha anunciado) y otros
exportadores que no están en la OPEP secundan la estrategia de la
organización.
No es la primera vez durante la última década en la que la OPEP
alcanza un acuerdo semejante pero esta vez puede que vaya en serio, que
lo que no ha ocurrido desde 2008 se haga realidad de manera que el
recorte de la oferta fuerce al alza los precios. De hecho ayer mismo el
mercado anotó un repunte del 8% que coloca el barril por encima de los
50$.
Los precios del petróleo, a la baja desde hace ocho años por
múltiples razones, suponen uno de los factores que han incidido en la
recuperación de las economías del mundo, que han evitado una recesión
global, aunque también han creado problemas a varios de los exportadores
que basan sus ingresos fiscales en el petróleo, los petro-países que
incluyen a Rusia y México, Venezuela y los países del Golfa, Nigeria y
las repúblicas centroasiáticas, incluso Brasil, Ecuador y algunas
republicas americanas.
Para la economía española que es petro-adicta, una de las que
registran mayor dependencia energética y con mayor impacto del coste del
petróleo en su balanza de pagos, se trata de una mala noticia que
incide directamente tanto en el IPC, por el efecto en los carburantes y
combustibles, como en el déficit de pagos que suele ser un indicador
adelantado de estancamiento e incluso recesión.
El aviso de una remontada de los precios del petróleo, que ahora
tiene visos de realidad, debería alertar al gobierno y a la sociedad
española para activar toda la panoplia conocida de medidas para limitar
la dependencia energética. Una tesis de sobra conocida y estudiada, para
la que hay un amplio manual de actuaciones que nunca se ha puesto en
práctica con la firmeza que requieren políticas de ese tipo.
El ahorro y la eficiencia energética es la principal fuerza para
reducir la dependencia, el problema radica en que requiere firmeza
política, claridad de ideas, pedagogía y determinación; requiere que la
administración predique con el ejemplo que va más allá de los gestos que
preconizó el ministro Miguel Sebastián cuando ocupó la cartera de
Industria.
El encarecimiento del barril de petróleo supone que amaine uno de los
vientos de cola que han impulsado el crecimiento europeo y más en
concreto el español. Por tanto significa menos potencial de crecimiento y
requiere de medidas que sustituyan ese factor.
(*) Periodista y politólogo
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