No es una gran coalición porque no hay
un acuerdo expreso de gobierno ni, por supuesto, gobierno de coalición
(aunque no falten ganas en ambos partidos dinásticos), ni siquiera un
compromiso de apoyo parlamentario salvo en casos específicos. La junta
gestora dice estar en la oposición y marcar de cerca al gobierno del PP,
lo que podría llamarse una "oposición constructiva". Lo necesita para
legitimarse en el desbarajuste que tiene en el partido, con las bases
soliviantadas. Pero, por mucho que diga, al llegar los asuntos de
importancia, hace piña con el gobierno.
La
renovación del Tribunal Constitucional es uno de esos y muy señalado.
La decisión que ahora se tome (los cuatro magistrados a propuesta del
Senado) condicionará la orientación de este Tribunal los próximos años,
hasta la siguiente renovación. ¿La importancia? Obvia: este Tribunal es
el arma que el gobierno viene utilizando en su contencioso con el
independentismo catalán. La primera y, de momento, única arma a que ha
recurrido si se exceptúa alguna presunta operación de guerra sucia.
Parece que los dos partidos dinásticos se repartirán los cuatro
magistrados por mitades porque ambos comparten el criterio de utilizar
el Tribunal Constitucional para afrontar un problema político que son
incapaces de resolver.
Este
es el sentido de la "oposición constructiva" del PSOE. Oposición en "lo
social" y pequeña coalición en los asuntos "graves". La misma junta lo
había dicho hace unas fechas: que estaba más cerca del PP en asuntos "cruciales" y más de Podemos en "lo social". Dicho queda y por ellos mismos.
La
agitación interna del PSOE, lejos de amainar, se encrespa. Adquieren
relieve figuras nuevas, como Zaida Cantera que está demostrando nervio,
firmeza, compromiso personal en una tarea colectiva de recuperación;
Odón Elorza viene a la Villa a pedir a Sánchez que dé el paso al frente y
proclame su candidatura. Eso, probablemente, de darse, encenderá aun
más a la militancia. Y someterá a los de la junta gestora a una presión
insoportable para convocar las primarias. La junta, en realidad, tiene
agotado su mandato con este brillante resultado: está en pequeña
coalición con el PP del que, por eso mismo, es rehén y, en su partido,
no le queda otra que convocar unas primarias que equivalen a su
certificado de defunción con pena, pero sin gloria.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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