martes, 13 de diciembre de 2016

2017, un año marcado por Trump / Carlos Díaz-Güell *

2017 se presenta, para el desarrollo de la economía mundial, como el año en el que el nuevo presidente de EEUU, Trump, va a tener una notable influencia, aunque el alcance del cambio es aún incierto, ya que es pronto para saber cuántas de sus ideas se llevarán a la práctica.

La vic­toria de Trump le­vanta una gran in­cer­ti­dumbre por su ca­rácter im­pre­vi­sible y sus pro­puestas po­pu­listas y vol­cadas al in­te­rior. Resulta muy di­fícil saber cuánto se cum­plirá, aunque con­viene tener en cuenta el hecho de que EEUU cuenta con con­tra­pesos po­lí­ticos y cabe es­pe­rar, por lo tanto, una agenda po­lí­tica final re­ba­jada sobre las pro­puestas elec­to­ra­les.

Si bien es cierto que Trump ha pre­sen­tado un preo­cu­pante pa­quete de me­didas para los pri­meros cien días, al­gunas de las pro­puestas que más lla­maron la aten­ción du­rante el pe­riodo elec­toral como las re­fe­ridas a la in­mi­gra­ción han per­dido pro­ta­go­nismo, mien­tras otras como las re­la­cio­nadas con la in­ver­sión en in­fra­es­truc­turas ca­recen de de­ta­lles. Así las co­sas, por el mo­mento, prima la in­cer­ti­dum­bre.

En todo caso, las lí­neas ge­ne­rales apuntan a un im­pulso de la de­manda in­terna a corto plazo en EEUU, con un cambio en la com­bi­na­ción de po­lí­ticas eco­nó­micas con una ex­pan­sión fiscal y un tono menos ex­pan­sivo de la po­lí­tica mo­ne­ta­ria, que dará lugar a tipos de in­terés más altos y un dólar más fuerte; un shock ne­ga­tivo sobre la oferta a medio plazo, en donde las res­tric­ciones co­mer­ciales y la menor in­mi­gra­ción com­pen­sa­rían el po­sible im­pacto de la des­re­gu­la­ción y el gasto en in­fra­es­truc­tura, y una in­cer­ti­dumbre ele­vada que pe­sará en un sen­tido to­davía in­de­ter­mi­nado sobre la eco­nomía del mundo.

A nivel glo­bal, las pro­puestas de Trump, en con­junto, pro­pi­cian un en­torno desafiante mien­tras que en con­creto no re­sultan fa­vo­ra­bles para sus ve­cinos del sur, si bien Latinoamérica, dada la mayor so­lidez de la re­gión, está mejor pre­pa­rada para afrontar di­fi­cul­tades y eva­luar las al­ter­na­tivas más fa­vo­ra­bles. Entretanto se con­creta el al­cance del cam­bio, es di­fícil va­lorar las con­se­cuen­cias y las res­puestas de las po­lí­ticas eco­nó­micas de la re­gión. Por lo que res­pecta al im­pacto que pu­diera tener sobre China y su área de in­fluen­cia, un dólar fuerte y po­si­bles res­tric­ciones co­mer­ciales de EEUU, que in­fluiría en la es­ta­bi­lidad fi­nan­ciera y el precio de las ma­te­rias pri­mas, las con­se­cuen­cias pa­recen in­ne­ga­bles.

De lo anun­ciado por el pre­si­dente electo, cabe in­ter­pretar que se pro­du­cirá un cre­ci­miento algo mayor del PIB de EEUU, lo cual no deja de ser un ele­mento po­si­tivo que se puede ver neu­tra­li­zado por el im­pacto ad­verso que ten­drían sobre las ex­pec­ta­tivas unos tipos de cambio más dé­bi­les, unas po­lí­ticas mo­ne­ta­rias menos ex­pan­sivas de lo pre­visto hasta ahora y una de­mora en pro­yectos de in­ver­sión.

En el caso de re­vi­sarse los acuerdos co­mer­cia­les, tal y como ha anun­ciado Trump, cierto es que existe un efecto po­ten­cial, aun­que, sin em­bargo, con­viene pon­derar el al­cance de este riesgo. Por un lado, las ma­te­rias primas si­guen cons­ti­tu­yendo el nú­cleo de las ex­por­ta­ciones de la re­gión y no tiene mucho sen­tido im­poner res­tric­ciones a este tipo de pro­duc­tos; el co­mercio con China y en menor me­dida con Europa y el que se pro­duce dentro de la re­gión, al­canzan más del 80% del total y, en el caso de México, cla­ra­mente más ex­puesta a EEUU, el co­mercio ha de­jado de ser hace mucho tiempo un mero in­ter­cambio de bienes ter­mi­na­dos, pues ambos países están in­te­grados en ca­denas de valor mu­tua­mente de­pen­dien­tes, muy di­fícil de rem­plazar sin daño para las pro­pias em­presas de EEUU.

Por úl­timo, están las ac­ciones li­gadas al cambio en la com­bi­na­ción de po­lí­ticas eco­nó­micas que his­tó­ri­ca­mente no ha sido bueno para Latinoamerica. Este canal tam­bién me­rece ma­ti­ces. Por un lado, en los úl­timos tiempos los flujos de ca­pital a la re­gión no han des­can­sado en las ex­pec­ta­tivas de cre­ci­miento, sino en una com­bi­na­ción de ren­ta­bi­li­da­d-­riesgo fa­vo­ra­ble, re­sul­tado de unas cuentas ex­ternas só­lidas y unos tipos de in­terés reales al­tos, en re­la­ción con los vi­gentes en los países avan­za­dos. Por otro lado, los flujos de ca­pital hacia la re­gión son ahora mucho más di­versos (inversión di­recta, deuda a largo plazo) que hace unas dé­cadas en las que el cré­dito a corto plazo ocu­paba un papel cen­tral.

En de­fi­ni­tiva, la in­cer­ti­dumbre del man­dato de Trump sobre cre­ci­miento, po­lí­tica mo­ne­taria o tipo de cambio es ele­vada en ambos sen­tidos y de­pende de la orien­ta­ción de las po­lí­ticas y las po­si­bles re­per­cu­siones glo­ba­les. La cre­di­bi­lidad de la po­lí­tica fiscal será de­ter­mi­nante para el dólar y los cam­bios en el co­mité de po­lí­tica mo­ne­taria para la Fed, no de­biendo perder de vista el hecho de que Yellen tiene como fin de su man­dato fe­brero de 2018.

La in­cer­ti­dumbre po­lí­tica planea sobre la Eurozona
Por lo que res­pecta a la Eurozona, las prin­ci­pales in­cer­ti­dum­bres pro­vienen del en­torno po­lí­tico, tanto por el po­sible cambio en la po­lí­tica ex­te­rior y co­mer­cial de EEUU como por los pro­cesos elec­to­rales que habrá en di­versos países del área euro y que tienen como re­fe­rencia el re­fe­réndum cons­ti­tu­cional ce­le­brado en Italia y la re­pe­ti­ción de la se­gunda vuelta de las pre­si­den­ciales en Austria.

Con todo, y de acuerdo con las pre­vi­siones más fia­bles, el PIB creció en la zona euro un 0,3% en el tercer tri­mestre de 2016 y un 1,6% in­ter­anual, si­milar al tri­mestre an­te­rior pero con mayor sesgo hacia la de­manda in­terna. En el úl­timo tri­mes­tre, el cre­ci­miento del PIB podrá ser algo más in­tenso (0,4% tri­mes­tral), lo que de­jaría en 1,6% el con­junto de 2016. En 2017 la ex­pan­sión se mo­de­rará (1,3%) al sua­vi­zarse el im­pacto de la po­lí­tica mo­ne­taria y la caída del precio del pe­tró­leo. La re­cu­pe­ra­ción de las eco­no­mías emer­gentes de­bería me­jorar la apor­ta­ción del sector ex­te­rior, pero las in­cer­ti­dum­bres po­lí­ticas po­drían des­in­cen­tivar las de­ci­siones de in­ver­sión.

La ace­le­ra­ción en el cre­ci­miento de la de­manda in­terna du­rante el tercer tri­mestre de año, se ha ba­sado en el con­sumo pri­vado y en la in­ver­sión en cons­truc­ción, siendo es­table el cre­ci­miento de la in­ver­sión en bienes de equipo, que ha­bría com­pen­sado el de­bi­li­ta­miento de las ex­por­ta­cio­nes. Para el úl­timo tri­mes­tre, los in­di­ca­dores mos­traron una subida en oc­tu­bre, que señala una ace­le­ra­ción en la ac­ti­vidad eco­nó­mica que ven­dría im­pul­sada por el rá­pido in­cre­mento del cre­ci­miento eco­nó­mico en EEUU y la re­sis­tencia del Reino Unido ante el Brexit.

En ma­teria de in­fla­ción, ésta ha subido al 0,5% in­ter­anual en oc­tu­bre, aban­do­nando las tasas ne­ga­tivas que re­gistró en el se­gundo tri­mestre del año, como re­sul­tado del in­cre­mento del precio de la ener­gía. Sin em­bargo, no hay nin­guna tras­la­ción a la in­fla­ción sub­ya­cente que se man­tiene es­table en torno al 0,7% in­ter­anual. Las ex­pec­ta­tivas de in­fla­ción han subido en cierta me­dida (por los pre­cios del pe­tróleo y las nuevas pers­pec­tivas de la po­lí­tica fiscal en EEUU), pero si­guen ale­jadas del ob­je­tivo del BCE (2%).

La en­cuesta de prés­tamos ban­ca­rios del BCE, por úl­timo, re­vela que su po­lí­tica mo­ne­taria ha con­tri­buido a re­lajar las con­di­ciones de fi­nan­cia­ción en la zona euro. En el tercer tri­mes­tre, los bancos han sua­vi­zado los es­tán­dares de con­ce­sión del cré­dito, pero donde más se ha no­tado la po­lí­tica del BCE ha sido en la ex­pan­sión de la emi­sión de va­lores de renta fija por parte de em­pre­sas. La de­manda de cré­dito tam­bién está au­men­tando, si bien con­vive con el desapa­lan­ca­miento que en di­versos países sigue lle­vando a cabo el sector pri­vado, lo que está tra­du­cién­dose en una lenta ace­le­ra­ción del cré­dito al sector pri­vado (1,9% in­ter­anual en oc­tubre desde 1% a prin­ci­pios de año).

++A MODO DE DESPEDIDA++
Hace poco más de ocho años, coin­ci­diendo con la quiebra de Lehman Brothers, nacía Tendencias del Dinero con la poco ori­ginal idea de tratar de ex­plicar -en len­guaje ase­qui­ble- no solo el origen de la gran crisis eco­nó­mica y fi­nan­ciera que ha hecho tem­blar las es­truc­turas del sis­tema ca­pi­ta­lista, sino de ana­lizar las con­se­cuen­cias y las me­didas que se han adop­tado para res­ta­blecer el orden mun­dial, algo que, al día de hoy, no se ha con­se­guido ple­na­mente. 

A lo largo de 373 se­manas y a través de más de 2.100 piezas de aná­li­sis, Tendencias del Dinero ha bus­cado tras­ladar a un he­te­ro­géneo nú­mero de des­ti­na­ta­rios, no ne­ce­sa­ria­mente todos ver­sados en eco­no­mía, los aciertos y los errores de las ac­ciones em­pren­didas para re­solver la crisis y las con­se­cuen­cias que de ella se han des­pren­dido y que han afec­tado a un am­plí­simo seg­mento de la po­bla­ción mun­dial. 

Hoy, la aven­tura pe­rio­dís­tica toca a su fin y solo resta agra­decer a unos ge­ne­rosos sus­crip­tores su apoyo in­con­di­cional para man­tener vivo un pro­yecto que dice adiós con el sen­ti­miento de que, al menos en España, la crisis no ha ser­vido para dar la vuelta a un mo­delo eco­nó­mico que, acu­ciado po­si­ble­mente por pro­blemas más ur­gen­tes, man­tiene in­tactos los mismos vi­cios que hace una dé­cada. 

Ahí que­dan, a la es­pera de tiempos me­jo­res, re­formas como las de la Educación, la Universidad o la Fiscal, que son las que pueden cam­biar real­mente la eco­nomía de un país si de lo que se trata no es solo de crecer en can­ti­dad, sino de al­canzar un nivel de desa­rrollo que per­mita a España si­tuarse entre los grandes países del mundo. Y ello por no ha­blar del es­tado en que se halla ese mundo de la I+D+i, pieza bá­sica de cual­quier país que se precie y que ha visto re­ducir su peso, más allá de lo que hu­biera sido deseable o de la siempre ne­ce­saria rein­dus­tria­li­za­ción que hace ex­clamar a mu­chos nos­tál­gicos del pa­sado que Franco hizo más por la in­dus­tria­li­za­ción de España que los su­ce­sivos go­biernos de la Democracia por su rein­dus­tria­li­za­ción. 

En todo caso, España ha hecho mu­chos de de­be­res, gra­cias, en oca­sio­nes, a que su per­te­nencia a la Eurozona obliga y entre ellos me­rece una men­ción es­pe­cial la re­es­truc­tu­ra­ción de su sis­tema fi­nan­ciero, por no decir de sus cajas de aho­rro, aunque al día de hoy, los ciu­da­danos sigan es­pe­rando que los res­pon­sa­bles del la­tro­cinio –instancias ofi­ciales in­clui­das- pur­guen por sus tro­pe­lías y des­ma­nes.


(*) Periodista y editor

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