viernes, 2 de diciembre de 2016

México se prepara para ‘sobrevivir’ a Trump: no le faltan recursos / Antonio Sánchez-Gijón *

México hace cuentas de lo que significarán para el país las promesas electorales de Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos, y la conclusión parece indicar que sus amenazas no llevarán el país a una catástrofe. Al contrario, hay razones para pensar que los desafíos de la nueva administración norteamericana podrán ser ocasión para acelerar reformas que en cualquier caso México necesita.
No hay duda de que las me­didas anun­ciadas por Trump en cam­paña abrieron un bache eco­nó­mico en las ex­pec­ta­tivas me­xi­canas de cre­ci­miento. El bache se está pa­sando sin grandes sa­cu­di­das. Aunque el miér­coles de la pa­sada se­mana se co­noció la es­ti­ma­ción de cre­ci­miento del país para este año (superior al de los dos años an­te­rio­res), las es­ti­ma­ciones para el pró­ximo, según el Banco Central de México, lo si­túan entre 1,5% y 2,5%, una co­rrec­ción a la baja de las pre­vi­siones an­te­riores (entre 2,0 y 3,0); el de 2018 queda ahora entre 2,2% y 3,2%. 

La va­ria­bi­lidad de esas es­ti­ma­ciones las atri­buye el go­ber­nador del BCM, Agustín Carstens, a que “este es un mundo rico en in­cer­ti­dum­bres”. Carstens pro­nos­tica que las ac­tuales tur­bu­len­cias serán un fe­nó­meno pa­sa­jero. El go­ber­nador ob­servó que no se había pro­du­cido una fuga sig­ni­fi­ca­tiva de ca­pi­ta­les, y que la subida de la tasa de in­te­rés, en la se­mana an­te­rior, había re­for­zado el peso, re­cu­pe­rán­dose de la caída del 15% pro­du­cida cuando pa­reció evi­dente que Trump po­dría ganar la ca­rrera pre­si­den­cial.

También acude en favor de México el anuncio de la OPEC, en esta se­mana, de re­cortes en su pro­duc­ción de pe­tró­leo, lo que in­cre­men­tará pro­ba­ble­mente los in­gresos de Pemex (aunque México no per­te­nece a la OPEC), y a su vez fre­nará el alza de la in­fla­ción.

El bloque geo­po­lí­tico de Norteamérica se­guirá ahí. También del Pacífico
La po­si­ción de México dentro del North American Free Trade Agreement (NAFTA), según es­pera el vi­ce­mi­nistro para Asuntos de Norteamérica, Paulo Carreño. “puede me­jorar mu­chí­si­mo”, y señaló es­pe­cí­fi­ca­mente el área la­bo­ral, pro­po­niendo un sis­tema de em­pleo es­ta­cional re­gu­lado según el mo­delo que ya existe entre México y Canadá, que em­plea mano de obra me­xi­cana en la agri­cul­tura ca­na­diense. Hay otras áreas que se pueden in­cor­porar al tra­tado, y que no exis­tían cuando NAFTA se firmó en 1994, como el co­mercio de elec­tró­nica y el re­la­cio­nado con las re­gu­la­ciones me­dioam­bien­ta­les.

En estos as­pec­tos, México cuenta con un po­de­roso ins­tru­mento de ne­go­cia­ción: los de­re­chos que tiene sobre gran parte del agua del em­balse Mead, que se ex­tiende entre los es­tados de Nevada y Arizona, que per­te­nece al sis­tema flu­vial del Colorado. Cuatrocientos se­tenta y siete mi­llones de me­tros cú­bicos de esas aguas ‘mexicanas’ son su­mi­nis­trados a los es­tados de California, Arizona y Nevada. Este ac­tivo, no obs­tante, se co­rres­ponde con obli­ga­ciones me­xi­canas hacia los Estados Unidos en el sis­tema flu­vial con­junto del rio Bravo.

Trump pro­metió re­ne­go­ciar NAFTA en los pri­meros cien días de su man­dato; in­cluso ame­nazó con re­ti­rarse del tra­tado. Se es­tima que éste no creó tantos puestos de tra­bajo como es­pe­raban los me­xi­ca­nos, pero sí pro­dujo be­ne­fi­cios co­mer­ciales en ambos países y un gran cre­ci­miento in­dus­trial de México.

Donde Trump veía pér­didas de em­pleos in­dus­triales para sus com­pa­trio­tas, mu­chos otros veían una aso­cia­ción para mejor re­sistir la com­pe­tencia de los países asiá­ticos en los mer­cados de ambos paí­ses, además de en Canadá.

Las alarmas creadas en México por los anun­cios de po­lí­ticas mer­can­ti­listas por parte de Trump se ex­plican por los efectos que po­drían te­ner, si se aplican en su pu­reza, sobre los in­ter­cam­bios co­mer­cia­les, que as­cen­dieron a $583.000 mi­llones en 2015.

Lejos de una imagen de de­pen­dencia me­xi­cana res­pecto del mer­cado es­ta­dou­ni­dense, debe po­nerse de re­lieve que México es el tercer mer­cado para las ex­por­ta­ciones del ve­cino del norte, y que de este co­mer­cio, según el Wilson Institute, de­penden 4,9 mi­llones de em­pleos de los Estados Unidos.

Frente a las ac­ciones mer­can­ti­listas de Trump, México siempre tiene la po­si­bi­lidad de re­cu­rrir al tra­tado TPP (Trans Pacific Pertnership), del que Trump ha pro­me­tido re­tirar su país. El mi­nistro me­xi­cano de Economía es­tuvo pre­sente en la re­ciente reunión de la Cooperación Asia-Pacífico, de Lima. El pró­ximo se­cre­tario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, David Malpass, pro­ba­ble­mente re­co­men­dará al pre­si­dente no can­celar NAFTA, sino re­for­marlo. Él fue pre­ci­sa­mente uno de los ne­go­cia­dores del tra­tado.

Lo que podrá hacer y no hacer en ma­teria de in­mi­gra­ción
En otros ca­pí­tulos del ‘negociado’ EE.UU-México, es pre­vi­sible que Trump se vea obli­gado a bajar a la reali­dad. Ya lo ha hecho en cuanto a la in­mi­gra­ción, y en vez de ex­pulsar a once mi­llones de in­mi­grantes ile­ga­les, ha li­mi­tado el hi­po­té­tico nú­mero a dos o tres mi­llo­nes, con es­pe­cial hin­capié en los ele­mentos cri­mi­nales que pueda haber entre ellos, que ten­drían prio­ridad de ex­pul­sión.

A este res­pecto, hay dos fac­tores a con­si­de­rar: el pri­mero es que la in­mi­gra­ción ilegal me­xi­cana ha des­cen­dido en los úl­timos años: si en 2010 el Servicio de Aduanas de­tuvo a 400.000 me­xi­canos en su in­tento de en­trar en los Estados Unidos, en 2015 fueron solo 177.000. El ‘hueco’ de­jado por los me­xi­canos ha sido lle­nado por cen­troa­me­ri­ca­nos, entre los cuales se pro­du­jeron 179.000 de­ten­ciones de ile­gales en 2015, cuando en 2010 había sido de­te­nidos sólo el 25% de ese nú­mero y de pro­ce­den­cia.

Otro factor que fre­nará los planes de ex­pul­sión de Trump es la apa­rente falta de ca­pa­cidad de la ad­mi­nis­tra­ción para tra­mitar los ex­pe­dientes de ex­pul­sión. El sis­tema ju­di­cial no da abasto, de­bido a que algo más del 50% de los casos que se llevan ante la ad­mi­nis­tra­ción ju­di­cial fe­deral se ocupan de la ex­pul­sión de ile­ga­les, sa­tu­rando por tanto el sis­tema.

No pa­rece haber duda, pues, de que en cuanto a la po­si­ción de México con res­pecto a los Estados Unidos, hay dos mo­mentos in­con­gruen­tes: el de un ame­na­zante Trump can­di­dato y el de un Trump pre­si­dente en­fren­tado a la realidad y a los lí­mites entre su poder per­sonal y a los in­tereses ge­ne­rales de su pue­blo.


(*) Periodista


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