El auto del juez Zamarriego (juzgado nº 2 de Madrid) prohibiendo a
medios españoles y europeos publicar información relacionada con fraude
fiscal generalizado de jugadores de futbol de alta competición y
retribución es, cuando menos, llamativo, incluso extravagante por
insólito ya que se salta a la torera la Constitución y una
jurisprudencia española sobre la prevalencia del derecho de la
información. El auto tiene poco recorrido, de hecho los medios europeos,
incluidos los españoles, han hecho caso omiso de la pretensión del
juez, que tendrá que decidir que va a hacer frente al ridículo.
El argumento del juez es sencillo, una parte, el despacho de abogados
Senn&Ferrero sufrió hace meses un robo informático de sus archivos
que deja la documentación de sus clientes en riesgo de perder el
carácter confidencial. El juez, mientras investiga el robo, enterado de
que parte de esos documentos confidenciales obran en posesión de algunos
medios decide prohibir la información. No es capaz de resolver el robo
pero quiere evitar las consecuencias. Un paso en falso, pero quienes
conocen al juez Zamarriego (cuarto turno, procedente de la justicia
castrense, del cuerpo jurídico militar) dicen que es bravo, decidido e
incluso prepotente. El asunto tiene poco recorrido, los medios han
publicado y no es probable que haya la menor consecuencia judicial, lo
probable es que la Audiencia de Madrid tumbe el auto de Zamarriego.
Más interesante es el caso del bufete que denuncia. Como primera
conclusión hay que señalar su incompetencia a la hora de garantizar la
confidencialidad. A ellos correspondía el deber de custodia y
vigilancia. Han fallado. La segunda es más grave, se refiere a la
competencia profesional de este bufete que se define en su video
corporativo como “boutique” “pioneros en el servicio personal a la
medida”, “comprometidos con la ética y la deontología”… expertos en
acontecimientos deportivos y entretenimiento, en asesoramiento integral
(civil, mercantil, laboral, financiero, fiscal….) de deportistas y
artistas de élite.
En su presentación comercial destacan su expansión geográfica a los
mercados deportivos más importantes del mundo, olvidando los paraísos
fiscales que, por lo visto, forman parte esencial de su oferta
profesional. Los clientes del ese despacho que teme la información están
en serio riesgo de investigación fiscal con consecuencias financieras
muy penosas para los investigados, incluyendo responsabilidades penales,
que son palabras mayores, al margen de las reputacionales para clientes
(famosos, que viven de su imagen y talento profesional) y para el
propio despacho.
Es cierto que la inconsistencia de los criterios fiscales en las
inspecciones supone inseguridad jurídica, lo que un ejercicio parece
normal, no le es unos años más tarde cuando la inspección, azuzada con
afán recaudatorio, determina con irregular lo que ante son lo era. En el
caso de los clientes del despacho Senn-Ferrero el problema es que las
prácticas evasoras eran extremas, tanto que la Agencia Tributaria ha
encontrado un filón de oro ya que las bases imponibles que escaparon al
fisco son multimillonarias, de tal manera que con unas pocas decenas de
casos la recaudación puede ser espectacular, con actas millonarias en
todos los casos y recaudación automática.
Los futbolistas no son expertos fiscales, ni tan siquiera cabe pensar
que hayan cultivado una conciencia fiscal afinada, hacen lo que les
dicen, máxime si los despachos asesores se presentan como expertos que
conocen muy bien la ley y también a quienes la aplican. La
responsabilidad de los futbolistas es obvia, la del despacho experto, la
boutique, no es menor. Su intento de acallar a los periodistas lo pone
aun peor; gente peligrosa.
(*) Periodista y politólogo
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