domingo, 24 de enero de 2016

Nadie, salvo Iglesias, quiere una investidura / Pablo Sebastián *

Ahora resulta que ni Rajoy ni Sánchez quieren presentarse ante el Congreso de los Diputados para someterse a la investidura en pos de la Presidencia del Gobierno. Y al final el único que desea poner en marcha ese proceso y que ha hablado claro y ha hecho una propuesta concreta ha sido Pablo Iglesias que ha invitado al PSOE a formar un gobierno de coalición progresista con IU y Podemos, ofreciéndose el propio Iglesias para ocupar la vicepresidencia.

Se podrá criticar su propuesta, su escenificación y su ambición, pero nadie se le puede negar a Iglesias su claridad y decisión. Ni se puede obviar que su hábil iniciativa obligó a Rajoy y a Sánchez a cambiar en cuestión de unas horas sus respectivas posiciones.

Rajoy retirando de urgencia su candidatura a la investidura tras decir el día anterior que se sentía fuerte para acudir al Congreso y presentar su opción del Gobierno; y Sánchez, que acababa de declarar su posición favorable a un pacto de gobierno con Podemos, para decir, finalmente, que la propuesta de Iglesias es un ‘chantaje’ y que debe ser Rajoy quien intente la investidura, a pesar que el líder del PP ya dio un paso atrás.

Al fondo de tan lamentable espectáculo de Rajoy y Sánchez solo está el Comité Federal del PSOE del próximo día 30, que es el que debe decidir si Sánchez puede o no pactar con Iglesias y en caso afirmativo bajo que condiciones. Y este Comité afecta también a Rajoy porque el PP -que no tiene ni tendrá aliados para la investidura de Rajoy- ya solo piensa en romper el Partido Socialista entrometiéndose en sus disputas internas. Lo que también favorecería a Podemos en caso de nuevas elecciones.

La renuncia de Rajoy ante el Rey Felipe VI a presentar su investidura debería ser su primer paso hacia atrás para su definitiva retirada del primer plano de la política nacional. En la que de momento permanece para cubrirse del caso Bárcenas e intentar llevarse con él al cementerio de la política al propio Pedro Sánchez al que ha convertido en enemigo personal, tras las múltiples agresiones que Rajoy sufrió por parte del líder del PSOE.

Y puede que ese suicidio político simultáneo de Sánchez y Rajoy que se vislumbra en el escenario nacional, ante la sorpresa del Rey Felipe VI, sea la mejor solución para salir del impasse y el enroque de PP y PSOE si es que de verdad ambos partidos no quieren elecciones anticipadas.

Lo que no parece que le convenga a ninguno de los dos porque tanto Ciudadanos como Podemos han entrado con buen pie en la legislatura y si PP y PSOE provocan nuevos comicios el viejo bipartidismo volverá a perder terreno ante los emergentes, como ya lo anuncian algunas de las encuestas publicadas.

A la vista de esta situación el próximo movimiento quizás debería ser el aplazamiento de la nueva ronda de consultas del Rey hasta después del Comité Federal del PSOE, puesto que Rajoy y Sánchez han dicho que ninguno de los dos es por ahora candidato a la investidura.

Lo que le da a Iglesias otra porción de protagonismo porque afirma con razón que ‘España no puede esperar’ a ver que pasa con estos dos. Mientras Albert Rivera también permanece a la expectativa de lo que pase en el citado Comité Federal del PSOE convertido en nuevo polo de atención general, sobre el que se concentran todas la miradas y luchas de poder y facciones del PSOE y de su entorno mediático (Prisa) y a la vez empresarial.

(*) Periodista

La España oficial y la España real / Ramón Cotarelo *

Todos lo medios de comunicación, todos los mentideros, las tertulias, las barras de las cervecerías, en donde los españoles suelen resolver el problema del Oriente medio entre caña y caña, hablan sin parar de lo mismo:las consultas reales para la formación del gobierno. No hay sitio para nada más. Una situación muy enrevesada, casi laberíntica.

Prácticamente todos los comentaristas se rindieron a la audacia de Pablo Iglesias al proponerse a sí mismo como vicepresidente de un gobierno de coalición con el PSOE, antes de que nadie hubiera dicho esta boca es mía. Una jugada maestra, fulminante, un órdago, una finta que, según muchos analistas dejó descolocado a Sánchez e indujo a Rajoy a quitarse de enmedio.

De escuchar los habituales ditirambos que Podemos se dedica a sí mismo permanentemente: el movimiento de Iglesias fue la causa de la retirada de Rajoy. Solo que Rajoy no se retiró, sino que se hizo a un lado cucamente, a esperar acontecimientos porque, dando por cierto que no será investido, prefiere nuevas elecciones, mientras Pedro Sánchez, nada interesado en ellas, tomó distancias de la oferta de Iglesias y sus amigos del PSOE la calificaban de humillación y chantaje, ignoro por qué. No veo el chantaje por parte alguna. Veo, sí, mucha petulancia, habitual en estos salvapatrias de nuevo cuño populista, pero nada de chantaje. Es lógico, además, que pujen por sacar adelante un gobierno, antes de que retornen las fricciones en su grupo con las franquicias una vez se sienten estas a considerar cómo ese "ministerio de la plurinacionalidad", en realidad suena a ministerio de las reservas indias.

El repliegue del presidente de los sobresueldos desconcierta el protocolo. No está previsto que quien dice haber ganado las elecciones no pueda formar gobierno. Pero sí está previsto que el que no pueda formar gobierno haga mutis por el foro y no se quede a un lado, a ver si tiene mejor suerte en otra ocasión y bloquea la salida. El Rey convoca nueva ronda de contactos y, según se supone, la solución podría ser el gobierno de coalición de la izquierda PSOE, Podemos y los dos de IU. Ya analizamos ayer sus perspectivas y facetas. Mientras tanto, Metroscopia, en sondeo encargado por El País, llega a la conclusión de que la gente valora negativamente a Rajoy, Sánchez e Iglesias, pero pone nota alta a Rivera. Este último dato es tan sorprendente que comienza uno a sospechar que el país oficial es, en realidad, una ilusión, una quimera, una fábula narrada por un idiota, como dice Shakespeare.

Ese es el país oficial: gobierno, partidos, tribunales, jueces, Parlamento, Constitución, elecciones, representación, negociaciones, etc. El país del que hablan los medios, sobre el que se cruzan apuestas y que debaten los expertos. A su lado está el país real, el verdadero, el que responde a la verdadera esencia de este cortijo gobernado de siempre por una oligarquía corrupta, inepta y reaccionaria. Una jueza imputa un delito al partido del gobierno, el PP, por el borrado de los discos duros del ordenador del presunto delincuente Bárcenas, extesorero del partido. Llama a declarar a la tesorera actual del partido y al propio Bárcenas. Justo el mismo día que el hombre mano derecha de la vicepresidenta del gobierno se ve obligado a dimitir por su supuesta implicación en una estafa al parecer propiciada desde la misma Moncloa, sede del gobierno. En cualquier lugar del planeta el presidente de ese partido estaría ya en su casa. Aquí está en el gobierno y quiere seguir.

Es el país real,  gobernado por un presunto corrupto, rodeado de ladrones y sinvergüenzas, algunos de los cuales están ya en la cárcel y otros esperan entrar en breve, al frente de un partido que es una banda de malhechores que llevan años tomando las instituciones públicas al asalto y esquilmando el erario en donde quiera que se relacionan con él. Un país cuyo Jefe del Estado tiene a su hermana sentada en el banquillo acusada de delinquir y un cuñado en idéntica circunstancia y un padre, Rey dimisionario, cuyo comportamiento ha sido inadmisible desde todos los puntos de vista y que ha amasado un dineral, de lo que informa la revista Forbes, sin que hasta la fecha haya dado explicación alguna sobre el origen de su fortuna.

Real y muy real es que el mismo pavo que protegió y amparó a su amigo Bárcenas, que cobró sobresueldos de procedencia dudosa, engañó a todo el mundo con un programa electoral falso, mintió descaradamente en al Parlamento y protegió y amparó prácticamente a todos los delincuentes del PP, tiene el morro de presentar su candidatura a la presidencia del gobierno. Como lo es que el partido cuyos miembros (muchos de ellos con altos cargos de la administración, empezando por el consejo de ministros), han entendido la política como un medio para enriquecerse a costa del bien público, para enchufar a los amigos y parientes y esquilmar el país, privatizando sus bienes colectivos o simplemente robándolos, tenga la representación parlamentaria más numerosa

Son estos sinvergüenzas quienes, disfrazados de políticos, atienden a todos los ritos de la democracia, como si aquí hubiera un gobierno y no un consejo de forajidos; un Parlamento y no un coro de paniaguados, enchufados y botarates; unos tribunales y no unos jueces obsequiosos con los poderosos; como si los medios tuvieran periodistas independientes y no sicarios a sueldo; como si los curas se dedicaran a pastorear a la grey y no a arramblar con cuanta riqueza se cruza en su camino para enriquecer a la Iglesia. Háganse cuantas excepciones se quieran en todas esas categorías. Siempre serán excepciones.

El país real es este que todos padecemos. El otro, el de las consultas reales, las tertulias, en el fondo, es una ilusión, un mundo virtual.
 
P.D.) Ironías de la vida. En mi artículo de elMón.cat de hoy trato de demostrar que la combinación de un posible gobierno de la izquierda en España depende del voto favorable o, cuando menos, la abstención de los nueve diputados de ERC y los ocho de Democràcia i Llibertat. Palinuro lo anunció ya en la noche del 20D, Todos pierden menos los catalanes y ahora eso es patente. 
 
Cuando Tardá (ERC) dice que no hay posibilidad de gobierno de izquierda en España si no reconoce la soberanía del pueblo catalán, igual que cuando Homs (CDC) anuncia que no regalarán su abstención al gobierno de Madrid, están poniendo un dogal muy estrecho en el cuello de la hipotética coalición izquierdista española. 
 
Por ahora es inimaginable que el PSOE admita ese principio de soberanía catalana y también que acepte referéndum de autodeterminación. Mucho tendrían que cambiar las cosas para que eso pasara. Y, si los dos partidos independentistas se obstinan en mantener sus exigencias, está claro que no podrá haber gobierno de izquierda en España. Podría haber uno de gran coalición (PP - PSOE y, quizá, C's) que el PSOE no admitiría en ningún caso, o nuevas elecciones.

El problema para los partidos españoles reside en ese escenario de elecciones nuevas. Nadie las quiere, pero es una amenaza de los independentistas catalanes con mucha fuerza porque es muy verosímil ya que a ellos les interesa por cuanto mientras no haya gobierno en España ellos podrán poner en marcha con más tranquilidad su hoja de ruta.
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED