viernes, 20 de enero de 2017

El Gobierno, sin margen para bajar el precio de la luz / José Hervás *

Pese a la buena voluntad del Ejecutivo, y muy en especial de su ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, se impone el sentido de la realidad. Los precios de la electricidad no van a bajar. Las primeras declaraciones de Álvaro Nadal parecían destinadas a provocar, por una parte una cierta esperanza entre los consumidores, por otra estaban dirigidas a reducir el alcance de las críticas de los partidos de la oposición.

La subida de la luz es otra china en el ca­mino de las ne­go­cia­ciones con Ciudadanos, PSOE y PNV para lo­grar un acuerdo que per­mita la apro­ba­ción de los pre­su­pues­tos.

Los ex­pertos del mer­cado de la energía ad­miten que en las pró­ximas se­manas po­dría mo­de­rarse la subida, pero los pre­cios de la elec­tri­cidad van a su­perar cla­ra­mente el precio medio re­gis­trado el año pa­sado.

El tono del mi­nistro había abierto falsas es­pe­ranzas que él mismo ha que­rido des­pe­jar. Finalmente este jueves ha aca­bado por ad­mitir que los pre­cios del año pa­sado eran muy bajos y que es­tamos vol­viendo a los pre­cios re­gis­trados en años pre­vios.

La es­pe­ranza más fun­dada es que Argelia re­suelva sus pro­blemas para el abas­te­ci­miento y, al me­nos, por lo que res­pecta a los pre­cios del gas, se vuelva a la nor­ma­li­dad. Nuestra de­pen­dencia de Argelia en ma­teria de gas su­pone casi un 60 % de todo nuestro abas­te­ci­miento.

La com­pa­re­cencia que ha pe­dido el ti­tular de Energía en el Congreso ser­virá para ex­pli­carnos lo di­fícil que está la si­tua­ción pero para poco más. Quizás tam­bién se logre un pe­queño avance para com­prender los me­ca­nismos de las subas­tas. Pero el sis­tema ac­tual no re­sulta sen­cillo mo­di­fi­carlo.

Como re­cuerdan los ex­pertos del mer­cado, el precio de la elec­tri­cidad en Europa se cal­cula de forma coor­di­nada entre los países del cen­tro, sur y norte de Europa, desde Portugal a Finlandia. La nor­ma­tiva ex­cede la ca­pa­cidad del Gobierno es­pañol y de cual­quier go­bierno eu­ropeo de forma in­di­vi­dual para aplicar me­didas que mo­di­fi­quen el me­ca­nismo adop­tado en España.

Es cierto que este sis­tema puede me­jo­rar. Pero lo que hay que ex­plicar cla­ra­mente es que no lo puede hacer España de forma in­di­vi­dua­li­zada. En la ac­tua­lidad en la subasta se acude pri­mero a las ener­gías más ba­ra­tas. Una vez ago­tada la oferta de las ener­gías más ba­ratas se acude a las más ca­ras. La úl­tima subasta es la que de­ter­mina el precio para el con­junto de la oferta. De ma­nera que si hay más de­manda la energía re­sulta más cara.

Pero es el sis­tema vi­gente de norte a sur de Europa. Lo sabe muy bien el res­pon­sable de energía del Gobierno de Mariano Rajoy, quien des­pués de haber ha­blado de crear un nuevo mer­cado del gas y de otras so­li­ci­tudes de es­tu­dios ha aca­bado por re­co­mendar el con­trato de un re­cibo con ta­rifa va­ria­ble. Él lo hace y ase­gura que sale a cuenta tanto a medio como a largo plazo.

Si tan fa­vo­rable es para los con­su­mi­do­res, sería muy re­co­men­dable que el mi­nistro ini­ciara una cam­paña de edu­ca­ción para los usua­rios de la energía eléc­trica y que des­ti­nara re­cursos para su­per­visar a los agentes de las com­pañías eléc­tricas que hacen las vi­sitas en los ho­ga­res.

Durante el pro­ceso de li­be­ra­li­za­ción de con­tra­ta­ción de com­pañía la ca­suís­tica sobre los malos usos de estos agentes de las com­pañías está llena de malas prác­ti­cas.

No es fácil que el Gobierno inicie esta cam­paña para cam­biar los usos y cos­tum­bres en las re­la­ciones de los es­pañoles con sus com­pañías de elec­tri­cidad si tan fa­vo­rable debe re­sultar a con­su­midor como dice el mi­nis­tro.

Pero apro­ve­chando la ola que se ave­cina de crí­ticas de los par­tidos po­lí­ticos a la falta de pre­vi­sión del Gobierno para evitar esta subida, habrá que apro­ve­char para que el ga­li­ma­tías de la fi­ja­ción de pre­cios se aclare. No se podrá es­perar mucho más que saber que los pre­cios no van a bajar y que in­cluso po­drían volver a su­bir.


(*) Periodista

No hay comentarios: