martes, 10 de enero de 2017

¿Quién dijo que 2017 iba a ser el caos? / Luis Alcaide *

Aunque pueda parecer ingenuo o cínico- como dice Y.N. Harari (Homo Deus)-, “el hambre, la peste o la guerra no forman ya parte de las preocupaciones del ciudadano medio de una buena parte de nuestro planeta”. Ni Trump ni el Brexit británico, ni los señores del Ibex o de Wall Street, tampoco los autócratas rusos o chinos, poseen suficiente poder para reproducir las terribles destrucciones que tuvieron lugar a partir de 1914 o 1940.

El mundo es un lugar más apa­cible y mejor con­tro­lado, na­tu­ral­mente se pro­du­cirán altas y bajas como la pro­vo­cada por las es­pe­cu­la­ciones fi­nan­cieras e in­mo­bi­lia­rias de la pri­mera dé­cada de este tercer mi­le­nio. Ahora bien, los lla­mados es­ta­bi­li­za­dores au­to­má­ticos por los eco­no­mis­tas- se­guro de des­em­pleo, pen­siones y sa­nidad uni­ver­sal- con su apa­rente mo­destia han for­mado una red de se­gu­ridad que ha evi­tado la apa­ri­ción de sal­va­dores en úl­tima ins­tan­cia, Hitler o Lenin, con sus nazis o co­mu­nis­ta­s-es­ta­li­nis­tas.

Las ins­ti­tu­ciones han pre­va­le­cido sobre los vi­sio­na­rios. El 15-M no es más que una sa­lu­dable reunión de uni­ver­si­ta­rios más o menos es­pa­bi­la­dos.

Alejadas de las grandes tra­ge­dias, las del Oriente Medio y zonas sub­saha­rianas de África, las so­cie­dades como la nuestra ne­ce­si­tan, sin em­bargo, per­fec­cionar sus ins­ti­tu­ciones como con­di­ción ne­ce­saria para man­tener o in­cluso me­jorar los ni­veles de vida de sus ciu­da­da­nos. Una de esas ins­ti­tu­ciones no es ni más ni menos que el mo­delo pro­duc­tivo.

Un mundo abierto y glo­ba­li­zado en el que el 85% de los mo­tores a pro­pul­sión o las tur­binas de gas que fa­brica General Electric se vende fuera de los EEUU desde hace 15 años. El mar de plás­tico al­me­riense o los cul­tivos sub­tro­pi­cales gra­na­di­nos, agua­cate y mango, res­ponde a una ele­vada y cre­ciente de­manda de los mer­cados eu­ro­peos. La glo­ba­li­za­ción, como decía un re­ciente edi­to­rial del FT, tiene mu­chas vidas y sabrá sor­tear los ins­tintos pro­tec­cio­nistas de D.Trump y su equipo de nuevos mer­can­ti­lis­tas.

El año 2016 no ha sido desas­troso para el co­mercio in­ter­na­cional pero ha vuelto a sub­rayar que su evo­lu­ción está siendo menos di­ná­mica que la del pro­ducto in­terno de los países co­mer­cian­tes. El pro­tec­cio­nismo po­lí­tico no es la única causa hay otras ra­zones como el cambio ge­ne­rado en las es­truc­turas en las ca­denas de pro­duc­ción que son menos in­ter­na­cio­nales y se están in­terio­ri­zando gra­cias a las me­joras in­tro­du­cidas por las nuevas tec­no­lo­gías en aque­llos países cuyos costes la­bo­rales eran su­pe­riores a los de sus com­pe­ti­do­res.

En cual­quier caso la ex­plo­sión glo­ba­li­za­dora está su­friendo una co­rrec­ción, en el caso de España el des­censo del valor de las im­por­ta­cio­nes, además de obe­decer a la ba­jada del precio del pe­tró­leo, po­dría ser un in­di­cio, como dice Funcas en su aná­lisis co­yun­tu­ral, de que la elas­ti­cidad de esas im­por­ta­ciones con res­pecto a la de­manda global se está re­du­ciendo, lo cual, en caso de con­fir­marse, su­pon­dría un cambio es­truc­tural de gran trans­cen­den­cia.

Por el lado de las ex­por­ta­ciones y en los úl­timos nueve meses se pone de ma­ni­fiesto un com­por­ta­miento más di­ná­mico que el de la propia Alemania, in­cre­mentos del 0,9 y del 0,3% res­pec­ti­va­mente. La evo­lu­ción del con­junto de la eu­ro­zona es to­davía más ne­ga­tiva, -0,4% y lo es más en el caso de la UE-28 con un des­censo del 1,2%. Más allá de las fron­teras eu­ro­peas las ex­por­ta­ciones de Japón se han re­du­cido en un 9,3%, un 6,9% las de China y un 4,6% las de EEUU.

De al­guna ma­nera es­tamos aunque sea muy mo­des­ta­mente, ga­nando cuota de mer­cado. Además au­menta nuestro su­pe­rávit co­mer­cial con la UE-28 y to­davía más con la eu­ro­zona. Sigue sin em­bargo, man­te­nién­dose el des­pro­por­cio­nado dé­ficit con China sin que se co­nozca nin­guna reac­ción por parte del go­bierno. Lo cual, por des­gra­cia, con­firma la atonía de una ad­mi­nis­tra­ción po­li­ti­zada que no ha con­se­guido de la UE las mismas ven­tajas para nues­tros cul­ti­va­dores de in­ver­na­dero (Almería y Murcia) que las que re­ciben sus com­pe­ti­dores ho­lan­deses o del norte de Europa.

Unas ad­mi­nis­tra­cio­nes, es­tatal y au­to­nó­mica, que no son ca­paces de evitar que las aguas que brotan en la se­rranía de Ronda se viertan al mar cuando los agri­cul­tores gra­na­dinos de agua­cate y mango ne­ce­si­ta­rían un 10% de esos cau­dales para in­cre­mentar la pro­duc­ti­vidad de esos cul­ti­vos.

No solo no fun­ciona efi­cien­te­mente el INEM sino las ad­mi­nis­tra­ciones pró­ximas al ciu­da­dano pro­duc­tor. Este es un reto acu­ciante si la com­pe­tencia se agrava a la vez que se con­trae el ho­ri­zonte de la glo­ba­li­za­ción.


(*) Economista del Estado

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