La insoportable hostilidad y el rechazo del presidente Trump contra
los inmigrantes, muy focalizado en los mejicanos por su anuncio de
construir un muro, con el que cree que evitará el paso de ilegales, ha
desatado una campaña internacional en su contra en la que se mezclan
argumentos sobrados de buena intención que comparto con discursos
trufados de ignorancia y cinismo, porque el muro ya existe, y no es una
broma.
Cubre cerca de un tercio de la línea fronteriza y casi 1.000
kilómetros, construidos en el mandato de Bill Clinton, y no fue
derribado ni por George W. Bush ni por Barack Obama. Leo y escucho a
tantos y parece que hablan de un muro de nueva creación. Y no he
escuchado ni leído a la mayoría, ni allí ni aquí, denunciar su
existencia hasta la fecha y los dramas que se viven a un lado y otro del
mismo. Han vivido confortablemente, han ignorado su existencia y no se
han manifestado.
En una estrategia de tratar de presentarse como un presidente que
cumple con sus compromisos de campaña, Trump ha entrado en la casa
Blanca como caballo en cacharrería, aunque irá frenando según se
aprieten las cinchas de la ley vigente, la Constitución y algunos de los
congresistas de su partido. De entrada, firmó el decreto para reforzar
la frontera con México, construir el muro y que después México reembolse
el coste a los EEUU a través de aranceles e impuestos. Completó el
dislate anunciando castigos para las ciudades que “amparen” a
inmigrantes sin papeles, garantizó que se va a poner duro deportando
ilegales, prometió construir centros de detención de inmigrantes junto a
la frontera y anunció la contratación de 5.000 agentes fronterizos para
trabajar en su misión xenófoba.
Agitar el odio al extranjero le ha dado rédito a Trump, pero no le va
a salir gratis su impulso racista y xenófobo. Y lo va a tener jodido
para construirlo si de verdad se pone a ello. Recomiendo visionar un
vídeo titulado “Buena suerte con ese muro” (Good luck with that wall),
realizado en octubre del pasado año por el medio “The Intercept”, en el
que el cineasta Josh Begley y la documentalista Laura Poitras, una de
las periodistas que publicó los documentos filtrados de Edward Snowden,
muestran a través de fotografías de satélite de Google Maps unidas unas
con otras, los 3.144 kilómetros de la frontera entre EEUU y México, y
las diferentes, heterogéneas y complejas condiciones geográficas del
terreno, en una especie de vuelo a bordo de un pájaro. A ver cómo
culmina el muro el presidente chuleta.
Leo varios artículos en la prensa americana en los que se explica con
datos que los 12.000 millones de dólares de coste del muro, que es la
cifra manejada por Trump, son un chiste. Si se propusiera de verdad
construirlo, aun reduciendo su altura, la cosa no le saldría por menos
de 25.000 millones de dólares, y habría que ver como resuelve los
problemas orográficos, especialmente en las zonas montañosas divididas
por el Río Bravo.
Trump es un tipo peligroso, o al menos a mí también me lo parece.
Tengo escrito en este andén que jamás unas elecciones en los EEUU habían
presentado dos candidatos tan lamentables como él y la señora Clinton.
Pero el muro no es el problema que presenta Trump para la humanidad. Que
los árboles no nos impidan ver el bosque.
Y si tanto preocupa el muro a
tantos, que se molesten en constatar cuántos muros existen a lo largo
del planeta dividiendo a seres humanos, en general, los ricos a un lado y
los pobres a otros. Muros de la vergüenza. En España también. Y en esos
muros se quedan muchas vidas de seres humanos que tratan de sortearlos
buscando una vida mejor, un sueño de libertad y prosperidad. Los muros
son la consecuencia de prejuicios, impotencia, ineptitud política,
ambiciones, egoísmos, mangancias, corrupciones, miedos y complejos.
Y no son solo los muros. El drama de las sociedades modernas es la
desigualdad, tremenda, creciente, y la apatía de muchos que no se
preocupan por ello hasta que les toca. El cinismo. Puestos a recomendar,
no dejen de ver el documental “Frágil equilibrio”, dirigido por
Guillermo García López. Habla de este problema universal, de tantas
familias destrozadas, de muros, de desigualdad, de especulación, de
corrupción política y moral. De la vida misma. No es solo Trump. No
seamos cínicos.
(*) Periodista
http://www.republica.com/en-el-anden/2017/01/29/cinismo-frente-al-muro-de-trump/
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