MURCIA.- El Salón de Plenos del Ayuntamiento de Murcia acogió este jueves la sesión del Consejo
de los Hombres Buenos, en la que se dirimieron tres juicios orales por
conflictos de riego en la Huerta de Murcia, una sesión que presidió
Diego Frutos y a cuyo inicio asistió el alcalde de Murcia, José
Ballesta, y miembros de la Corporación municipal.
"El honor y el respeto son los dos principios que definen a
esta institución que representa nuestra tradición y raíces, y que lleva
resolviendo las disputas que puedan existir entre los hombres de la
Huerta desde hace 750 años", explicó el alcalde, quien añadió que "se
trata de acuerdos consuetudinarios que están reconocidos en la Ley
Orgánica del Poder Judicial".
El Consejo de los Hombres Buenos retoma así sus sesiones
públicas periódicas en el Salón de Plenos, lugar en el que lleva
reuniéndose desde el siglo XIX, dando cumplimiento a una moción aprobada
por el Pleno del Ayuntamiento el pasado mes de noviembre.
Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por
la Unesco, la jurisdicción del Consejo comprende toda la Vega Media del
Segura (Murcia, Alcantarilla, Beniel y Santomera) y a unos 22.000
regantes que pagan sus cuotas anuales a la Junta de Hacendados.
El Consejo atiende a las demandas de los que se consideran
agraviados por conflictos relacionados con los cauces de riego (acequias
mayores, acequias menores, brazales y regaderas) y cauces de desagüe
(azarbes mayores, azarbes landronas, azarbetas y escorredores).
El tribunal está constituido por cuatro vocales (dos de
Alquibla y dos de Aljufía -las dos acequias mayores que dan riego a la
Huerta de Murcia-, un secretario, el alguacil y un presidente.
El Consejo actúa de forma ordinaria todos los jueves del
año, llevando a cabo sesiones de conciliación en las que se alcanzan
acuerdos satisfactorios para ambas partes en el 95% de los casos, por lo
que los tres casos que se llevaron este jueves a juicio representan una
pequeña minoría de todos los conflictos resueltos.
Los tres juicios fueron orales, como marca la costumbre, y
estuvieron presididos por el presidente de la Junta de Hacendados, Diego
Frutos. En cada sesión, se sigue el mismo orden: primero se da lectura a
la demanda interpuesta en presencia de las dos partes: demandante y
demandado, y se da cuenta de las actuaciones e inspecciones llevadas a
cabo por el Consejo, con el objetivo de constatar los hechos.
El demandante toma la palabra y, tras ratificarse en los
hechos, argumenta su demanda. Acto seguido asume el turno la otra parte,
que tiene la oportunidad de defender su postura ante el tribunal. Este
valorará las pruebas documentales o periciales que ambas partes quieran
presentar.
Si los vocales lo estiman oportuno, se abre un turno de
preguntas. Una vez expuesto el conflicto y con los testimonios y pruebas
recogidas, llega la deliberación del tribunal, que es secreta. La
sentencia que se dicta es firme, ya que las decisiones del Consejo son
inapelables.
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