MADRID.- Con el aviso de que "si en
este país no se cumplen las normas, vamos a tener un problema" y su
consabido "respeto a la justicia", Mariano Rajoy ha vuelto a hacerse el
ignorante tanto de la corrupción probada entre sus filas, como de la
presunta que enjuician los tribunales. Sea José Manuel Soria, Pedro
Antonio Sánchez, Rafael Catalá o los movimientos en la fiscalía del
Estado, la respuesta del presidente del Gobierno ha vuelto a ser la
misma: apelar a que el sistema judicial funciona y despacharlo como si
nada fuera con él, según recuerda hoy www.eldiario.es
El plan del PP era vender
su puesta a punto en cuanto a mandos y a proyecto político en su
congreso nacional. Y seguir enmarcando sus casos de corrupción en el
pasado con promesas de regeneración política y democracia interna. La
polémica por la situación judicial de un presidente autonómico como el de Murcia no tardó en ser protagonista. Más, cuando unas cámaras de televisión captaban al ministro de Justicia ansioso
por aprovechar la ocasión para intentar contactar con Pedro Antonio
Sánchez y él esgrimía después información privilegiada.
Todo lo que el presidente del Gobierno ha dicho
sobre su caso es que "ya se le han archivado 16 denuncias" y "hay que
respetar la presunción de inocencia". Ante la presión de Ciudadanos,
sostén del Ejecutivo murciano y socio de investidura del Gobierno
central, el PP pide tiempo y asegura que no se trata de un caso de
corrupción sino de una posible "metedura de pata" en el caso Auditorio
que lo llevará a declarar como investigado el próximo 6 de marzo.
Al menos en este caso, Rajoy parece estar al tanto. La sentencia que demuestra que José Manuel Soria mintió al
decir que se había pagado de su bolsillo unas vacaciones de lujo en la
República Dominicana le pilló desprevenido. Todas las explicaciones
sobre la estancia de lujo en un hotel por parte de su entonces ministro
de Turismo consistieron en decir "no me he enterado" y en preguntar "¿cuándo ha salido eso?".
Sea en una entrevista en televisión o en una sesión de control en el
Parlamento, la respuesta habitual de Rajoy consiste en no responder. O
simplemente en atacar a quien le pide explicaciones. "Menos mal que no
es usted Robespierre" fue la frase de efecto escogida para contestar a
Pablo Iglesias en el pleno del Congreso. El portavoz de Unidos Podemos
le había reprochado en dos minutos una lista en la que cabían una
quincena de casos. "¿Quién es el delincuente hoy?", inquirió el diputado
ante una condena a pagar las costas al que había acusado de
delincuentes a los periodistas que le investigaron.
El hashtag #YoconPedroAntonio se le ha dado la vuelta al PP y ya
acumula más burlas que muestras de apoyo. Aun así, el afectado mantiene
el visto bueno de Génova para ser candidato a presidir la formación
regional, además de seguir en el Gobierno. Tras los relevos en la
Fiscalía Anticorrupción, las denuncias de presiones al responsable de
investigarlo en la comunidad han sido desviadas por Catalá como si
fueran recientes.
El fiscal general, José Manuel Maza, comparece el miércoles en el Congreso y
se enfrenta a las preguntas de la oposición sobre los cambios ordenados
en la fiscalía y la desprotección e intimidaciones denunciadas por
López Bernal en Murcia, además de pedir también la del ministro de
Justicia e Interior para que expliquen la situación.
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