viernes, 3 de febrero de 2017

Agua virtual para todos / Ángel Montiel *

La cosa consiste en que vas en tu coche en dirección a Almería, y a la salida del túnel bajo el Castillo de Lorca apareces en los Carnavales de Río de Janeiro. Iker Jiménez y su equipo de Cuarto Milenio denominan a este frecuente fenómeno como teletransporte. Es algo tan socorrido que el Gobierno de Murcia buscó en su día una aplicación autóctona relacionada, cómo no, con el urbanismo.

Consistía en que vas y compras un rodalito de monte poblado de pinos y después se lo permutas al Ayuntamiento correspondiente por unos terrenos urbanizables guay del Paraguay (de ahí lo del teletransporte) en los que elevar unos pisitos muy apañados, a veces incluso con un plus de edificabilidad si se recurría a la figura del convenio, consistente en suplir la obligada inversión pública en farolas o en cualquier otro equipamiento social por una ´mejora´ en las obras privadas que alcanzara al interés general.

Cualquiera diría que esto se asemeja al timo, pero no: era política urbanística, básicamente la que aplicó el gobierno municipal de Miguel Ángel Cámara en Murcia para disfrute, goce y beneficio de los promotores amiguetes, valga la redundancia. Sin embargo, había un problema que dificultaba los pelotazos.

Y es que todo proyecto de urbanización precisa de unos informes preceptivos para la garantía de los recursos básicos de suministro, sobre todo del agua. Y era un organismo estatal, durante casi ocho años en manos del PSOE-ZP, la Confederación Hidrográfica del Segura, el que tenía que aprobar la viabilidad de los nuevos proyectos de desarrollo, teletransportados o no.

¿Cómo esquivar ese molesto trámite, casi siempre adverso por enfadosos condicionantes técnicos? Alehop. El Gobierno regional de Valcárcel decidió ingeniar el Ente Público del Agua, un chiringuito a medida que facilitaba las licencias de urbanización con más generosidad que los exhibicionistas regalan caramelos a las puertas de los colegios.

Así fueron aprobadas, como denuncia el grupo municipal de Ahora Murcia, más de 112.000 viviendas en un buen puñado de urbanizaciones distintas, que las sucesivas sentencias del Tribunal Supremo han desautorizado. Resulta curioso que el mismo partido que reprocha al Gobierno catalán que promueva medidas que desbordan sus competencias e invaden las del Estado operara durante años en Murcia con una actitud similar en lo que respecta a la normativa urbanística, es decir, creara sus propias leyes para fintar las estatales, aunque, como es natural, hayan resultado finalmente inválidas.

Casos como el de Fernando Berberena, la voz cantante de la urbanización Joven Futura, afectada por la aprobación virtual del suministro de agua, son muy expresivos. Pasó de acudir a la ventanilla municipal por el lado de los promotores a ponerse del otro lado, el oficial, una vez que fue fichado por Cámara como concejal de Urbanismo, con las consecuencias que todos conocemos como resultado de su vergonzante gestión en tantísimos aspectos.

Y a pesar de que estas evidentes incompatibilidades desde el punto de vista político fueron señaladas desde el principio, por lo menos desde esta columna, todo transcurrió durante un largo tiempo como si respondiera a la normalidad, hasta que se empezaron a ver las colecciones de relojes y cuadros y las partidas de dominó en barcos innombrables.

La pregunta que corresponde ahora es: ¿quién se hace cargo de la estafa a los propietarios de esas casas, quién ha de dar la cara, aunque sean caras de cemento armado, por una gestión política y urbanística en la que el agua era un elemento virtual?

Nadie, claro. Como siempre.


(*) Columnista





http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/02/02/agua-virtual/802627.html

No hay comentarios: