La campaña de Pedro Sánchez está siendo
un éxito que la gestora no esperaba. Lo cual da una idea aproximada de
sus luces. Creía que era posible defenestrar a un SG elegido en
primarias con un golpe de mano (la artificial dimisión de 17 vocales)
sin que nadie protestara. Y se ha encontrado con una sublevación en toda
regla que, por la constancia y las audiencias, augura el triunfo de
Sánchez, convertido en la romántica figura del vengador de sí mismo
frente a un grupo de conspiradores que ni a salir a la luz se atreve,
única razón por la que Susana Díaz aún no ha presentado su candidatura. Y
como van las cosas, quizá no la presente.
Los
llenos absolutos y las aclamaciones a Sánchez, apuntan a una reelección
por cómoda mayoría. En las redes -en donde predominan sus partidarios-
se lanzan juicios que hablan de una movilización entusiasta con muy
buena conciencia de sí misma, como si estuviera forjándose una leyenda,
de las de "yo stuve allí". "Es", se lee, "el espíritu del socialismo de
los años 80". Frente a eso, los contrarios tienen poca épica que vender.
Venden la presencia cotidiana que, en sí misma, no es nada. Argumentan
el valor de ser una oposición responsable, capaz de sofrenar la
agresividad de la derecha. Un relato incapaz de responder a la siguiente
pregunta: ¿cómo es posible que, con el gobierno en minoría, la RTVE
siga siendo su órgano de propaganda y censura de todo lo demás? Si eso
es oposición responsable prefiero la irresponsable.
No
habiendo argumentos a favor del PSOE claudicante de la gestora Díaz,
S.L. se recurre a las críticas y se dice que en la asistencia a los
encuentros de Sánchez con la militancia, el 30% no son militantes y no
votan en primarias. Cierto. Pero va otro 70%. Los demás candidatos o
hipotéticos candidatos, ¿que audiencia tienen? La señora Díaz reúne
alcaldes, lo que pone su campaña a la altura de Bienvenido Mr. Marshall,
pero tiene poca pegada y en algunos sitios la abuchean. De López solo
se sabe por sus entrevistas en la prensa; pero los lectores de
periódicos, como los simpatizantes, son periecos: existen, pero no
votan. Con todo, circula una encuesta que da ganador a Sánchez con el
51% de los votos. He visto otras con otras cifras, pero el ganador es
siempre Sánchez.
No
se descorazonen los adversarios: si ellos no mejoran en sus
expectativas, Sánchez puede empeorar en las suyas. Tiene dos meses por
delante y, si es difícil estar dos meses manteniendo la atención pública
con aportaciones constructivas y positivas, es, en cambio, muy fácil
meter la pata varias veces, decir o hacer inconveniencias. Recuérdese el
famoso apotegma atribuido a Groucho Marx: "es mejor quedarse callado y
parecer tonto a abrir la boca y disipar dudas."
De
hecho el mínimo desliz de Sánchez será difundido y generará ataques de
desgaste de esa imagen tan mediática de hombre impoluto, de fuera del
sistema, que retorna empujado por los militantes a poner en práctica un
programa que quiere ser de regeneración del PSOE en concreto y alianza
de la izquierda en general. Así, ha bastado una observación del famoso
documento ese sobre la nueva socialdemocracia o algo así acerca de las
juventudes socialistas para que estas se hayan irritado e iniciado una
campaña en red contra Sánchez con el hashtag #asinopedro o algo similar.
Siempre he creído que estos documentos de doctrina, con vocación de vademecum, que
se repiten de generación en generación, como jaculatorias contra el
maligno, no sirven para nada. A la vista está. Dice el documento que se
debe evitar que las JJSS sean una agencia de colocación. Los jóvenes se
han rebotado. Hacen bien; para eso son jóvenes. Pero no saben razonar su
rebote. El problema no es que las JJSS sean una agencia de colocación;
el problema es que lo sea todo el PSOE, incluidos los jóvenes. El
problema es decirlo y hacer algo por evitarlo. Para agencia de
colocación ya está el PP.
La señora Díaz negando a Sánchez derechos de autor sobre el izquierdismo del PSOE, al sostener que en el PSOE son todos de izquierda, se sitúa en una posición difícil porque si trabajo hay para reconocer su propio izquierdismo, aceptar que también sean de izquierdas Paco Vázquez, Bono, Leguina, Rubalcaba, Fernández Vara o Lambán raya en la más excelsa de las credulidades.
La señora Díaz negando a Sánchez derechos de autor sobre el izquierdismo del PSOE, al sostener que en el PSOE son todos de izquierda, se sitúa en una posición difícil porque si trabajo hay para reconocer su propio izquierdismo, aceptar que también sean de izquierdas Paco Vázquez, Bono, Leguina, Rubalcaba, Fernández Vara o Lambán raya en la más excelsa de las credulidades.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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