Parece como si los tres grandes partidos de la oposición PSOE,
Podemos y C’s hubieran nacido ayer a los pies de un guindo de cuyas
ramas cayeron al suelo, y de pronto descubrieron que en el PP hay
corrupción a granel y que Rajoy, lejos de romper con ella -no puede
hacerlo sin correr riesgos- se afana en ocultarla bajo la alfombra de la
Moncloa. Y si queda un cabo suelto envía a sus fiscales-PP aleccionados
por el descarado Catalá para tapar, frenar y proteger a los
delincuentes amigos y ‘aliados’.
Y claro los portavoces parlamentarios de la Oposición están que
trinan, sobre todo Albert Rivera, que firmó un pacto con el PP para la
investidura de Rajoy en materia de corrupción y de ello no queda ni el
rabo. Y Rivera pone el grito en el cielo, mientras Antonio Hernando
brama por los pasillos del Congreso, y Pablo Iglesias sube el tono de
sus acusaciones a su amigo Rajoy mientras sigue el baile de los jueces y
fiscales que pastorea el ministro Catalá.
Pero ¿acaso no conocían Rivera, Hernando (en cuyos oídos retumba el
‘no’ de Sánchez) e Iglesias las artes malabares de Rajoy con la
corrupción? Pues sí, pero entre estos tres entronizaron a Rajoy en La
Moncloa. Iglesias con su ‘no’ a la investidura de Sánchez y Rivera y
Hernando con su ‘sí’ y abstención, respectivamente, a la investidura de
Rajoy.
Podían haber exigido otro candidato al PP, haber pactado un
Presidente independiente (‘operación Mario Monti’) e incluso haber
dejado gobernar a Sánchez. Y Rivera pudo haber entrado en el Gobierno
del PP, y en ese caso haber exigido el Ministerio de Justicia y el
control de la Fiscalía del Estado. Pero no hicieron nada y los tres
PSOE, Podemos y C’s escogieron a Rajoy y lo hicieron presidente del
Gobierno, y ahí está a sus anchas y muerto de risa ante los sollozos de
la Oposición.
La misma que lo encumbró y que lo puede derribar cuando quiera y el
reglamento del Congreso lo permita. Y esa es una operación muy sencilla a
nada que los jefes de la oposición tengan algo de coraje y capacidad de
pactos entre ellos, lo que por otra parte no es fácil de imaginar salvo
que Sánchez, ‘el rojo’, gane las primarias del PSOE lo que tampoco
conviene descartar.
Ahora bien, dicho esto cabe preguntar ¿por qué Rajoy vuelve a retozar
en el fango de la corrupción por salvar al Presidente de Murcia? visto
lo que le ha pasado como Barberá, Soria, Mato y algunos más, Rajoy no
debería abusar de su posición ni tentar la suerte porque nadie es
imprescindible -ni siquiera bajo el volcán incandescente catalán- y un
día de estos la Oposición si lo desea lo puede relevar en un abrir y
cerrar de ojos. Y entonces se acabarán los aforamientos, los fiscales
obedientes y las intrigas del Poder Judicial.
De manera que mucha precaución y prudencia en La Moncloa, donde por
lo visto no saben sumar los escaños de la Oposición, porque Rajoy está
sentado en un sillón eyectable al vacio -como los de los pilotos de
aviones de combate- y el botón de lanzamiento no está a su alcance sino
que lo tiene el pleno de la Oposición.
(*) Periodista
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