jueves, 2 de marzo de 2017

El Pacto de las Lentejas / Ángel Montiel *

Lo ha dicho Maíllo, la nueva autoridad del PP que suplanta sutilmente a Cospedal: «Eran lentejas». Respondía así, supongo, a la pregunta: ¿Por qué no están dispuestos a cumplir en su literalidad el pacto que firmaron con Ciudadanos? Tal vez las nuevas generaciones del siglo XXI sufran algún desconcierto ante esa respuesta. Pertenece a la sociología de la remota posguerra española, cuando las madres, apuradas por la escasez de las despensas, insistían en ofrecer como plato único a sus hijos ese menú barato, y ante las protestas al modo de Mafalda frente a la sopa, exponían a sus retoños la dura realidad: «Son lentejas; si quieres las tomas y si no, las dejas». Cada vez que pido lentejas en algún restaurante y disfruto de su extraordinario sabor pienso, porque aprendí ese recitado de mi madre después de que ella lo aprendiera de la suya, que hay dos mundos: uno, en el que te está permitido pedir lentejas en el menú, y otro, en el que las lentejas te vienen dadas porque no hay otra cosa y te toca tomarlas cada día. 

Maíllo ha recitado el viejo lema, adaptado a la situación de hambre de poder en que se vio su partido tras el 26J: eran los más votados, pero no tenían algo que echarse a la boca. Y ahí apareció Ciudadanos, perdidos en una esquina del Parlamento, dispuestos a tomar la iniciativa, adelantándose a que la izquierda (Podemos/PSOE) suspendiera su relación de celos y les diera por ir a lo práctico. Cuando nadie se movía, en pleno verano, salió Rivera y pronunció un decálogo de ´medidas previas´ anticorrupción para proponer al PP: si éste las firmaba, entrarían en una segunda fase de diálogo para concertar otras iniciativas que ya serían de política gubernamental. El PP vio el cielo abierto, y firmó. Es verdad que racaneando y tratando de repelar matices de la decena de enunciados demasiado taxativos, pero acabó firmando. Uno de aquellos epígrafes, para que ahora nos hagamos una idea, rezaba que el PP se comprometía a promover en el Congreso una comisión de investigación sobre su propia corrupción interna. Firmaron. Con un par. 

Ahora, Maíllo nos desvela la razón de tanto desprendimiento en favor de la política autorregenerativa: «Eran lentejas». O sea, el único menú que se les ofrecía, pero con el que aun habiendo ganado las elecciones en minoría, les permitía tomar aliento para convertir esa insuficiente victoria en un escalón para acceder al poder. Y mantuvieron el poder, después de que también el PSOE, tras un ´golpe de estado´ interno, se sumara a lo irremediable. Sin embargo, una vez reinstalado, el PP le hizo ascos a las lentejas y empezó a catar las patas de cabrito convenientemente doradas. A ver quién es capaz ahora de sacarlo de la ´carta abierta´ para devolverlo al monótono menú del día.

En Murcia, lo mismo, y adelantados y pioneros. El pacto PP/Ciudadanos eran lentejas, y el primero firmó todo lo que el segundo le puso por delante. Pero tras la firma, un enviado del PP, el diputado Jódar, dio la clave para tranquilizar a su clientela. Vino a decir que el primer punto de aquel pacto de investidura, que obligaba al presidente popular a dimitir en caso de ser imputado, contenía un matiz en su literalidad: ´imputado por corrupción política´ y sugería ya entonces que las circunstancias del caso Auditorio no contenían ese concepto; en todo caso, tal vez admitirían ´errores administrativos´. 

Esto alertó a Ciudadanos, que no querían verse tratados de primos, y el líder autonómico del partido, Miguel Sánchez, quien había estampado su firma junto a la de PAS, llamó a éste y lo conminó a que aclarara públicamente que ´una imputación sería una imputación´, sin mayores matices; le advirtió, además, sobre que, si no precisaba esta cuestión, Ciudadanos retiraría la firma recién dispuesta en el pacto de investidura. Lentejas. Por tanto, PAS lo tranquilizó y le aseguró que en el próximo acto público al que asistiera expondría negro sobre blanco que una simple imputación bastaría para que presentara su renuncia. Y así lo hizo. En un acto en la sede de CROEM pronunció las palabras que esperaba escuchar Ciudadanos, y el vídeo que las registra es el que ahora se reproduce en programas de televisión y redes sociales. Es el vídeo de las lentejas. 

Hoy mismo, Ciudadanos se entrevista con PAS para reclamarle el tributo de su cabeza. Pero aquella firma eran lentejas, les dirá el propietario de esa cabeza en plena comunión con Maíllo. ¿Y qué hará Ciudadanos? Ya se ve lo que ha hecho Rivera cuando el PP ha matizado de manera sustantiva los epígrafes de aquel pacto original para la gobernabilidad tras el 29J: ha aceptado crear una comisión o similar para estudiar a partir de cuándo cuenta la limitación de mandatos, si los aforamientos han de persistir aun cuando los políticos no sean acusados de delitos comunes o si la investigación sobre la corrupción no debe limitarse sólo a la que afecta al PP... Van a entrar en matices. Si esto es lo que hacen en Madrid ¿qué les obliga a ser más radicales en Murcia cuando la única salida efectiva de Ciudadanos sería concertar una indeseada para ellos moción de censura que entregue la presidencia de la Comunidad al PSOE? Esto son lentejas, pero lentejas para todos.


 (*) Columnista


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