El anuncio de la decisión para dentro de doce días ya es noticia hoy a cuatro columnas en la portada de El País. ¿Qué será cuando llegue el día de la unción? ¿Dará El País
feriado a sus trabajadores para que se sumen a la emocionada alegría
general por la presentación de la salvación de España?
En serio, ¿alguien ha visto un despliegue tal de medios, una portada lejanamente parecida a esta cuando se presentaron López y Sánchez sin hacerse tanto de rogar? Y ¿a qué se deberá? ¿Alguna relación con que El País ha recibido más un millón de € de publicidad institucional o que su director haya sido condecorado con la medalla de Andalucía justo ahora? No necesariamente. Es un caso de perfecta adecuación entre los intereses materiales y los ideológicos.
En serio, ¿alguien ha visto un despliegue tal de medios, una portada lejanamente parecida a esta cuando se presentaron López y Sánchez sin hacerse tanto de rogar? Y ¿a qué se deberá? ¿Alguna relación con que El País ha recibido más un millón de € de publicidad institucional o que su director haya sido condecorado con la medalla de Andalucía justo ahora? No necesariamente. Es un caso de perfecta adecuación entre los intereses materiales y los ideológicos.
Esta
portada (cómo se nota que González y Rubalcaba mandan mucho en la casa)
es un toque de atención de lo que se avecina. Todo el establishment a
respaldar la candidatura de la principal protagonista y putativa
beneficiaria de la intriga y golpe del pasado 1º de febrero. Los medios,
las autoridades políticas de todo signo, los barones y tertulianos del
PSOE, el aparato del partido. Todos como un solo hombre a cerrar el paso
a la locura izquierdista de Sánchez, a quien ataca también López por
salir hablando de izquierdas cuando eso de las izquierdas y las derechas
no reza ya con él, como tampoco con la presidenta andaluza. Los dos se
unen en lo que no son: ni de derechas ni de izquierdas.
Según
dicen sus seguidores y admiradores, la candidata controla
admirablemente bien sus tiempos. Es posible. Lo seguro es que controla
admirablemente el partido al que utiliza de marco para sus
manifestaciones públicas coreadas por la prensa. El anuncio que El País anuncia
alborozado se hará al día siguiente de que se aprueben los documentos
que la junta gestora presentará al congreso. Es decir, Díaz no se
presenta con su programa, sino con el programa del partido. Es astuto,
pero tosco. Se parece mucho al uso partidista de los símbolos de todos, y
suele irritar. Pero le da igual porque residencia su fuerza en el
porcentaje de militancia andaluza en el PSOE, en torno al 30%. Con estos
"mis poderes", Díaz cree poder prescindir de programa. Ella no programa
el socialismo; lo vive.
Porque
no cabe considerar programa sus declaraciones y arengas ante auditorios
preparados. El estilo y contenido de esas intervenciones transmiten un
tufo populista muy a tono con lo que se estila en otros partidos y
tendencias. Pero un populismo con intensos tonos caudillistas. El
caudillaje es vieja costumbre del país, que este exportó a América
hispana. Pero guarda la esencia. Durante 40 años estuvo gobernado por un
caudillo por la gracia de Dios. Y hace poco el barón Lambán decía que "los dioses del socialismo protegen a Susana Díaz",
pues entre los socialistas hay ateos, monoteístas y politeístas. No una
caudilla por la gracia de Dios, sino por las gracias de los dioses.
Los
caudillos y caudillas no se improvisan. No salen de la vida privada en
situación de emergencia para resolverla y volver luego a esa vida
privada. No son Cincinatos. Los caudillos pretextan la situación de
emergencia (un PSOE "descosido") pero llegan para quedarse, para
perpetuarse. Les viene de antiguo. Se forman para ello. Susana Díaz ha
dedicado toda su vida al partido, prácticamente desde la adolescencia en
las juventudes. Es una política profesional que, cómo no, tiene derecho
indiscutible a sus proyectos personales.
Y para este de la SG posee sobrada experiencia, como demostró con la rápida y fría defenestración de Sánchez. Es muy ducha en estas lides internas. Pero el resultado de su última maniobra ha sido desastroso por partida doble. De un lado, el defenestrado no ha muerto y se presenta ahora, enarbolando pureza y principios, en la cresta de una especie de rebelión de la militancia del PSOE que nadie esperaba. De otro, ese mismo resultado le hace proyectar una imagen de taimada intrigante que no mejora por más oratoria populista que le eche.
Y para este de la SG posee sobrada experiencia, como demostró con la rápida y fría defenestración de Sánchez. Es muy ducha en estas lides internas. Pero el resultado de su última maniobra ha sido desastroso por partida doble. De un lado, el defenestrado no ha muerto y se presenta ahora, enarbolando pureza y principios, en la cresta de una especie de rebelión de la militancia del PSOE que nadie esperaba. De otro, ese mismo resultado le hace proyectar una imagen de taimada intrigante que no mejora por más oratoria populista que le eche.
El
asunto no es un tema menor como debiera, por tratarse del anuncio de
una candidata a una SG de un partido de la oposición cuyas expectativas
electorales no son halagüeñas. Es un tema mayor, como se prueba con la
portada de El País. Un asunto de Estado. Hasta tal punto mantiene el PSOE, o cree mantener, su centralidad política.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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