MURCIA.- El jurista y pensador político granadino, Antonio García-Trevijano, volvió a dejar asombrado al numeroso público que se acercó al Paraninfo de La Merced. Con 90 años conserva un chorro de voz que llegaba hasta las puertas del recinto, según los organizadores del acto.
"El acto fue emotivo, cercano y a la vez de una altura intelectual
como no se recuerda en la región, en cualquier región. Un murciano se
levantó en el turno de preguntas para preguntarle qué pasó hace 40 años
en la cárcel de Carabanchel, cuando ambos eran presos políticos, qué
pasó para que todos aquellos que se reunían en torno a la figura de
Trevijano, al que respetaban como máximo opositor a Franco, abandonaran y
se terminara perdiendo la lucha por la ruptura democrática.
Un joven guineano se levantó después. Le preguntó por otra hazaña de
García-Trevijano, esta vez de hace 50 años. A pesar de su juventud le
conocía bien, como todos en aquella tierra. Las difamaciones del Psoe y
de toda la prensa postfranquista no calaron allí, donde sabían que sólo
un español fue quien intentó liberar a ese pueblo. Aquí, en España, le
destrozaron.
Después se levantó un catedrático de derecho de la Universidad de
Murcia, que acababa de terminar un libro en el que explicaba porqué no
hay separación de poderes en España, y que quería a regalárselo a su
maestro, don Antonio. Le siguió un profesor de arte, que agradecía al
notario granadino su maravilloso libro "ateísmo
estético" y así continuaron las preguntas. Muchas le pedían que
desarrollará más alguno de los temas que había tratado en la
conferencia. Querían entender mejor aquellas palabras que nunca antes
habían escuchado pero que ya reconocían como verdaderas.
Antes de todo esto, el maestro improvisó una hora de discurso al hilo
de la libertad política colectiva, sobre el que pespunteaba ideas,
historia, actualidad, acción, denuncia y soluciones.
Emprende ahora una nueva gira por toda España en busca de ese tercio
de conocedores de la libertad, para que se asocien al movimiento que él
preside (MCRC, movimiento de ciudadanos hacia la república
constitucional) y hagan caer de una vez por todas a este régimen de
falsa democracia.
El primer paso, el primer golpe, la abstención: no
votar.
Lo primero que hizo al dirigirse a los murcianos fue confesarles un
secreto: "si él estaba aquí, en un salón abarrotado, si su pensamiento
había llegado tan lejos, si todo el orden establecido en España le sigue
teniendo terror, era principalmente por una cosa: porque no tenía miedo
a decir lo que veía, porque nunca ha dejado de decir la verdad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario