jueves, 27 de abril de 2017

Nace Wikitribune contra las ‘fake news’ de Putin, Trump y todo bicho viviente / A.R. Mendizabal *

Las redes so­ciales y por­tales pe­rio­dís­ticos o pseu­do­pe­rio­dís­ticos en todo el mundo están siendo ase­diados e inun­dados por ba­sura in­for­ma­tiva. Las ‘fake news’ no na­cieron en España, pero se han acli­ma­tado muy bien al país: me­mes, tuits, fotos ‘retocadas’, whatsapps y posts en Facebok y otras pla­ta­formas con­vierten el há­bito co­ti­diano de in­for­marse en una aven­tura. Más de la mitad de los in­ter­nautas es­pañoles se en­teran de las no­ti­cias sólo o prin­ci­pal­mente por in­ter­net. 

Pero es que muchas no son noticia ni por el forro. Son chistes, bromas o gracietas en el mejor de los casos y veneno ideológico teledirigido casi siempre. Se ha detectado en la injerencia de la Rusia de Putin en las elecciones en EEUU, que a buenas horas se está investigando. Y ha adquirido categoría de cinismo presidencial con la expresión ‘hechos alternativos’ que se inventó Kellyanne Conway, la asesora de Trump que luego volvió a lucirse por hacer fotos sin zapatos desde un sofá en el Despacho Oval.

La explosión de ‘fake news’ a todos los niveles preocupa a los Gobiernos (cuando no son ellos los que las producen, claro). Y a muchos medios de comunicación que se ven por un lado infiltrados por la mentira y por otro impotentes para garantizar a sus lectores una información veraz. Y también preocupan a mucha gente que quiere saber lo que pasa, no lo que otros quieren que se sepa para lograr sus objetivos inconfesables.

Gigantes como Google y Facebook se han dado cuenta del peligro y están trabajando para ver cómo ponen freno a tantos desmanes. Porque como acaba de reconocer el consejero delegado de otro gigante como WPP, Martin Sorrell, esas plataformas ya no deben ser consideradas empresas tecnológicas, sino auténticos medios de comunicación.

Otra personalidad muy activa en internet desde hace mucho es Jimmy Wales. Es ese señor que inventó la Wikipedia que todo el mundo consulta gratis y que de vez en cuando ve una ventana para que haga una pequeña donación con el fin de que la más famosa enciclopedia de la Historia siga siendo útil, pese a sus errores. Este martes, Jimmy Wales ha anunciado la puesta en marcha de Wikitribune, hermano menor de Wikipedia.

‘Un nuevo tipo plataforma de noticias’ es como saluda Wikitribune a los visitantes de su portal. Unas noticias ‘basadas en los hechos, en las pruebas’. Nada de sólo porque llegue un dato se va a dar por cierto. Hay que comprobarlo. Pero esta exigencia de siempre a los periodistas ahora se convierte en una labor detectivesca. Con la simbiosis de dos comandos periodísticos. Uno, periodistas asalariados. Otro, ‘un ejército de colaboradores voluntarios’.

A grandes rasgos, es como Wikipedia, pero con un mayor énfasis en comprobar la veracidad. No se admitirá todo lo que llegue y ya está, sólo a la espera de que alguien detecte el fallo. No, se buscará el fallo antes de subirlo a la red. Se financiará por microdonaciones o ‘crowdfunding’ por internet: en pocos minutos desde su nacimiento los donantes ya eran casi 500. No admitirá publicidad. 

Jimmy Wales dice que había prometido esperar a los primeros 100 días de Trump para madurar la idea, pero que tomó la decisión en cuanto se enteró de la barbaridad de los ‘hechos alternativos’. Y añade: ‘Será la primera vez en que periodistas profesionales y ciudadanos periodistas trabajarán hombro con hombro como iguales para escribir informaciones y corregirlas en vivo y en directo a medida que van cambiando, y en todo momento respaldados por una comunidad de gente que comprueba y vuelve a comprobar todos los datos’.

La idea de Wikitribune no suena mal, pero detrás de la hojarasca de palabras lo que aparece es un nuevo medio de comunicación que va a competir con los miles y miles que ya existen, unos de pago y otros de no acceso gratuito. Wikitribune será gratis, pero una organización de noticias como una agencia internacional o un gran periódico de referencia requiere enormes recursos para obtener y comprobar sus informaciones.

Y tampoco es tan nueva esta especie de periodismo ciudadano que lanza Wales. Ya funciona en muchos países. Al final, la única diferencia es si se hace bien o mal.


(*) Periodista


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