España lleva años gobernada por un
partido imputado en procesos penales por tratarse de una presunta
asociación para delinquir, según los jueces; esto es, en corto,
gobernada por una banda de ladrones.
Después de la catarata de episodios de corrupción que anegan los medios del país, las televisiones, las radios, la pensa; después de los casos Gürtel, Púnica, Urdangarin, Matas, Mato, Cajamadrid, Blesa, Rato, Fabra, Camps, Trillo, Barberá, Granados, González, Bárcenas, Correa, los sobresueldos, el padre de Rajoy, etc., etc., nadie puede negar un hecho tan notorio: que un país europeo del siglo XXI, una "gran nación", según su presidente del gobierno, responsable político de este latrocinio generalizado, está gobernado por lo que parece ser una banda de ladrones, un grupo de presuntos criminales .
Después de la catarata de episodios de corrupción que anegan los medios del país, las televisiones, las radios, la pensa; después de los casos Gürtel, Púnica, Urdangarin, Matas, Mato, Cajamadrid, Blesa, Rato, Fabra, Camps, Trillo, Barberá, Granados, González, Bárcenas, Correa, los sobresueldos, el padre de Rajoy, etc., etc., nadie puede negar un hecho tan notorio: que un país europeo del siglo XXI, una "gran nación", según su presidente del gobierno, responsable político de este latrocinio generalizado, está gobernado por lo que parece ser una banda de ladrones, un grupo de presuntos criminales .
Se
trata de un verdadero fenómeno psicosociológico que probablemente se
estudiará en los años venideros, quizá como un ejemplo de trastorno
psicótico colectivo. Sobre todo porque no será posible aducir ignorancia
o descuido. Son de recordar aquellas declaraciones de Aznar hacia 2010 o
2011 el sentido de que el PP es "incompatible con la corrupción". Todo
el mundo sabía que se trataba de una mentira dicha por quien había
invitado a la inenarrable boda de su hija a lo que resultó ser la mayor
concentración de granujas del momento. Es decir, el PP solo es
compatible con la corrupción.
Como de recordar son los cientos de declaraciones absurdas y descaradas de los principales dirigentes de esta supuesta banda de mangantes en el sentido de que el PP era el partido de la honradez, el de los trabajadores, el que más ha luchado contra la corrupción, etc., cuando lleva años falsificando el proceso político y ganando elecciones ilegalmente que habría que anular.
Como de recordar son los cientos de declaraciones absurdas y descaradas de los principales dirigentes de esta supuesta banda de mangantes en el sentido de que el PP era el partido de la honradez, el de los trabajadores, el que más ha luchado contra la corrupción, etc., cuando lleva años falsificando el proceso político y ganando elecciones ilegalmente que habría que anular.
Es
uno de los inexplicables rasgos de esta asombrosa circunstancia. Como
lo es el hecho de que los cargos imputados jamás dimiten, ni siquiera
cuando los pillan con las manos en la masa. Al contrario: organizan
espectáculos alucinantes para disimular sus tropelías, para embadurnarlo
todo, para mentir y engañar: ese pollo de la Guardia Civil al que han
pillado en el asunto de un piso de lujo por el morro, el del otro
-tambièn relacionado con la guardia civil- que, sin tener capacitación
ninguna está colocado por enchufe en un eléctrica con un salario de
cine, el ex-ministro Soria, el ex-diputado Pujalte y decenas de casos
más debidamente documentados. Un partido de parásitos desvergonzados.
Todavía
más inexplicable: cuando la presunta banda de ladrones (todos ellos de
misa y comunión diaria, cómplices de los curas a cuya organización
eclesiástica tienen también reservada una suculenta porción de la pasta
trincada) se presentan a las elecciones, es frecuente que las ganen con
mayorías abrumadoras. Es decir, por lo que se ve, a los españoles no
solo no les molesta estar gobernados por una banda de ladrones sin más
principios que el enriquecimiento personal por los procedimientos que
sean, sino que los aplauden y los votan para que sigan robándoles.
Que
un tipo que estuvo años cobrando sobresueldos con cargo a la caja B de
su partido pueda ser presidente del gobierno y, a pesar de no saber ni
hablar, no se le ocurra dimitir es suficiente muestra para causar pasmo y
asombro en el mundo civilizado. Porque fuera de España, cuando a un
político lo pillan empleando en el cuidado de su padre los dineros
públicos que niega al resto de dependientes, la dimisión es inmediata.
Aquí no solo no hay dimisión; ni siquiera una somera explicación de los
hechos.
Los españoles están a ver cómo les roban y les saquean y no abren el pico.
El padre del rey actual tiene, según informaciones de la revista Forbes
una fortuna personal de 1.800 millones de euros que nadie se explica de
dónde haya salido, aunque todo el mundo barrunta el origen. Nadie, sin
embargo, ha intentado siquiera aclararla. Es más, cuando hay una
petición parlamentaria de hacerlo, los partidos dinásticos, el PP, el
PSOE, C's acuden con sus votos parlamentarios a impedirlo. Nada de
investigar las supuestas cuentas en Suiza del ex-jefe del Estado. Aquí, a
dejarse robar y a callar.
Es
alucinante y no se puede explicar si no es tomando en consideración la
función de complicidad y encubrimiento de los medios vendidos a la banda
de facinerosos.
Y
no acaba ahí la cosa. El país no solo está gobernado por una banda de
chorizos sin ideología política que no sea el expolio de lo colectivo,
sino también por gente -la misma- que, aparte de robar, se mofa de sus
víctimas, las humilla, hace negocios con ellas y, si puede, sigue
robándoles.
Auténticos
granujas que muestran su pelaje cada vez que produce una catástrofe,
una desgracia, normalmente imputables a su fabulosa incompetencia.
Cuando sobreviene algún tipo de desastre, las reacciones de los
responsables oscilan entre las muestras de imbecilidad congénita o
granujería sin más. Normalmente se trata de ocultar las
responsabilidades; después, de culpabilizar a las víctimas; luego de
reírse de ellas; y, si nos descuidamos, de volver a robarlas. Porque
esta gente no tiene escrúpulos. Ahí van algunas muestras de un elenco
que puede seguir completándose y quizá merezca la pena hacerlo:
- Cuando la catástrofe del Prestige, el de los sobresueldos, hoy al mando, dijo lo de los "hilillos de plastilina".
- Las víctimas del accidente del metro de Valencia han tenido que esperar once años para ser tomadas en consideración y, entre tanto, soportar humillaciones sin cuento.
- Los presuntos ladrones aprovecharon el asesinato de Miguel Ángel Blanco, uno de los suyos, para blanquear dinero.
- También blanquearon dinero el día de los atentados de Atocha, al tiempo que escarnecían -y siguen haciéndolo- a las víctimas.
- Cuando el accidente del "Palma Arena" en tiempos del prodigio de incompetencia de Ana Botella en Madrid, la alcaldesa se fue a un "spa" a relajarse, sin ocuparse de las víctimas.
- Las 62 víctimas del Yak 42 sufrieron el escarnio postrero de ser mal identificadas para que su caso no fastidiara la carrera del entonces ministro Trillo, miembro del Opus, sin un solo adarme de escrúpulo o respeto por sus semejantes en caso de muerte.
- Las decenas de miles de asesinados por los franquistas y enterrados de cualquier forma en las cunetas en España ahí siguen y sus allegados y la opinión en general hemos de soportar los comentarios inhumanos y crueles de gente que más parecen matones sin escrúpulos como Rafael Hernando o simples majaderos con serrín en la cabeza como Pablo Casado.
Me
dejo otros casos. Sirvan estos para iniciar un recordatorio de forma
que, según se aclara cómo los integrantes de la banda de ladrones lleva
años saqueando el país, pueda verse también, con qué desprecio tratan a
las víctimas.
A
esta gente es a la que el PSOE de los golpistas y la caudilla Díaz ha
entregado de nuevo el gobierno de España y, si pudieran, volverían a
hacerlo.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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