Como
periodista amante del misterio, toda la vida me ha fascinado el
significado oculto y secreto del símbolo del indalo, oriundo de mi
tierra, Almería, cuyo origen se remonta a la prehistoria de la Humanidad.
El
indalo es una figura rupestre del Neolítico tardío o Edad del Cobre que
se encuentra en el Abrigo de Las Colmenas, aunque se suele atribuir su
procedencia a la cercana Cueva de los Letreros, situada en la falda del
Maimón, también en el municipio de Vélez-Blanco (Almería), España.
Durante
siglos fue un símbolo de buena suerte y considerado un tótem en el
norte y levante de la provincia de Almería, especialmente en Mojácar,
donde lo pintaban con almagre para proteger las casas de las tormentas y
el mal de ojo. Se le llamaba el «muñequillo mojaquero».
No
obstante el símbolo del indalo no es exclusivo del levante ibérico, ya
que hace pocos años fue encontrado otro en la Cueva del Tablón en la
localidad madrileña de Patones. Además, hay constancia de figuras muy
similares fuera de la geografía española: un famoso ejemplo es el dibujo
situado en el Templo de Ramsés II en Abydos.
A
mediados del siglo XX fue tomado como símbolo y bandera de un
movimiento intelectual y pictórico encabezado por Jesús de Perceval,
discípulo un poco anárquico de la visión mediterránea del filósofo
Eugenio d'Ors. Por su parte, Perceval reivindicaba la postura vital, la
cosmovisión de lo almeriense y la esencialidad de las culturas
anteriores desde la antigüedad, en un renacer constante del clasicismo
considerado como movimiento eterno que se renueva cíclicamente.
Tan
fuerte fue el simbolismo del indalo para esos artistas e intelectuales
que pusieron a su grupo el nombre de movimiento indaliano. Los
indalianos veían en su enseña un hombre ancestral sosteniendo un arco
iris y simbolizando un pacto entre el hombre y los dioses para evitar
futuros diluvios.
El
estudio del dibujo muestra que la figura representa un arquero
apuntando hacia el ave que vuela sobre él. La palabra indalo podría
tener su origen en la lengua de los íberos: indal eccius, 'mensajero de
los dioses'; sin embargo es más reconocido el origen del nombre en
homenaje al patrón de la ciudad de Almería, san Indalecio.
MI INTERPRETACIÓN
Muchas
son las interpretaciones que se han hecho de este símbolo; tantas que
nos podemos perder en especulaciones teológicas bizantinas. Comencemos
aclarando que no es un símbolo reptil sino ario, en el buen sentido de la palabra, porque Almería es de Alma Aria,
lejos de cualquier connotación política. Esto concuerda con el símbolo
solar almeriense del Sol de Portocarrero. El culto solar, igual que el
culto al toro, procede de la mítica Atlántida, y dicho culto solar fue
heredado por el antiguo Egipto y por las civilizaciones inca, maya y
azteca.
Lo segundo es que no es un símbolo regresivo, oscuro ni negativo, sino todo lo contrario ya que representa el impulso evolutivo hacia la luz del ser humano que sostiene un arco iris entre sus brazos, es decir, que transmite energía positiva y por eso mismo protege del mal y atrae la buena suerte. En realidad es una cruz perfeccionada
donde se cruzan el plano horizontal terrestre y el plano vertical
celeste en un centro perfecto que es el ser humano autorrealizado e
iluminado y por lo tanto capaz de bajar la luz del cielo a la superficie
de la tierra.
En tercer lugar es un símbolo que transmite equilibrio y armonía entre el yin y el yan,
igual que la estrella de David con dos triángulos superpuestos, ya que
su parte inferior es masculina y su parte superior es femenina.
Me
explico, el indalo está compuesto de dos figuras superpuestas
ingeniosamente. La primera figura (masculina) es una estrella de cinco
puntas al derecho, cuya punta superior es la cabeza, las puntas
horizontales son los brazos, y las puntas abiertas de abajo son las
piernas, formando una imagen renacentista como la de Leonardo da Vinci,
es decir, un hombre hecho y derecho desplegando su grandeza evolutiva divina.
La
segunda figura del indalo (femenina) es el medio círculo superior que
puede representar el arco iris o la bóveda celeste, pero también el
impulso trascendente del ser humano. Lo curioso es que ambas
figuras, es decir, la estrella de cinco puntas y el medio círculo
cerrado, tenían el mismo significado en el antiguo Egipto, la estrella
de Sirio.
EL MISTERIO DE SIRIO
Sirio,
es el nombre propio de la estrella Alfa Canis Maioris, la más brillante
de todo el cielo nocturno. En el antiguo Egipto, la salida heliaca de
Sirio marcaba la época de las inundaciones del Nilo, y ha estado
presente en civilizaciones tan dispares como la griega, la maya y la
polinesia. En ocasiones, y coloquialmente, Sirio es llamada “Estrella
Perro” a raíz de la constelación a la que pertenece.
Existe
un grupo étnico de Mali, los dogones, al que se le atribuye poseer
conocimientos tradicionales sobre Sirio que teóricamente serían
imposibles de adquirir sin la utilización de un telescopio. En 1.976, el
escritor Robert K. G. Temple publicó “El misterio de Sirio”, donde
popularizó la idea de que los dogón habían tenido contacto con
extraterrestres; que el sistema dogón revelaba un conocimiento preciso
de hechos cosmológicos sólo conocidos a través del desarrollo de la
astronomía moderna, ya que parecían conocer que Sirio forma parte de un
sistema estelar binario, cuya segunda estrella, Sirio B, una enana
blanca, había sido completamente invisible al ojo humano.
En
teosofía, se cree que las siete estrellas de las Pléyades transmiten la
energía espiritual de los siete rayos del logos galáctico a las siete
estrellas de la Osa Mayor, para luego pasar a Sirio. Desde allí se envía
a través del Sol al dios de la Tierra, Sanat Kumara, y finalmente
mediante los siete Maestros de los siete rayos a la especie humana.
En
cuanto a instituciones y sus símbolos, quizá el hecho más significativo
es que en la bandera de Brasil se encuentra presente Sirio, ya que es
una de las veintisiete estrellas dibujadas en ella, donde representa al
estado brasileño de Mato Grosso, al oeste del país y uno de los más
grandes.
Las
referencias a Sirio han sido frecuentes en la tradición literaria. John
Milton la menciona en su poema «On the Fifth of November», y Tennyson
se refiere a ella en «La princesa». En historias de ciencia ficción, así
como en la cultura popular, es bastante recurrente. Ya en 1.752,
Voltaire escribió un cuento filosófico sobre un ser venido de Sirio,
Micromégas, que podría ser un precursor del género de ciencia-ficción.
Los personajes de Rama revelada, de Arthur C. Clarke y Gentry Lee, se
dirigen al sistema de Sirio a bordo de una nave generacional.
‘Sirius’
es también el nombre del barco a bordo del que Tintín va en busca de
los restos del Unicornio en El tesoro de Rackham el Rojo. El astrónomo
Noah Brosch ha realizado conjeturas acerca del nombre del personaje
Sirius Black de la serie de novelas Harry Potter de J. K. Rowling, ya
que según él la autora podría haberse inspirado en Sirio B (Sirius B en
inglés), y recalca su enlace con los perros, pues es un personaje que
puede transformarse en perro.
(*) Periodista
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