lunes, 17 de abril de 2017

Rodrigo Rato, un golfo de larga trayectoria / Marcello *

No sabemos qué pensará José María Aznar de su amigo y exvicepresidente del Gobierno de España Rodrigo Rato a la vista de las últimas informaciones que relatan el cúmulo de ilegalidades y delitos de los que fue autor cuando era vicepresidente y luego director general del FMI o presidente de Bankia. Pero tenemos la impresión de que Aznar conoció al menos una buena parte de sus andanzas y que las ocultó aunque por ello no lo nombró sucesor.

Pero ahora hemos sabido que no sólo escondió en el extranjero y blanqueó grandes sumas de dinero sino que siendo vicepresidente del Gobierno se enriqueció con dinero de las empresas públicas que privatizó el Ejecutivo de Aznar y en la que ambos colocaron a sus íntimos amigos.

Y faltan por aflorar con detalle los regalos o quitas de créditos que muchos bancos y Cajas de Ahorro le hicieron a Rato y sus hermanos para amortiguar la enorme deuda de más de 5.000 millones de pesetas de la época tras la sonora quiebra de la empresa embotelladora Rebecasa propiedad de los Rato.

En el año 2002 este columnista denunció una parte sustancial de abusos y los delitos del entonces vicepresidente en un artículo titulado ‘Marcello contra Rato’. El vicepresidente enfureció, nos retiró la campaña de publicidad del Euro que llegaba a España e intentó cerrar nuestro diario digital de entonces, lo que no consiguió y no insistió temeroso de que el escándalo diera alas a nuestras denuncias de sus muchas irregularidades fuera de la ley. Entre ellas Viajes Dublín una tapadera de su entonces y ya desaparecido testaferro Tato Goya, al que nombró consejero de varios empresas públicas.

Ahora que sale a flote esta inmensa trama de delitos y suciedad empezamos a comprender muchas cosas de lo ocurrido bajo el mandato de Aznar y ahí incluido el verdadero motivo de la sorprendente dimisión de Rato en el FMI porque en el Fondo se habían detectado sociedades de Rato en paraísos fiscales y el español huyó de Washington alegando motivos familiares.

Y a su regreso a España aún tuvo Rato la osadía de recolocarse en el Banco Santander, Criteria y Banca Lázard con la ayuda de un compañero de viaje su amigo Jaime Castellanos.

Pero insaciable Rato le pidió a Mariano Rajoy la presidencia de Caja Madrid para sustituir a otro golfo amigo de Aznar como es Miguel Blesa. Y desde ahí Rato fusionó Cajas para montar Bankia y aspirar a una fusión con La Caixa para ver si conseguía ser el primer banquero de España, pero ahí se acabó su escapada y empezó a conocerse el verdadero rostro de este personaje al que le espera un largo calvario judicial y muy duras condenas aunque sin duda menos de las que merece porque muchos de sus delitos y abusos no se conocen o han prescrito.

Las andanzas de Rato constituyen un flagrante ejemplo de la gran corrupción política de este país, ensombrecen los gobiernos de Aznar y del PP y prueba que los milagros económicos que se le atribuyeron en el Gobierno tenían un doble fondo mucho más milagroso en su propio beneficio y desde la mayor de las soberbias por lo que pasará al lado oscuro o reverso de la transición como protagonista especial de uno de sus más notorios ‘agujeros negros’: el de la corrupción.


(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés


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