sábado, 13 de mayo de 2017

Así se gestó el abuso de ADIF en Murcia


MADRID.- Juan Fernández Abad tiene 80 años, una cinta métrica de la que no se separa y una marca en el suelo justo a la puerta de casa. Con un espray verde alguien ha escrito "PA" y un círculo. PA son las iniciales de pantalla acústica. Y la marca verde la han puesto técnicos de ADIF hace unos días, cuando por casualidad le anunciaron que el AVE que va a Murcia va a pasar por sus narices. 

"Vinieron y sin explicaciones nos dijeron que aquí va el muro de cinco metros del AVE", explica a www.elconfidencial.com Juan con asombro. Se agacha a medir para demostrar que no exagera. "Mire. En esta esquina creo que son incluso menos". Cada poco tiempo pasan camiones rociando agua sobre el suelo de tierra y hay un incesante movimiento de vehículos pesados.
A su alrededor se arremolina un grupo de vecinos de Los Garres, una pedanía de la capital, que llevan días en pie de guerra. No es que no sepan convivir con el tren, nada de eso. La calle se llama Orilla de la Vía, en la mejor tradición de la Huerta de dar nombre a las calles con topónimos, y muchos llevan décadas aguantando el paso del tren cada poco tiempo. 
"El tren pasa a unos 20 metros pero estamos acostumbrados. Mi casa está aquí desde 1906. Primero era de mis tíos y ahora mía. Al tren te acostumbras. Solo se mueve todo cuando pasan los grandes trenes cisterna con combustible que vienen desde la refinería de Escombreras", una de las mayores de España, en Cartagena. Entonces, cuentan, sí que se mueven las lámparas y las casas.
Juan se mueve por su casa enseñando el interior. Es una vivienda humilde con un banco para trabajar y hacer chapuzas y un limonero en un patio. Cuando empezaron las obras, Juan se fue a casa de uno de sus hijos a vivir aunque explica que viene a diario. En la pared de la cochera hay un escudo del Real Murcia y una foto de la alineación del equipo del Real Madrid que jugó en La Condomina en la temporada 88-89. "Mire, es la quinta del Buitre. Están todos".
Unas casas más allá está la de Juan Mateos, de 62 años, que también con cinta métrica y un purito colgando del labio inferior explica que en el murete de su porche quedará la pantalla acústica de metacrilato. "Me dijeron que no voy escuchar el tren y yo les dije que vale, que eso puede, pero que sí voy a poder tocarlo".
Pero lo del AVE es otra historia. En el largamente reclamado AVE a Murcia, ADIF ha decidido mover la vía y, sin previo aviso ni expropiación, plantar el AVE justo en su puerta. Ángeles Micol, concejal de Ahora Murcia y hasta hace dos años perito judicial en temas de urbanismo, explica cómo se ha llegado a esta situación: "En el proyecto inicial, el que se aprobó, el AVE iba soterrado hasta la estación. Pero de repente han decidido cambiarlo y solo cumplen el 18% de lo que sale en la Declaración de Impacto Ambiental. Estos vecinos no han podido defenderse ni alegar al proyecto porque eso nunca existía. Es una indefensión total". 
Micol fue la autora de un informe pericial que sirvió de base a una denuncia de la fiscalía que no prosperó y que acabó en un contencioso.
Micol está junto a los vecinos, que rápidamente montan una tertulia y quieren explicar su caso. Crisanto Lorente se baja de la Vespino en cuanto ve un periodista. "Venga a ver lo que me hacen a mí". A unos metros está la empresa de autobuses de Crisanto, un almacén en el que un operario arregla el motor de unos de los 15 autobuses que maneja. La empresa lleva allí 60 años. 
"Mucha competencia y muchos impuestos", resume. Crisanto, fiel a la fama de empresario transportista, es expeditivo. "Tengo 15 autobuses que en cuanto pongan la pantalla no podrán salir. Imagino que tendré que poner un día un autobús en medio y que no pase nadie. Hasta que venga la policía y que sea lo que Dios quiera. Ya lo hice una vez".
ADIF no ha contestado a las llamadas de este diario. Los vecinos denuncian que la empresa dependiente de Fomento actúa como si estuviera por encima del bien y del mal, sin dar explicaciones. El lunes los técnicos montaron una reunión improvisada con afectados y los vecinos fueron acompañados de concejales de la oposición. "Nos dijeron que no querían políticos, pero ni que hubiera venido Albert Rivera. Queremos luz y taquígrafos", brama Joaquín Contreras, portavoz de la Plataforma Pro-Soterramiento.
Francisco Bernabé, exconsejero de Fomento y hoy diputado del Congreso del PP, sí acepta sin problemas dar su versión. "El soterramiento es un logro de la ciudad, ya que los últimos AVE se han inaugurado sin soterramiento. El problema es que la vía actual va muy cerca de las casas a ambos lados y no hay otra forma de hacerlo". 
Bernabé explica que mientras se soterra el AVE, hay que hacer una vía provisional en uno de los márgenes del actual trazado y como no hay más sitio tiene que quedarse junto a las casas.
Una fuente del Ayuntamiento de Murcia (PP) insiste en que la obra es inevitable, minimiza el impacto sobre el número de vecinos pero señala que hay que buscar soluciones a los más afectados, como la casa de Juan Fernández Abad, con una expropiación temporal o un realojo. Dicha fuente insiste en que la alternativa sería parar la circulación de trenes durante el tiempo que dure la obra del soterramiento, algo inviable. El problema es que los vecinos no se fían de que la obra sea temporal y que dentro de unos años vuelva al trazado actual. "La estación de Murcia la inauguró Isabel II como algo temporal y ya lleva allí 150 años".

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