miércoles, 17 de mayo de 2017

Atraco perfecto a la Comunidad de Madrid / Pablo Sebastián *

Hay que reconocer que lo de Valencia en tiempos de Camps y Barberá no estuvo nada mal pero lo ocurrido bajo la presidencia de Esperanza Aguirre e Ignacio González en la Comunidad de Madrid ha sido el atraco perfecto, una obra de arte de la delincuencia organizada contra bienes públicos. Una parte en beneficio de las fraudulentas campañas electorales del PP de Madrid pero la parte del león, o de las insaciables ranas de la ciénaga madrileña, para los bolsillos de los jefes de la banda, sus compinches y allegados de todo tipo y calaña.

No han dejado títere con cabeza ni palo del flamenco sin tocar en este gran butrón que comenzó con el Tamayazo -la compra de dos diputados para que Aguirre llegara en calesa a la Puerta del Sol- y que se extendió por todos los campos de la gestión del gobierno autónomo, empresas públicas y pueblos madrileños.

Y conste que las operaciones Lezo, Púnica y Gürtel son solo parte de un todo completo que se esconde en los concursos públicos que duermen reflejados en el Boletín Oficial de la Comunidad Autónoma de Madrid (el BOCAM) bajo cuyas alfombras figuran las empresas concesionarias de contratos públicos de los últimos años en los que se hicieron trampas y pagaron comisiones a los políticos corruptos e intermediarios encartados, a los que écheles usted ahora un galgo.

Mucho ha ido saliendo. Desde el Canal de Isabel II, buque insignia de la flota de fantasmales empresas latinoamericanas pagadas a precio del oro, hasta Bankia (con la inestimable ayuda de los Blesa y Rato), Telemadrid, la Plaza de Toros de las Ventas, el Palacio de Deportes con sillas y videomarcadores (y lo que habrá caído a los amplios bolsillos de los estadios de Bernabéu y Manzanares) y empresas como Arpegio, Avalmadrid, etcétera, etcétera.

Y luego las obras públicas del famoso tren de Navalcarnero que nunca llegó a su destino y las obras del Metro, autovías, carreteras comarcales, tranvías locales, pisos de protección oficial, terrenos públicos y servicios de Sanidad, Educación, limpieza, seguridad y otro gran etcétera, en el que hay que incluir licencias y dineros a los medios de comunicación que estaban al servicio de Aguirre, sus andanzas y empeño en derribar a Mariano Rajoy del liderazgo del PP nacional.

Porque, por simplificar, lo de Bankia les parecía poco y ellos querían tocar poder nacional para ir a por el Banco de España, y puede que más adelante y sin complejos a por la Reserva Federal de los EE.UU., el banco central USA con sede en Fort Nox. De ahí que guionistas de Hollywood deberían estudiar una producción titulada ‘De Madrid al Cielo’ si es que Almodóvar y Segura no se atreven a plantearse una coproducción o una serie televisiva de los Soprano de Madrid.

Y ella, la lideresa liberal Esperanza Aguirre nunca supo nada del Tamayazo ni de las aventuras de González, Granados, López Viejo y demás artistas de su gobierno y partido en esta extraordinaria función del ladroneo regional.

Y si la ‘pobre’ Aguirre no sabía nada de la bacanal que se celebraba a su alrededor pues imagínense el hoy asombrado Mariano Rajoy quien puede que conociera el Tamayazo desde su entonces despacho de vicepresidente del Gobierno de Aznar. Como en 2007 fue informado del asalto al tren de Navalcarnero en un tiempo en el que se le oyó decir: ‘todo lo que usted me cuente de Ignacio González me va a parecer poco’.

Y así fue y así les va a todos ellos mientras decenas de ranas de la ciénaga de Aguirre, como si de una plaga bíblica se tratara, inundan los medios y la vida política nacional y se enseñorean en el Congreso de los Diputados donde le cantan coplas de ciego a los ministros de Justicia e Interior, Zoido y Catalá, que tan contentos están.


(*) Periodista


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