José Vélez, alcalde de Calasparra, intervino de telonero en el mitin
murciano de Pedro Sánchez, el pasado domingo en Murcia, para sugerir
explícitamente que la Gestora del PSOE utiliza métodos mafiosos
(motivado tal vez porque no le admitieran avales de nuevos militantes de
su localidad) y que se desempeña con parcialidad en favor de la
candidata oficial de las primarias socialistas, Susana Díaz, a quien
calificó como La Faraona, esto último con escasa originalidad, ya que es
como se refieren a ella sus propios admiradores.
Lo curioso es que a
Vélez no le ha respondido la Gestora, que es la directamente aludida por
esta grave descalificación, sino precisamente los partidarios de Susana
Díaz, a quien el alcalde señalaba como los favoritos del órgano
arbitral de las primarias. Cualquier observador externo podría deducir
que cuando el cuestionamiento a las actuaciones del árbitro por los
favores al equipo visitante no son registrados en el acta sino
replicados por el equipo de casa no hace falta siquiera ver las jugadas
repetidas: se da por hecho que las críticas están justificadas. ¡Qué
gran escándalo los insultos a la Gestora! dicen los que han sido
aludidos como protegidos de ésta, mientras la Gestora calla y otorga.
José
Vélez se limitó el domingo a enunciar desde la tribuna lo que se
comenta en todos los tendidos, y con esto, de manera quizá poco sutil,
contribuyó a las exigencias de la ´nueva política´, que de existir
consistiría en decir la verdad con todas las consecuencias. Las
primarias del PSOE, en su expresión pública, son un ejercicio de
simulación sobre las auténticas convulsiones internas, que a estas
alturas han creado situaciones irreparables.
Pero si alguien se presta a
decir, sujeto, verbo y predicado, lo que realmente está pasando, le
caen las de Caín. ¿No habíamos quedado en que estos tiempos exigen poner
todas las cartas sobre la mesa? ¿A quién se podría engañar con una
imagen de ´amigos para siempre´ que compiten lealmente por matices de
una misma idea general? Los susanistas no se cortan en calificar a
Sánchez de rencoroso, perdedor, secesionista, populista, indocumentado,
narcisista y voluble, probablemente no sin razón, o a Patxi López de
oportunista que aspira a sacar tajada de su posición a sabiendas de que
no ganará, pero que será objeto de ´integración´. ¿Y qué pasa, que los
susanistas son ejemplo de beatitud, cuyas maniobras ventajistas no
pueden ser identificadas?
Recordemos que el pretexto de la
Gestora para trasladar las elecciones primarias a la primavera de los
corrientes, es decir casi a un año vista del ´golpe´ contra Sánchez en
el Comité Federal del pasado octubre, era que antes que decidir sobre un
nuevo líder, el PSOE debería aclararse acerca de sus ideas para este
tiempo nuevo en que la socialdemocracia europea, tanto como la española,
anda un tanto perdida en el espacio sideral. El enunciado parecía
razonable: primero es el qué, y después vendrá el quién. Sólo que, como
ha quedado en evidencia, se trataba de una estratagema para tratar de
difuminar el victimismo de Sánchez, dando tiempo a la andaluza para
recuperar el favor de las bases.
La Gestora no ha dado señales
de vida en cuanto a propuestas para el debate de las ideas. No ha
convocado convenciones, seminarios o asambleas para tratar de definir la
función de la socialdemocracia en esta fase, en contra de la propia
justificación para prolongar la solución del liderazgo. Tampoco ninguno
de los tres candidatos apela a ideas, sino a sentimientos de grupo, a
nostalgias evocadoras o a reproches sobre los que tras el 20D pudo haber
sido y no fue. Todos funcionan con clichés, ya gastados por lo demás, y
sin referencia alguna a la sociedad expectante que permanece fuera del
reducidísimo núcleo de la militancia socialista.
Todo sonsonete
contiene, por si fuera poco, una consecuente paradoja. Ejemplos. Cuando
escuchamos al jefe regional del PSOE reprochar a Ciudadanos que haya
facilitado un Gobierno del PP ¿no se nos viene a la mente que su partido
validara a Rajoy para gobernar el país por razones equivalentes a las
que pretexta Ciudadanos en el caso murciano? Y cuando González Tovar
señala al nuevo presidente del PP, López Miras, como tutelado del líder
de este partido, Pedro Antonio Sánchez, ¿a quién no se le pasa por la
cabeza que el propio Tovar ha venido ejerciendo, hasta la caída en
desgracia política de su hija, María González Veracruz, bajo el mejor
criterio de ésta?
En este contexto, el alcalde de Calasparra
hizo muy bien en no emular a su homónimo el cantante canario que
invitaba a que «bailemos un vals». ¡Está el PSOE para bailar valses!
(*) Columnista
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/05/09/bailemos-vals/827702.html
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