MADRID.- El debate sobre el uso del aceite de palma en la industria
agroalimentaria ha marcado a todo el sector en los últimos meses. Sin
embargo, mientras la presión social y mediática crece contra un alimento
cuyas propiedades nutritivas y su proceso productivo están puestos en
duda, el sector apuesta más que nunca por este ingrediente, revela hoy Cinco Días.
En concreto, en 2016, España importó aceite de palma por valor de 935,8 millones
de euros, según los datos recogidos por la Secretaría de Estado de
Comercio. Es la cota más alta de la serie histórica. Supone casi
duplicar lo importado en 2012 y es un 19% más que lo registrado en 2015.
Los primeros datos de 2017 demuestran que la tendencia sigue
al alza. Según consta en el registro de Comercio, se ha importado
aceite de palma por valor de 216 millones entre enero y febrero, casi el doble que en los mismos meses del año pasado.
La importancia de este aceite para la industria agroalimentaria es notable. Se usa en bollería, dulces, precocinados, galletas, snacks
y otros productos que entran a menudo en el carrito de la compra de los
consumidores. Es también un producto bastante utilizado para los
biocarburantes.
España figura como el cuarto importador de la Unión Europea,
por detrás de Países Bajos, Italia y Alemania, y el aceite de palma se
sitúa entre los productos alimentarios más importados por España, según
el anuario de 2015 de la patronal del sector, FIAB.
"Alimento seguro"
Sin embargo, en el sector se pretende calmar el debate sobre
este producto. Fuentes de la industria agroalimentaria española
aseguran que las propiedades de este ingrediente “permiten disfrutar de
toda una gama amplia de productos seguros para consumo humano”. En
concreto, se destaca que permite alargar la vida útil de los alimentos.
Las citadas fuentes subrayan que “todos los alimentos que el
consumidor tiene a su disposición son seguros”, puesto que el sistema
de seguridad alimentaria de España y la UE es uno de los más “estrictos”
del mundo. “No entraña riesgos específicos siempre teniendo en cuenta
que debe enmarcarse en una dieta variada y equilibrada”.
Sin embargo, no son pocas las voces que han criticado el uso
de este alimento. Por un lado, las ONG y las organizaciones ecologistas
han criticado el impacto medioambiental que tiene su producción.
En el
caso de España, el mercado del que proceden el grueso de las
importaciones es Malasia, un país donde dichos organismos han alertado
por la deforestación provocada por estas explotaciones intensivas, que
además dejan a parte de la fauna, como los orangutanes, sin su hábitat.
Las citadas fuentes sectoriales argumentan que en la
industria se está “plenamente concienciado” con la importancia de una
producción sostenible. “Somos conscientes de que existe aún mucho camino
por delante, debemos seguir trabajando en esta línea”, reconocen.
Pero la crítica al aceite de palma se hace, sobre todo,
desde el punto de vista de la salud. Se liga a este producto con un alto
contenido en grasas saturadas. Además, la Agencia Europea de Seguridad
Alimentaria (AESA) llegó a ligar el uso de este producto con el cáncer
si no estaba cocinado a cierta temperatura.
También a esto responde la industria y las citadas fuentes
señalan que se ha trabajado por reducir los niveles de grasa del aceite
de palma en un 50% entre 2010 y 2015. “La industria se ha adelantado a
la regulación que se está evaluando a nivel europeo”, señalan. Ninguna
organización sanitaria ha recomendado la prohibición de su uso.
Los supermercados mueven ficha
A tenor de las cifras de importación, la industria no ha
optado todavía por prescindir del aceite de palma. Por contra, las
cadenas de supermercados han comenzado a mover ficha. Alcampo
fue la primera en anunciar que eliminaría el aceite de palma de sus
productos de marca blanca. Posteriormente, otras como Mercadona o Dia
también han asegurado que trabajarán para reducir el uso de este
ingrediente.
Tal ha sido el debate generado que este ha llegado al
Congreso de los Diputados. Tanto el grupo de Ciudadanos como el de
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) presentaron sendas proposiciones
no de ley para eliminar el uso del aceite de palma de la industria
alimentaria. Por otro lado, el Parlamento Europeo votó el mes pasado por
amplia mayoría a favor de limitar el uso del aceite de palma,
especialmente en biocarburantes, por su impacto medioambiental.
Industria. Pese a que el debate sobre el aceite de
palma es antiguo, las importaciones de este producto no han parado de
crecer, salvo escasas excepciones como en 2015. Hay empresas como
Ferrero, que produce Nutella, uno de los productos más señalados, que
han defendido abiertamente su uso con campañas de publicidad en algunos
países como Reino Unido.
Distribución. La mala imagen social de este producto
está llevando a los grandes grupos de supermercados en España a
negociar con sus proveedores para eliminar el uso de este aceite en sus
productos de marca blanca. Alcampo, Dia, Mercadona o Eroski han
anunciado medidas en este sentido.
ONG e instituciones. La mayoría de llamamientos para
la eliminación del aceite de palma proceden de ONG ecologistas, quienes
critican los efectos en la deforestación. En el plano de la salud, los
organismos internacionales se han limitado a recomendaciones dietéticas y
ninguno ha optado por pedir su prohibición.
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