Pedro Sánchez ganó en la Región de Murcia las primarias socialistas
con 2.500 votos. Pero entre sus adversarios lo superaron en
cuatrocientos: Susana Díaz, 2.100, más Patxi López, 800. Cuatrocientos
votos es, además, la diferencia entre el sufragio de Sánchez y el de
Susana Díaz. Patxi López ha sido absorbido por la mayoría de Sánchez,
por lo que las cuentas en Murcia nos darían una mayoría para el
secretario general de 1.100 votos respecto a la opción Susana.
Es
un panel que merece la pena considerar si se diera por supuesto que en
unas primarias para la elección de la secretaría general socialista en
la Región se repitieran mecánicamente los resultados de las nacionales.
Pero es obvio que esto no será así.
Entre los votantes de Pedro
Sánchez, por poco que se indague en la calle o en las redes sociales,
hay ya diferencias de criterio sobre la elección del sustituto o
sustituta de González Tovar: unos aseguran que «hay que abrir las urnas
sin ningún pacto previo entre candidatos para que la democracia de las
bases se manifieste en toda su integridad», un discurso que aspira a
mantener en la Región la rebelión de los militantes que parece encarnar
el alcalde de Alhama, Diego Conesa, quien ya ha ofrecido a través de
Facebook su plena disponibilidad para encabezar la alternativa.
Pero
otros militantes que se han significado en favor de Sánchez no dudan en
expresar que la mejor opción sería María González Veracruz, de quien
señalan los valores de experiencia y popularidad, quitando importancia
al traspiés de su circunstancial adscripción en las primarias a Patxi
López, quien, al fin y al cabo, ha aceptado integrarse en la nueva
ejecutiva nacional de Sánchez.
A pesar de que el líder nacional
no ha mostrado gestos de comprensión a las posiciones de González
Veracruz durante las primarias (nadie puede confirmar que hayan cruzado
ni cuatro palabras desde el inicio de esas elecciones) y no ha reparado
en el desgaste que supuso para ella la fórmula del ´imperativo´ en la
abstención para la investidura de Rajoy, en el PSOE murciano muchos
aspiran a la recomposición de las relaciones políticas entre la diputada
y Sánchez, al que ésta apoyó hasta el final, o hasta lo que ella creyó
que era el final de Sánchez. La única señal implícita de que no hay
síntomas de venganza es que González Veracruz ha sido confirmada como
portavoz del Grupo Socialista en la comisión de Ciencia e Innovación del
Congreso de los Diputados.
Al día de hoy pueden darse por
proclamados dos candidatos a la secretaría general del PSOE murciano,
aunque ninguno de ellos lo haya hecho oficialmente: Diego Conesa y María
González Veracruz. Entre ellos está el juego. Las sugerencias de que
ambos inicien una negociación para el consenso pueden ser letales para
cada uno de ellos. Conesa quiere prolongar ´la rebelión de las bases´, y
cualquier signo de aproximación al tovarismo significaría ante los
suyos una renuncia a la conquista de las primarias nacionales, y más
porque es obvio que María González no jugará al consenso si no es ella
quien lidere la opción conjunta. Pero Conesa se puede equivocar si
quiere jugar al todo o nada, pues ´las bases´ pedristas de las
primarias, ya digo, están divididas.
Y hay que contar, además, con el
voto del susanismo, representado por ´las alcaldesas´, que se acercaron a
cuatrocientos votos del ganador. Habrá, pues, que contar con ellas.
María González, en un principio, mantenía con ellas una excelente
conexión, especialmente por razones generacionales, de modo que podría
recuperarla con cierta facilidad, dado que el susanismo ha hecho plafff,
pero solo en el caso de que muestre una posición alejada de la de su
padre, Rafael González Tovar, que es quien ha dado lugar al
fraccionamiento interno de la mayoría que su hija le cedió.
No cabe
pensar que la hija haga una exhibición pública de crítica hacia su
padre, pero es posible que en los contactos internos pueda plantear un
tipo de relaciones diferentes que convenzan a los titulares de los
poderes locales. González Tovar que, sin mayor mérito por su parte, se
ha visto galardonado con una larga ristra de alcaldes socialistas,
gracias, en la mayoría de los casos, a coaliciones diversas contra las
mayorías minoritarias del PP, ha muerto de ese éxito, ya que los
alcaldes y alcaldesas socialistas no se acomodan a su dirección.
El
principal problema para la reubicación en la política regional de
González Veracruz son las torpezas de su padre, pero en el PSOE se
conocen a la perfección estas circunstancias. Si perciben que la opción
González Veracruz no contiene trucos y que, sin necesidad de ´matar al
padre´ (que ya sería mucho pedir) puede abrir un espacio distinto a lo
conocido, tal vez haya un futuro para ella.
Sobre todo si Pedro Sánchez
no se toma un fin de semana en Murcia para proclamar que su candidato es
inequívocamente Diego Conesa. Pero no la hará, porque debe ser
consciente de que esos cuatrocientos votos de diferencia pueden volcarse
en su contra, tanto por defraudar a sus votantes (los votos de aluvión a
las propuestas maximalistas huyen con mucha rapidez a la primera
decepción) como por crear fracturas que traigan una estabilidad de corto
recorrido.
En teoría, Conesa sería la opción de arrastre en relación al
resultado de las primarias nacionales en Murcia, pero hay variables muy
sutiles después del espasmo de la militancia contra el ´golpe de
Estado´ de Ferraz y la subsiguiente abstención en favor de Rajoy. Ojo.
(*) Columnista
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