miércoles, 28 de junio de 2017

Querido Albert, sin soldados no se ganan batallas / Juan Carlos Bermejo *

Cinco meses han transcurrido desde que presenté mi candidatura a presidir Ciudadanos en las primarias que se celebraron la última semana de enero de 2017. Desde esa fecha, debo confesar que no salgo de mi asombro y mi grado de preocupación por el futuro del partido aumenta cada día más. La razón, la constante y continuada pérdida de efectivos, en muchos casos, difíciles de reemplazar.

Un importante analista político, que sigue habitualmente a mi partido, me decía Ya he perdido la cuenta de cuántas bajas van y dónde se han producido. Es una pena”. Otro no menos importante analista me subrayaba “Creo que en la Ejecutiva no son conscientes de la gravedad”.

En el proceso de primarias, cuando recibí el número de afiliados (que no el censo), descubrimos que habíamos perdido más de un tercio de los afiliados. Sólo un mes antes el partido había establecido el número de compromisarios en base a unos 31.000 afiliados, y el día de las primarias me informan que el número de afiliados era de 20.065. Se habían perdido más de 10.000 afiliados.

Tras la Asamblea de febrero de 2017, la sangría de bajas es constante, sin que parezca tener visos de parar. Todas las semanas soy conocedor, ya sea a través de chats, por llamadas de afiliados o directamente a través de los medios de comunicación en los casos más relevantes, de nuevas bajas del partido.

Sólo en los últimos días, han saltado por los aires los grupos municipales de Huelva y Segovia, a los que se suman el viernes pasado las Cortes Valencianas. Centenares de concejales, cargos orgánicos e institucionales, diputados autonómicos y diputados provinciales, han abandonado el partido en toda España.

A todos ellos, debemos sumar lo más preocupante. Según los datos que me llegan, se estiman en más de 13.000 las bajas netas de afiliados desde las elecciones generales de 2016. En Cataluña, la cuna y el germen de partido, casi el 40% nos han abandonado. En mi propio municipio, la agrupación de Las Rozas, una de las más relevantes de la región de Madrid, hoy tiene poco más de ochenta afiliados, cuando hace un año éramos unos ciento cincuenta.

En las elecciones de 2016, ya tuvimos serias dificultades en cubrir el territorio nacional para llevar a cabo la campaña electoral, dejando muchos lugares desatendidos por no tener efectivos suficientes. También nos fue imposible, incluso en las grandes ciudades, cubrir los puestos de apoderados en los colegios electorales de importantes distritos, no pudiendo controlar el proceso electoral con garantías y tampoco recopilar las actas de las mesas para su comprobación. Nótese el detalle de que en Madrid Ciudadanos estuvo a poco más de dos mil votos de obtener el séptimo escaño.

Esta situación, es un hecho insólito, que, salvo toda duda razonable, no ha ocurrido en ninguna organización política en España en tan corto espacio de tiempo. Me estoy refiriendo al ritmo de destrucción de la masa de afiliados.

A este paso, en el año electoral ordinario de 2019, Ciudadanos no tendrá efectivos en las calles, la campaña electoral será imposible realizarla con éxito y ni siquiera tendremos apoderados en la mayoría de los colegios electorales.

Durante las últimas semanas, hemos sido testigos de la elección de varias juntas directivas de agrupaciones locales. Allí dónde, en el año 2015, podíamos ver a un centenar de afiliados votando en algunas agrupaciones, hoy apenas lo han hecho un par de docenas. En algunos municipios y distritos menores, ni siquiera se ha podido crear la junta directiva por falta de afiliados dispuestos a ejercer el cargo.

El partido al que yo me afilié inundaba las calles de globos y camisetas naranjas, provocando notoriedad e ilusión en los municipios y barrios en los que se montaban las mesas informativas o los “cafés ciudadanos”. Esa imagen regeneradora, en las calles, y sin apenas medios, con el esfuerzo de la gente, se está perdiendo a marchas forzadas porque no tenemos efectivos para realizar esa función tan importante.

Esta situación, es insostenible. Hace escasamente un año, las mesas informativas en las calles estaban nutridas de afiliados y simpatizantes. A día de hoy, es muy complicado juntar media docena de personas en algunas agrupaciones, y en el mejor de los casos, se logra porque acuden de otros municipios o distritos vecinos afiliados incombustibles, así como algunos cargos institucionales. En algunas mesas puedo ver a una docena, pero si preguntas su procedencia, sólo unas pocas pertenecen a la agrupación. Estas personas son las que hoy por hoy están sosteniendo la imagen del partido a pie de calle, siempre, claro está, que cualquier día no decidan abandonarlo, como está ocurriendo a diario.

Las causas generales de las bajas en el partido parecen tener un denominador común, según me trasladan tanto los cesantes como fuentes del partido. Parece ser, la falta de coherencia, que provoca desorganización y desmotivación.   

También me ha sorprendido la respuesta ante la opinión pública que estamos teniendo ante las personas que abandonan el partido, donde en algunos casos las tildamos de tránsfugas y les exigimos que devuelvan el acta alegando que “es del partido”.

Personalmente, soy de la opinión de que un cargo institucional que no esté de acuerdo con las decisiones que tome el partido debe dimitir antes de no acatarlas y tratar de hacer valer sus opiniones por el cauce orgánico interno. Yo mismo se lo he pedido a algunos cargos y así lo han hecho. Pero a día de hoy, la Ley dice que el acta es de la persona, y no de los partidos, por lo tanto, debemos respetarlo y trabajar más en convencer a las personas discrepantes con argumentos razonables para que permanezcan en el proyecto. Si un afiliado abandona el partido, es nuestro fracaso y nuestra responsabilidad, no del afiliado.

En mi opinión, a las personas que, por un motivo u otro, corre por su mente la opción de abandonar el proyecto, no se les debe tratar como si fueran apestados y abandonarlos a la deriva, ya que de una manera o de otra, han contribuido a que el ideario del partido se haya extendido y hoy seamos la cuarta fuerza política en España.

Antes de que ocurra lo inevitable, se debe tratar de mantener a estas personas con la motivación e ilusión con la que arrancaron el primer día, para que se multiplique el número de afiliados y el partido pueda desarrollar su labor política con garantías para poder competir con éxito y ganar las elecciones. 

El análisis de estos datos y hechos que hoy expongo es una crítica constructiva para el bien de nuestro proyecto común. Desde esta columna de opinión hago un llamamiento a la Ejecutiva de Ciudadanos para que tome en consideración estos hechos y ponga en marcha las medidas necesarias para poner fin a esta situación.

No querer ver esta realidad, sería un error de consecuencias terribles que podría terminar con el partido en unos pocos años, del mismo modo que un cáncer va reduciendo la funcionalidad del ser hasta su fallecimiento.

La misión del Comité Ejecutivo debe ser recuperar el espíritu y la motivación que llevó al partido a contar con más de 30.000 afiliados que recorrían toda España con la ilusión y la fuerza que supone apuntar en la misma dirección, y multiplicar esa cifra con el trabajo diario. Para ello, cuentan con todo mi apoyo.

Por cierto. Mucho cuidado. Las encuestas pueden ser, no siempre, una guía que permite saber cuál es la intención de voto sobre un partido. Pero hay un hecho que es indiscutible del que la Historia es fiel testigo. Sin soldados, no se ganan batallas, y la próxima batalla electoral está a la vuelta de la esquina.


 (*) Militante de C's en la Comunidad de Madrid
 

PD: Hoy les dedico el tema “Personal Jesus” de Depeche Mode https://youtu.be/u1xrNaTO1bI


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