sábado, 10 de junio de 2017

El PP indiferente tras la bofetada del Constitucional / Fernando G. Urbaneja *

En el Partido Popular han resuelto, de momento, el varapalo del Constitucional a la amnistía fiscal de marzo de 20112 con un escueto: “afecta a la forma y no al fondo”. Falso, afecta a la forma y al fondo, el apartado 6º de los fundamentos de la sentencia son concluyentes. “la disposición adicional primera del real decreto ley 12/2012 ha afectado a la esencia del deber de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos que enuncia el art 31 de la CE, alterando sustancialmente el modo de reparto de la carga tributaria…” Semejante argumento ¿no es de fondo?

Lo que la excusa del PP acredita es que su vara de medir los propios errores se aproxima a la nada, lo cual les hace muy poco fiables, muy poco serios. Los gobiernos Rajoy se han caracterizado por la presencia dominante de altos funcionarios y “aparatistas” o burócratas del partido; de estos últimos cabe presumir incompetencia jurídica, dificultad para redactar leyes correctas. Pero no de los primeros, salvo que sean altos funcionarios poco experimentados, mal preparados.

A la vista de la baja calidad de las leyes redactadas durante los últimos años: largas, mal redactadas, sometidas a demasiadas correcciones posteriores… hay que concluir que esa promoción Gloriosa de abogados del estado que tanto pesa en el gobierno fue de menos competentes en la historia del cuerpo, en resumen más expertos en relaciones que en leyes.

El varapalo del Constitucional a la amnistía fiscal de 2012 (concepto o aceptado por Hacienda que sostiene que hizo una regularización) es de tal calibre que en circunstancias normales alguien debía asumir alguna responsabilidad, es decir dimitir. Aunque solo fuera por vergüenza profesional.  Corcuera dimitió por el traspiés con la ley de seguridad, Montoro tendría que hacer algo semejante, especialmente por su condición de catedrático de Hacienda Pública.

Nadie va a dimitir ni siquiera a dar explicaciones. Luego que no se queje de la crítica de que la nuestra es una democracia averiada, un marco institucional debilitado y una seguridad jurídica perjudicada. Al comenzar la primera legislatura Rajoy escuché a un alto cargo (y alto cuerpo) decir que eran un equipo que legislaban “rápido y bien”. Mera pretensión, quizá rápido, pero poco bien. Legislan largo y con baja calidad. Ocurrió con la reforma laboral que los tribunales han desdibujado en sus aspectos esenciales y ha ocurrido con la las normativas de rescate bancario, al menos hasta que ha intervenido la normativa europea y el BCE.

El varapalo del constitucional, que no tendrá efectos prácticos, aunque si morales y políticos es por unanimidad y con un ponente (Andrés Ollero) nada hostil al gobierno. Demasiado para el cuerpo, pretender que se refiere a aspectos formales poco relevantes, que la sentencia no cambia nada… es poner de manifiesto una cara dura de cemento armado, y un clamoroso desprecio por el orden jurídico y la jerarquía constitucional.


(*) Periodista y politólogo


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