lunes, 19 de junio de 2017

Yo dimito tú dimites nosotros dimitimos / Adrián Ángel Viudes *

Asomémonos, a través de una virtual puerta entreabierta, a una de las clases de formación de las Juventudes de cualquiera de los partidos políticos en boga. Leemos en el frontispicio del aula: DIMISIONES.

A coro se está declinando el verbo dimitir: Yo dimito, tu dimites, el dimite, nosotros no dimitimos….. En el aula contigua se lee: “CULTO AL LIDER”.

No es el dimitir verbo que se conjugue entre nuestros políticos. Debe ser porque en las aulas de formación de las juventudes no se ha exigido suficientemente.

El fiscal anticorrupción de la Región de Murcia, en el caso Auditorio, por el que está siendo investigado el señor Sánchez, se ha pronunciado con total rotundidad solicitando al magistrado instructor que procese al investigado por tener certeza de haber cometido aquel varios ilícitos penales. Es más hace hincapié en que hizo prevalecer su voluntad saltándose la legalidad.

También el magistrado Sr. Quiñonero ha estimado que el señor Sánchez no decía la verdad durante su interrogatorio por el caso Púnica y está a un paso de sentarlo en el banquillo.

El inefable diputado señor Bernabé, comparece y dice que el auto del fiscal demuestra que todo el dinero de la subvención está invertido en el Auditorio. Ni sabe leer, ni creo que le sirva para nada su titulo de abogado. Lo que dice el fiscal en su demoledor auto no es que no pudiera existir malversación y fraude, sino que estos dos delitos están todavía siendo investigados en el Juzgado de Instrucción de Lorca.

Tío Ramón Luis y su querido sobrino, el consejero de Cultura, sabían que lo del Auditorio no estaba claro, pero había que apoyar, con dinero publico, a PAS para que el brillo de su actuación como alcalde de Puerto Lumbreras lo llevara en volandas hasta San Esteban.

Aprovechando el sobreseimiento del caso del chalet, descabezaron al presidente Garre para hacer candidato al delfín de don Ramón Luis. Ni una sola voz, de entre los componentes de la Junta Directiva y Comité Ejecutivo del Partido Popular se alzó en demanda de explicación de la torticera maniobra.

Terminadas las elecciones en las que el PP perdió una gran cantidad de votos y escaños, esos mismos directivos no dudaros en aclamar a don Pedro Antonio como Presidente de su partido.

El TSJM llama a declarar como investigado al Presidente, y en ese momento Ciudadanos le exige la dimisión de acuerdo con lo pactado en la investidura.

PAS se niega con la excusa de que no está imputado formalmente, pero tiene que dimitir forzado por el miedo de Rajoy a perder el gobierno regional.

Mientras tanto el Comité Ejecutivo y la Junta directiva claman en apoyo de la honradez de PAS y acusan a la oposición de querer ganar en los despachos lo que las urnas les negaban.

PAS se enroca y a cambio de su dimisión exige que se elija al señor López Miras, no porque sea el mejor de entre los parlamentarios populares, sino porque es del único que se fía como guardián del sillón al que espera regresar. Comité Ejecutivo y Junta Directiva asienten y aclaman a FER

¿Y ahora qué? ¿Volverán a tronar desde las tribunas que no pasa nada? ¿Imitaran a su Jefe Mariano y nos dirán que ahora están gobernando en serio y que todo lo demás son chismes? 

Cualquiera sabe; fuera hace frío y muchos de los silentes no están preparados para vivir sin mamar de la teta del presupuesto. Pero lo que si sé es lo que deberían hacer para evitar el hundimiento de ese partido que un día despertó la ilusión de miles de murcianos: Dimitir en masa, ceder el mando a una gestora de buenos militantes populares que los hay a cientos, y no seguir haciendo el juego a los que solo miran por su propio interés.

La democracia se basa en la confianza entre electores y elegidos, cuando esa confianza se quiebra empieza el declive. Para evitar daños irreparables es por lo que existen las dimisiones, pero si quien debe exigirlas se convierte en cómplice de los causante del desastre, el sujeto debe ampliarse, y dimitir ya no es de cosa de uno sino de muchos.




(*) Ex presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena.



(Publicado hoy en La Verdad)

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