jueves, 29 de junio de 2017

Ahora le toca al FT y no se aclara / A.R. Mendizabal *

Tras el des­di­chado edi­to­rial de The New York Times con des­precio de la Constitución Española, que to­davía no ha rec­ti­fi­cado seis días des­pués de la pi­fia, ahora le toca a otro diario de re­fe­rencia y de re­ve­ren­cia. En un lar­guí­simo ar­tículo, o re­por­taje, o re­fle­xión per­sonal porque hay frases en pri­mera per­sona, el co­rres­ponsal de Financial Times en España, Tobias Buck, trata de des­en­ma­rañar el ‘inminente con­flicto’ sobre ‘el fu­turo de Cataluña y el alma de España’. 

Nada menos que eso. Aunque la expresión suene cursi, el texto colgado este jueves en el portal del FT es un intento de comprender qué pasa con Cataluña. Tal vez es un empeño fallido, porque sin querer o por voluntad propia las 4.602 palabras escoran demasiado del lado de los independentistas. Son unos 13 folios más o menos, separados en cuatro partes por asteriscos, que aparecerán en el Magazine de fin de semana del diario financiero.

El título del reportaje (con diálogo interior incluido) es un tanto confuso: ‘Cómo el referéndum en Cataluña pone al descubierto una España dividida’. La idea central no es esa, sino más bien cómo en Cataluña hay división de opiniones sobre la independencia. Que no es lo mismo. Aunque una de las cuatro partes está dedicada por completo a Arenys de Munt, sin que se contraste con otra población que opine mayoritariamente en la otra dirección. Aunque sólo fuera para equilibrar.

Pero por lo menos, Buck se apunta un tanto en un punto crucial en el que docenas de periodistas y medios extranjeros han fallado lamentablemente: ¡cita directamente el artículo 2 de la Constitución Española que consagra ‘la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles’! Es el primero en hacerlo. Los demás que han escrito o hablado del soberanismo catalán simplemente se han escudado en que el Gobierno se opone al referéndum de independencia y que lo tacha de ‘ilegal’.

A diferencia también del editorial del NYT, el FT no se decanta directamente a favor del referéndum ni de la independencia. Pero hay sutilezas, ente ellas la elección de los entrevistados para el reportaje. Sin ir más lejos, el vicepresident Oriol Junqueras, que tiene el honor de que Buck le dedique el primero y el último párrafo. En el primero habla de ‘un conflicto de siglos’ en el que ‘en una mano está Cataluña y en otra España’, que ‘no se reconocen mutuamente la una en la otra’ y que tienen ‘diferentes prioridades’.

En el último párrafo y para cerrar su relato, Buck escoge más que una frase una exclamación de Junqueras para dejar constancia de que pase lo que pase ahora, el 1-O o en esta etapa, la ‘lucha por la independencia nunca terminará’. El grito es: ‘Lo intentaremos, lo intentaremos, lo intentaremos’.

Otros interlocutores en los que Buck ha buscado explicaciones para comprender la situación actual incluyen a Artur Mas, que se jacta o amenaza con que si el Gobierno quiere impedir el procés, ‘¿qué van a hacer si hay millones de gentes en la calle, a quién va a enviar?’. También hay intelectuales sensatos como la profesora Teresa Freixas, el escritor Javier Cercas o el historiador Joan Luis Marfany, catedrático jubilado de la Universidad de Liverpool. No hay ninguna frase, ni directa ni indirecta, de ningún miembro del Gobierno ni del Tribunal Constitucional. Sí aparece un parrafito de cuatro líneas y media (más una foto) de Inés Arrimadas en la que la líder de Ciudadanos en Cataluña se queja de que ‘la crisis nos ha traído el populismo y el nacionalismo’, pero que para los soberanista ‘toda la culpa es de España’.

La idea de la crisis económica y financiera como carburante para el independentismo la respaldan otros interlocutores de Buck. Por ejemplo: Cercas: ‘Lo que ha ocurrido en Cataluña es lo mismo que ha ocurrido en Europa y en España. Sufrimos una crisis como la del 29, una crisis que cambió el mundo, que ha traído a Trump y el Brexit’.

La gran contradicción del reportaje del FT que choca consigo mismo está en el apoyo que atribuye a los soberanistas. En el sumario de la cabecera escribe: ‘El movimiento de independencia de la región está ganando terreno’. Pero luego, en el texto, dice otra cosa: ‘Pero todavía no hay en Cataluña una mayoría para la independencia; ni es seguro que los catalanes puedan votar este año‘ en su referéndum. Y más adelante: ‘El apoyo a la independencia estuvo por encima del 30% en 2011, y dos años más tarde, alcanzó un récord absoluto del 48,5%; el porcentaje ha caído levemente desde entonces’.

El reportaje trata de adentrarse en los recovecos de la historia según unos y según otros, pero ni en 13 folios podría aclararlo. Excepto en un punto: al hablar de la caída de Barcelona, cae aparentemente en la tesis inventada por los independentistas de la opresión española. No cuenta que se trataba de una Guerra de Sucesión, no de una Guerra de Secesión.

Lo más llamativo del reportaje es el personaje ausente. El president Puigdemont no aparece ni por el forro y no se le menciona ni una sola vez.


(*) Periodista


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