Los bancos
españoles necesitan mejorar la rentabilidad, acumular más
reservas de capital y adaptar sus posiciones de financiación. Así
de claro es el Fondo Monetario Internacional sobre la situación del
sector financiero en España. Hace tantas advertencias sobre los
bancos que parece quisiera curarse en salud. ¿Qué sabe de los
riesgos del sector financiero español el FMI que no dice?
A los técnicos les gusta el proceso de consolidación y esperan que continúe, pero sobre los riesgos no dicen una palabra más.
El informe que todavía es el de los técnicos del FMI, a la espera que
lo apruebe el Directorio Ejecutivo, deja claro que no les gusta
demasiado cómo realiza el Banco de España sus trabajos de supervisión y
para que no haya dudas, además pide mejorar la defensa de los clientes
del sector bancario.
El último párrafo de la declaración final de la Misión de la Consulta
del Artículo IV del Fondo Monetario Internacional del 2017 a España es
muy claro: hay que reformar como se eligen las autoridades de
supervisión del sector financiero.
El FMI es muy halagador con las mejoras que se han producido en la
economía y en la generación de empleo, de las que dice que son
impresionantes pero propone un amplio paquete de reformas o mejoras en
el ámbito financiero que concreta en tres prioridades a corto plazo:
atajar las debilidades que todavía subsisten y los legados de la crisis,
prepararse para manejar turbulencias que amenacen la estabilidad
financiera, y fortalecer y modernizar el marco institucional.
No se quedan ahí las alertas del organismo con sede en Washington.
Recomienda que se establezca un Consejo del Riesgo Sistémico
interinstitucional para potenciar la vigilancia de este riesgo sistémico
y la toma de decisiones macro prudenciales. Es curiosa la justificación
que da: “ayudaría a abordar la creciente interconexión sistémica del
sector financiero”.
Lo cierto es que no parece que resulten muy coherentes las ideas
expresadas por los expertos del FMI. Por una parte recomiendan más
concentración del sector para capitalizarlo y hacerlo más rentable y,
por otra, alerta de que justamente lo que propone convierte al sector en
difícilmente gobernable.
Estas oscilaciones ideológicas forman parte de la propia historia del
sistema financiero. Unas veces se propone su concentración, para poco
después tener que legislar para limitar esta concentración con el fin de
evitar los riesgos sistémicos en que se convierten estas entidades al
hacerse tan grandes. Se da la paradoja de que las entidades pensadas
para salvar al mundo, exigen finalmente que todo el mundo se organice
para salvarlas a ellas.
Lo advierten, a su manera los del FMI. Aunque asegura que “las
disposiciones actuales en materia de resolución para bancos de
importancia sistémica están funcionando bien por ahora, con el tiempo
debería abordarse la fragmentación de dichas disposiciones mediante la
revisión del sistema existente, que separa las responsabilidades
preventivas y ejecutivas en materia de resolución de bancos y sociedades
de inversión”.
A los expertos internacionales les siguen preocupando los riesgos del
sector inmobiliario español y proponen más poderes de supervisión para
el Banco de España a la hora de afrontar una futura acumulación de
riesgos en la exposición del sector inmobiliario.
Pese a que comienza alabando los planes para potenciar la gobernanza
de ciertas partes de la arquitectura institucional dice que lo hace
porque “incluyen reformas del proceso de selección de las autoridades de
supervisión del sector financiero, el establecimiento de una agencia
independiente de seguros y fondos de pensiones, la introducción de un
sistema único de defensor del cliente que se ocuparía de las
reclamaciones de los consumidores sobre productos financieros, y el
traspaso de la responsabilidad en materia de estándares contables y
supervisión de auditoría de una institución perteneciente al Ministerio
de Economía al regulador de mercados de capitales”.
Leído con detenimiento el trabajo de los expertos de Washington, no
puede decirse que el FMI haya querido enviar un mensaje de tranquilidad
sobre el sector financiero español. Y se suma así a tantos otros.
Veremos qué dice en la Comisión de Investigación de la crisis financiera
el exgobernador del Banco de España, Jaime Caruana. Suiza le da una
tribuna de privilegio.
(*) Periodista
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